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Crónica mínima

Posted on 7 diciembre, 2018

Cristina Híjar González [1]
 
 
La octava Conferencia de Clacso [2] en Buenos Aires fue como tantas otras actividades similares: cientos de ponentes, mesas paralelas y diversas sedes que impiden asistir a todo lo que uno quisiera. Los grupos de trabajo sesionaron por separado durante los últimos dos días, con intervenciones muy breves que no permitieron profundizar en ningún tema pero sí dejar apuntadas las preocupaciones o problemáticas. Sin embargo, la convivencia sí dio lugar al intercambio de ideas y proyectos que, esperemos, puedan concretarse.

 
 
Los dos primeros días el evento se realizó en un estadio en el que el auditorio, la cancha cubierta y una explanada al aire libre fueron insuficientes para dar cabida a cientos de personas deseosas de escuchar a los invitados especiales, cosa que fue posible gracias a las pantallas gigantes que incluían un recuadro con expresivas compañeras en lenguaje de señas.
 
 
Hay algunas cosas por comentar, todas ellas apreciaciones personales sobre lo acontecido. Por supuesto, Brasil ocupó un lugar protagonista. Ele não fue coreado más de una vez, lo mismo que el despliegue de los pañuelos verdes de las compañeras argentinas. Las participaciones de Dilma Rousseff y Cristina Fernández causaron gran expectativa, no sin razón con Macri y Bolsonaro en las presidencias. Pepe Mújica no asistió.
 
 
Dilma planteó en su análisis algo importante al recalcar que no se trata de adversarios sino de enemigos, que destruyen, por ejemplo, la posibilidad de que millones de brasileños se sigan beneficiando con los médicos cubanos que serán expulsados por Bolsonaro.
 
 
Cristina fue recibida en medio de una enorme ovación y cánticos de “van a volver”, principalmente por jóvenes que refrendan su compromiso en la defensa de la democracia. Mucho más conciliadora que Dilma, hizo un recuento comparativo de lo logrado por los Kirchner contra el desastre económico-social de Macri. Recordó que ella encabezó el único gobierno que ha sido despedido por el pueblo en Plaza de Mayo, y no pude evitar pensar en la bienvenida a Andrés Manuel López Obrador en México. Invitó, sin embargo, a repensarse sin polarizaciones (no más izquierda vs. derecha) y formar un frente cívico amplio de oposición con nuevas arquitecturas institucionales.
 
 
Después de ellas, se desarrolló un amplio programa imposible de atender en su totalidad. Saludos de Podemos invitando al encuentro de los pueblos contra quienes se encuentran en todos lados por cumbres y reuniones como la del G20 en los próximos días. El homenaje al 60 aniversario de la Revolución Cubana, con dos de los cinco héroes cubanos recibidos con ovación. La lucha feminista presente en voz de varias mujeres, como Rita Segato quien calificó de “crimen organizado” la esfera paraestatal de control de la vida en nuestros dolidos países “sitiados desde adentro” por la complicidad de poderes reales y de facto, como la Iglesia, dueños de territorios y vidas, para acabar planteando la necesidad de desmontar el mandato de masculinidad y erigir una democracia realmente plural para no reducirse a la dictadura de la mayoría. La mesa dedicada a la lucha palestina con la conmovedora intervención de una niña y el alerta manifestado por el representante palestino ante la Unesco respecto a que ocho de cada diez niños palestinos quieren ser comandos suicidas. La entrega del Premio Juan Gelman al Equipo Argentino de Antropología Forense por sus aportes nacionales e internacionales; no por nada estuvo presente nuestra querida María Herrera, con las fotos de sus cuatro hijos desaparecidos, como testigo silencioso y digna representante de México hoy.
 
 
Mención aparte merece la intervención de Boaventura de Sousa Santos, quien se negó a explicar la igualdad al 1% más rico de la humanidad, título de su intervención, argumentando en el sentido de que sería como pedir al cacomixtle que se vuelva vegetariano (frase tan citada por Alberto Híjar). Sin concesiones, comenzó señalando algunos “peros” fundamentales a quienes le antecedieron. A todos los felicitó y celebró, pero a Dilma le sugirió un poco de autocrítica; a Cristina le hizo notar que hoy, más que nunca, es importante la distinción entre izquierda y derecha; a Álvaro García Linera le reclamó la nula referencia en su intervención a la pachamama y al buen vivir. Peros fundamentales cuando de pensamiento crítico se trata. Siguió argumentando por la defensa de la vida, señalando la necesidad de tomar el poder para transformar al mundo y transformar al poder para poderlo hacer. Recalcó la importancia insustituible de las calles como escenario de disputa y confrontación entre distintos proyectos de futuro y la necesidad de asumir esta lucha desde “la razón caliente”, o en palabra de los indígenas ecuatorianos: corazonando. Caracterizó la dominación del siglo XXI con la tríada capitalismo-colonialismo-patriarcado y la necesidad de unirnos para superar las luchas fragmentadas. Epistemologías del sur y ecología de saberes, herramientas y recursos fundamentales nacidos al calor de nuestras luchas. Advirtió que en el futuro, los crímenes financieros y los ambientales serán los crímenes de lesa humanidad por castigar. Hizo mención a la Comuna de Oaxaca de 2006, señalando su importancia aún no advertida como ameritaría, en tanto ensayo de poder popular que duró más que la Comuna de París, y finalizó invitando a transformarnos en “rebeldes competentes” para generar un gran proyecto alternativo al desastre mundial actual.
 
 
La mesa de Brasil con excandidatos de oposición a la presidencia y a la vicepresidencia fue muy bien recibida. No pudo estar Haddad por enfrentar ya un proceso judicial, pero sí los muy jóvenes Boulos y Manuela D’Avila, ubicados a la izquierda del PT. Al grito de ¡Lula libre! se pusieron unas máscaras con el rostro del expresidente ahora preso. Boulos invitó a perder el miedo y a mantener viva la esperanza, citando a Frei Betto y a Galeano a propósito de un grafiti que decía: “dejemos el pesimismo para tiempos mejores”.
 
 
México ausente. La antropóloga y feminista mexicana María Mercedes Olivera fue reconocida con uno de los premios Clacso 2018. Fuera de eso, nada. Si uno ve los títulos de las mesas, podríamos haber participado en varias, por ejemplo: “derecho a la información” con nuestros más de 110 periodistas asesinados pero también con nuestras muchas radios comunitarias; “contra el patriarcado”, con nuestras muertas y asesinadas todos los días; “la lucha por la paz y la justicia” con nuestros cerca de cuarenta mil desaparecidos y doscientos mil muertos sin verdad ni justicia; “poder ciudadano y justicia” con nuestros múltiples empeños organizativos en lucha en todos los ámbitos de la vida social… Bien señaló el representante cubano de ALBA movimiento: “la práctica va por delante de la academia”.
 
 
Me reservo compartir mis sensaciones y sentimientos dolidos, pero sí señalo que me resulta increíble. No sé si es porque no tenemos dignos representantes en ciencias sociales, lo cual dudo, o porque el comité organizador nos dejó fuera, a México, el país solidario con exilios de todo tipo a lo largo del siglo XX, desde Sandino hasta todo el cono sur, la preparación de la expedición en el Granma, las revoluciones centroamericanas, etcétera. Y no solo: el México actual tan necesitado de solidaridades y empatía frente a la brutal crisis de violencia que enfrentamos a todo nivel. A cincuenta meses de la desaparición forzada de nuestros 43, de los miles amorosa y tenazmente buscados por los cientos de colectivos de familiares, de las caravanas migrantes, de nuestras mujeres y niñas asesinadas todos los días, de nuestros defensores de la tierra y sus recursos perseguidos, encarcelados y asesinados y suma y sigue… no hubo resonancia en el foro latinoamericano por excelencia, no porque no existan sino porque alguien, algunos, algunas, no nos incluyó. Y duele.
 
 
Jamás minimizaría lo que pasó y está pasando en Argentina y Brasil, ni comparo cifras del horror porque todxs y cada unx cuentan. María Herrera, su hijo y un compañero que la acompañaban pensaron que tendría oportunidad de dar un mensaje; no fue así, como subió la bajaron, ni siquiera fue presentada. Ante esto, imposible no pensar que los muchos llamados a la fraternidad latinoamericana se quedaron cortos con nuestro que-herido país. ¿La solidaridad es la ternura de los pueblos? Un sabor amargo me acompaña en estos días a pesar de repartir postales de nuestros antimonumentos, aprovechar cualquier oportunidad para informar a queridxs compañerxs, hacer mención de nuestra memoria herida en este 2018: los cincuenta años de la masacre de Tlatelolco; los veinte años de la masacre del Charco en Guerrero, en donde fueron asesinados por el ejército once indígenas campesinos y un estudiante de sociología de la UNAM, Ricardo Zavala, en tanto que Érika Zamora, estudiante del Colegio de Ciencias y Humanidades, permaneció cuatro años presa. Y, hoy 26 de noviembre, ya llevamos más de mil quinientos días y noches esperando a los 43 estudiantes detenidos-desaparecidos de Ayotzinapa y exigiendo verdad, justicia y castigo a los responsables. Que por nosotros no quede.
 
 
¡Viva México en lucha!
 
 
Buenos Aires, 26 de noviembre 2018.
 
 


[1]
Orgullosa mexicana miembro del Colectivo Híjar.

[2]
Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales.

 
 
 
 

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