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GIRO GRÁFICO. COMO EN EL MURO LA HIEDRA

Posted on 6 junio, 2022

Breve e incompleta crónica de la exposición internacional de acciones gráficas y visualidades de la RedCSur en el Museo Reina Sofía

Cristina Híjar González

 

 

I

Sabemos que lo personal es político pero lo político también es personal. No puede ser de otro modo, de ahí los compromisos asumidos y las pasiones a flor de piel. Así lo asumimos los 30 investigadores participantes en la exposición Giro Gráfico. Como en el muro la hiedra, pertenecientes a la Red de Conceptualismos del Sur, promotora de esta iniciativa, e invitados externos, como yo, que durante un buen tiempo probamos la posibilidad del gozoso y fructífero trabajo colectivo con todo y las muy pocas diferencias que no nos impidieron llegar a acuerdos fundamentales para el éxito del proyecto. Justo y necesario es reconocer el extraordinario trabajo del equipo coordinador de la RedCSur para esta muestra: Ana Longoni, André Mesquita, Guille Mongan, Sylvia Suárez y Tamara Díaz, quienes condujeron, durante casi seis años, el barco cargado de retos y desafíos para llevarlo a buen puerto.

 

El subtítulo de la exposición: Como en el muro la hiedra, hace referencia no solo al verso de la emblemática canción de la chilena Violeta Parra sino también, como se deduce del epígrafe del texto introductorio del libro-catálogo, al poema de Marta Dillón, “Un organismo vivo”, en donde equipara el accionar de la memoria con una enredadera que crece y florece en aparente desorden sobre las paredes y en donde de cada rama salen otras más hasta cubrir toda la superficie sin saber en dónde inicia y en dónde termina. Qué más da, ahí está cubriéndolo todo.

 

 

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Giro, entendido como revuelta, de gráfica que estalla en las calles de nuestras ciudades, producida tanto por trabajadores del arte y la cultura sensibles a la necesidad de articular sus capacidades y recursos de significación a los momentos social y políticamente críticos, a los movimientos sociales alzados por demandas y reivindicaciones concretas, como también las expresiones gráficas anónimas que no solo se movilizan al calor de estos movimientos sino que se crean y generan otras y nuevas dejando señales y huellas de lucha y memoria; ambas formas de producción y circulación operan como testimonios históricos en su doble acepción: como información del acontecimiento histórico y, también, como muestra de los medios y modos de los decires gráficos en un tiempo y coyuntura histórica concreta.

 

La exposición no tiene un orden cronológico ni un periodo temporal definido; aunque enfocada en prácticas presentes, los hilos y referencias de distintos momentos en diferentes países se tejen y aprecian en todo momento. No es exhaustiva ni tampoco están presentes todos los países de América Latina, no por omisión sino por incapacidad real y humana de abordarlo todo. Presentes están Argentina, Brasil, Colombia, Cuba, Chile, El Salvador, Estados Unidos, México, Nicaragua, Paraguay, Perú y Uruguay.

 

Casi seis años de arduo trabajo, interrumpido por la pandemia que pospuso más de un año la exposición en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía en Madrid, lo cual permitió afinar los textos del muy bello libro-catálogo acompañante y detalles pendientes. Finalmente, la muestra fue inaugurada el pasado 17 de mayo con un Encuentro los dos días posteriores, titulado “Acción gráfica, revueltas y antifascismos” con cuatro mesas redondas y una asamblea; tres talleres de “estallidos gráficos” y visitas guiadas conducidas por investigadores y artistas participantes.

 

Incluyente de algunas experiencias fundacionales desde los años 60, la exposición reúne acciones gráficas individuales y colectivas del presente en América Latina, haciendo evidente los contagios y resonancias en los modos y medios de abordar las urgencias que compartimos: los mismos dolores, los mismos agravios, la misma necesidad de memoria, verdad y justicia. Entre las experiencias históricas referidas como genealogía de acciones visuales,  se incluyó una selección de carteles de la OSPAAL, la Organización de Solidaridad de los Pueblos de África, Asia y América Latina, fundada en La Habana en 1966; una parte del Comunicado Gráfico del Grupo Mira; las banderas y material documental de la AIDA, Asociación Internacional en Defensa de los Artistas víctimas de desaparición forzada en Argentina; carteles del Frente Homosexual de Acción Revolucionaria de París y del Taller 4 Rojo de Colombia, y piezas emblemáticas de Juan Carlos Romero, Julio Le Parc y Mirta Dermisache de Argentina, Luz Donoso de Chile, entre otros.

 

 

 

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Diez salas del MNCARS, un par de vestíbulos y un pasillo fueron okupados por las muy variadas expresiones gráficas, con un montaje museográfico dividido en núcleos temáticos muy trabajados entre los investigadores, para agrupar piezas y artefactos con el suficiente espacio de exhibición para su cabal apreciación. Algunas con cédulas explicativas necesarias para entender el contexto y las condiciones de su producción. Los núcleos temáticos conceptuales derivaron de los mismos diálogos entre los investigadores participantes a partir de las piezas y producciones incluidas: gráficas intempestivas, arseñal, cuerpos gráficos, la demora, persistencias de la memoria, en secreto, pasafronteras, territorios insumisos y contracartografías. Se incluyen, además, dos espacios particulares: la Biblioteca cuir y el Ágora del presente que plantean modos distintos de “habitar la muestra”. En la primera, con pufs para acomodarse, se pusieron fanzines, publicaciones independientes, carteles, impresiones gráficas diversas para que el público pueda sentarse y tocar, leer, ver, conocer gozosamente un poco de todo este universo. La segunda, incluye tres grandes pantallas en donde se proyectan simultáneamente videos y diapositivas diversos, desde una selección de las potentes coreografías de la canción “Un violador en tu camino” en distintos lugares del mundo, hasta una serie de imágenes de acciones gráficas en México, entre otros. Más videos están distribuidos en las distintas salas como el de Clara Albinati sobre el Colectivo Alvorada de Brasil o el del performance de la argentina Mariela Scafati, “Ni verdaderas ni falsas”, acción afectiva mediante su cuerpo parlante a través de la colocación, una sobre otra, de muchas camisetas con distintas leyendas que le significan, acción que realizó en vivo en dos ocasiones. Las luchas feministas contra las violencias cruzan en varios momentos la exposición, por ejemplo, con los carteles de la campaña gráfica #VivasNosQueremos de Argentina.

 

Espectaculares los muros cubiertos de impresos gráficos como el de Resistencias Tipográficas con el que da inicio el recorrido o el de Cromoactivismos. De piso a techo, los carteles contundentes. La lucha mapuche, Standing Rock en defensa de la tierra y el territorio, y las resistencias de la comunidad LGBTQ+ presentes a lo largo de la muestra. En un pasillo externo a las salas se exponen las contracartografías: los mapeos en Buenos Aires y en Lima de las casas de genocidas y centros clandestinos de detención y tortura junto con el mapa del sistema del metro en la Ciudad de México con las intervenciones y renombramiento de estaciones de Redretro. También el producto del taller impartido por Iconoclasistas en Lavapiés, barrio aledaño, del mapeo colectivo de los sitios fundamentales de las luchas activadas por la comunidad vecinal. En este espacio se ubica también el diagrama de la exposición con los núcleos temáticos y los participantes de cada uno para visualizar la dimensión del trabajo emprendido.

 

Dice Veena Das, antropóloga estadounidense, que la violencia aniquila el lenguaje, de ahí la necesidad de la vía poética para re-presentar lo intransmitible de otro modo. Poéticas de las resistencias compartidas, como los bordados presentes de México (Gabriela Arroyo y Fuentes Rojas con sus Bordados por la Paz y la Justicia), Brasil (con el Colectivo Alvorada y Linhas do Horizonte), El Salvador (Colectivo de Mujeres del refugio de Colomoncagua en Honduras) y Argentina con bordadoras bolivianas y paraguayas migrantes agrupadas en la cooperativa gráfica La Voz de la Mujer o la similitud en la forma de presentar los rostros de los defensores de la tierra y el territorio asesinados en Colombia y los normalistas detenidos-desaparecidos de Ayotzinapa y las pancartas de lxs desaparecidxs políticxs en Uruguay que salen a marchar cada año. Emblemas y relatos con historia.

 

También presentes los migrantes con los grabados de Alfredo López Casanova de México y con las fotografías de una pareja ejemplar estadounidense que visibiliza a los invisibles en Bel-Air, Los Ángeles: Jay Lyn Gómez recorta y dibuja siluetas de niñerxs y cuidadores del hogar que son colocadas en los hermosos e impolutos jardines hollywoodenses para ser capturados por David Feldman. Comparten el espacio museográfico con los carteles estadounidenses realizados alrededor del Black Lives Matter y la campaña I am… de afroamericanos y latinos asesinados por las fuerzas policiales, realizado por el colectivo Dignidad Rebelde que se hermanan con los de la Asociación de Plásticos Jóvenes en Chile, con la misma causa.

 

 

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Nicaragua doliente a través de una sintética pero suficiente cronología que cruza los hechos históricos con la producción gráfica y algunos impresos, desde el triunfo sandinista de 1979 hasta la continuada represión, iniciada de forma abierta y brutal desde 2018,  con un saldo de más de 300 muertos y cientos de presos y perseguidos políticos, derivada de la corrupción y nepotismo de la pareja gobernante no solo traidora de todos los principios sandinistas sino violadores de los derechos humanos más elementales. Del Taller de Gráfica Experimental y la variada solidaridad internacionalista, a la gráfica urgente actual materializada en pintas y esténciles denunciantes de la situación política. En esta sección, la estadounidense más latinoamericana Rini Templeton, presente con una selección de sus dibujos hechos en Nicaragua en los primeros años de la revolución, uno de sus muchos aportes gráficos a lo largo de su vida, luego de haber pasado por Cuba y contribuido a la fundación del Taller de grabado de la Catedral, además de dar cuenta visual de la vida cotidiana en la revolución. Esto no está incluido en la sección dedicada a Cuba, como tampoco los legendarios carteles cubanos que marcarcaron pauta gráfica en América Latina. Se exponen obras de artistas como Hamlet Lavastida y Tania Bruguera del Movimiento San Isidro.

 

Ayotzinapa, por la magnitud del acontecimiento trágico impune, tiene un espacio particular con los papalotes de Francisco Toledo, los 46 bordados de la Asamblea de los Pedregales de Santo Domingo, Coyoacán, el mural-pega de la Casa Museo del Hijo del Ahuizote, las pancartas de Juanpablo Avendaño, el carrito impresor de Demián Flores y los retratos del argentino Javier del Olmo elaborados con una máquina de escribir asumiendo y escribiendo la frase “Ayotzinapa somos todos”, como hizo la poesía visual de fines del siglo pasado. Imposible no hacer la conexión con la masacre estudiantil en La Cantuta, Perú y la campesina en Curuguaty, Paraguay, también presentes en la muestra con valiosos videos y fotografías.

 

Dos contenedores de madera forman parte de la exposición. Uno dedicado a Zapantera, cuando se reunieron los zapatistas con Black Panthers y otro, la mitad con videos mexicanos de un lado: Restauradoras con glitter, Tercerunquinto y Oaxaca 2006 por Itandehui Franco. En éste y por fuera, diez pares de Huellas de la Memoria incluyentes de desaparecidxs en El Salvador, Honduras, Guatemala y Colombia, además de lxs mexicanxs, como las de Epifanio Avilés en 1969, reconocido como la primera víctima de desaparición forzada en México. La otra mitad la ocupa el proyecto fotográfico y en video de la Masacre de La Cantuta.

 

 

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La única pieza que fue realizada in situ fue la del artista gráfico chileno César Valencia, quien realiza xilografías impresas en servilletas que incorpora a un complejo diagrama “Producción gráfica medicina emocional” que dibujó en la pared para plantear los flujos y cruces entre la colonización, la política emocional y la dictadura, y en segundo término pero en relación con lo anterior, entre el cuerpo, la memoria y el territorio. Bella pieza intervenida de último momento por un cartel realizado en un pedazo de cartón colocado al pie, en protesta contra el asesinato por sicarios de la periodista Francisca Sandoval. Así irrumpe el presente todo el tiempo en estas acciones gráficas.

 

Digno de la exposición, el libro-catálogo. Una bella edición de 256 páginas con los trece textos producidos en equipos y discutidos colectivamente alrededor de cada núcleo conceptual trabajado, profusamente ilustrado con excelentes reproducciones de algunos de los materiales expuestos. Por si fuera poco, contiene un sobre con ocho reproducciones a tamaño original de impresos gráficos.

 

Resulta imposible hacer referencia a todo lo contenido en Giro Gráfico, con más de 130 artistas y colectivxs representadxs. Pido disculpas por las omisiones, pero la exposición itinerará en octubre próximo al Museo Universitario de Arte Contemporáneo -MUAC-, no completa pero gran parte de ella, ahí podrá apreciarse mucho de lo aquí narrado y descrito que, sin duda, se queda muy corto.

 

Memoria, verdad y justicia orientan la muestra Giro Gráfico. Hay esperanza de que nuestros gritos y reclamos no cesarán jamás y siempre habrá quien tome el relevo para continuar con las expresiones estético-políticas que dan cuenta de tiempos infames, pero también de voluntades reunidas y de cuerpos indignados en acción. Rabia y dolor, pero también amor político, ese que funciona como máquina creativa y se moviliza para dar lugar a vínculos y relaciones sociales fraternas, indispensables para cambiarlo todo.

Otro mundo es posible, como bien dicen y hacen los zapatistas.

 

 

 

II

ENCUENTRO “ACCIÓN GRÁFICA, REVUELTAS Y ANTIFASCISMOS”

 

Los días 18 y 19 de mayo pasados se realizó el Encuentro, en cuatro distintas mesas redondas, con muchxs de los investigadores participantes y algunos invitados. Necesario reflexionar en colectivo sobre todo lo hecho, sobre todo lo atestiguado, y también aprovechar el espacio para decir y compartir otras cuestiones que consideramos importantes. Intentaré dar cuenta de parte de lo acontecido.

 

La inauguración corrió a cargo de Mabel Tapia, subdirectora artística del MNCARS, y Ana Longoni, miembro del equipo coordinador de la exposición, quienes compartieron los propósitos y avatares del proyecto además de evidenciar la complicidad y el compañerismo que prevaleció entre la institución y el equipo Giro Gráfico. No es asunto menor. Desde la preparación y hasta la inauguración, trabajamos en conjunto para garantizar lo mejor en la exhibición. Director y funcionarias del Museo, museógrafos, el enorme equipo de especialistas en montaje trabajando codo a codo con los investigadores que estuvieron involucrados, hasta el último momento, en exponer de la mejor manera todas y cada una de las piezas. Nada de imposturas o autoritarismos sino colaboración plena y grata. Incluso, Mabel hizo referencia a que al Museo se le conoce como “El Reina”, una denominación cuir, un guiño acorde con algunos de los contenidos en Giro Gráfico.

 

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De inicio, se proyectó un hermoso video de La Voz de la Mujer, la cooperativa gráfica de mujeres bolivianas y paraguayas en Buenos Aires, quienes compartieron el gozo y la alegría que les ha proporcionado su esfuerzo organizativo para producir gráfica y bordados. “Lo lindo es estar organizadas y podernos ayudar”, dijeron. Nos compartieron algo del proceso de su proyecto “Somos esenciales”, un bordado colectivo afirmativo de su defensa del territorio, su autonomía y lo logrado, como las ollas populares, dedicado a su compañera Hirinea Flores, recientemente fallecida, quien realizó la xilografía sobre la que se realizó el bordado.

 

Desde Uruguay y con las voces de Fernando Miranda y Sebastián Alonso, conocimos, respectivamente, experiencias concretas del área de Bellas Artes en la Universidad desde los años 60; la organización y desarrollo de las Marchas del Silencio anuales con las pancartas con los rostros de lxs casi 200 desaparecidxs en la dictadura, que ahora se encuentran resguardadas en el Museo de la Memoria. Sebastián nos mostró parte del proyecto de murales, frases e intervenciones urbanas realizadas por estudiantes de Bellas Artes en Montevideo, así como el proyecto Casa Mario y sus diversas actividades; entre ellas, la organización entre veinte colectivos diversos para enfrentar y apoyarse en la pandemia.

 

Juan Pablo Pérez de Argentina y miembro de Resistencias Tipográficas, realizó una genealogía histórica desde la pintura-cartel de Luis Felipe Noé, la “estética de la esperanza” y Clemente Padín, de fines de los 60 y los 70, entre otras importantes referencias.

 

Alberto Nanclares, madrileño del Movimiento de Liberación Gráfica, nos narró con notas de humor, parte del trabajo realizado durante años por este movimiento con extensiones similares en ciudades como Barcelona.

 

El cine estuvo presente en la voz de Hugo Giménez, paraguayo, quien realizó con muy buena fortuna crítica, su documental “Fuera de campo” (2014) sobre la masacre campesina en Curuguaty en 2012 durante un violento desalojo de tierras. Un video con un audio impresionante de una canción final testimoniante del acontecimiento histórico en guaraní, está incluido en la muestra.

 

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Desde México, Elva Peniche también hizo referencias históricas en clave “anarchivista”, mostrando las similitudes entre las producciones del Grupo Suma y Luz Donoso (Chile) en sus esténciles y “calados” para multireproducción gráfica en el espacio urbano en los 70. Propuso, acertadamente, leer como cromoactivismo la acción mexicana de cubrir con glitter rosa a un funcionario durante una protesta feminista.

 

Clara Albinati de Brasil compartió con el Colectivo Alvorada su participación, entre todxs dieron cuenta de las acciones realizadas por la liberación de Lula preso y repartieron pañuelos y playeras. En la misma mesa, Paulina Varas, de Chile, autora de un libro sobre Luz Donoso, propuso y desarrolló la noción de “memoria pendular”, que va y viene sin detenerse.

 

“No es poca cosa, Madrid tomada por la memoria”, dijo Carlos Henríquez Consalvi, el legendario Santiago de Radio Venceremos de El Salvador, quien mostró muchas diapositivas de los tiempos de la guerra y en particular, de los bordados realizados por las mujeres refugiadas entonces en Colomoncagua, Honduras, cuando la ACNUR reportaba cerca de 245,000 refugiados salvadoreños en el mundo. Habló del trabajo del Museo de la Palabra y la Imagen (MUPI), el cual se ha dado a la tarea de la construcción de la memoria histórica, entre ello, repatriar los bordados a los que denomina “códices de la memoria”, que fueron entregados entonces a organizaciones de derechos humanos como dolidos testimonios de lo vivido. Mediante convocatoria en Facebook han logrado el regreso de varios. Ahora, nos compartió, una de las niñas refugiadas de entonces, es promotora del taller de cartografía de la memoria. Recordé a Lupita, la sobreviviente de la masacre en Acteal, Chiapas, activista y vocera hoy de Las Abejas. Hay relevo.

 

Javier del Olmo, argentino, retoma con su pieza la poesía visual al construir los rostros de los 43 de Ayotzinapa mediante una vieja máquina de escribir. Con una amplia experiencia gráfica previa por su participación en Arde Argentina y con el Frente Popular Darío Santillán, da cuenta del internacionalismo compañero existente.

 

Uno de los invitados fueron Todo por la Praxis, de Chile y España, empeñadxs en la defensa barrial y en la lucha contra la gentrificación, vinculadxs con el movimiento okupa, realizando campañas de contrapublicidad y contracartografías para dejar clara la voluntad colectiva contra la especulación inmobiliaria.

 

 

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Nicaragua presente a través de una dolida carta testimonial de la tragedia histórica de la revolución sandinista. De Cuba, el Movimiento San Isidro y sus protestas contra el decreto 349 que regula la libertad de creación y expresión artísticas por el Estado cubano.

 

Cerró con broche de oro el Encuentro, César Valencia de Chile, productor del diagrama “Producción gráfica medicina emocional” realizado in situ en la muestra. Su participación performática nos conmovió al compartirnos dos audios. El primero, de la madre de Eduardo y Rafael Vergara Toledo, dos jóvenes asesinados por carabineros en 1985. En su memoria se instauró el Día del Combatiente. En sus palabras, la madre lamenta que siempre pongamos la otra mejilla, haciendo un llamado a ser capaces de defendernos, incluso a ser capaces de ser violentos frente al terrorismo de Estado. El segundo audio, la voz de Matías Catrileo, de origen mapuche, asesinado en 2008 por las fuerzas policiales del Estado chileno, en donde realiza expresiones de autoafirmación de la nación a la que pertenece: “no somos indígenas de Chile, somos mapuche”. La lucha sigue y sigue.

Concluyó César su intervención mostrando diapositivas de sus grabados impresos en servilletas de pizzerías como parte de la “economía critica de producción” y repartiendo unas hojas con la canción de Violeta Parra, “Volver a los 17”, para que entre todxs la cantáramos acompañados por una pareja de músicxs.

 

 

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En mi participación, hablé de luchas y resistencias, emprendimientos colectivos y acciones gráficas, acompañada por un pase de diapositivas sobre todo ello en México. Retomé, como conclusión, la frase-consigna “todas las formas de lucha” y un cartel de Resistencias Tipográficas que me significa mucho: “No es que hayamos perdido, es que todavía no ganamos”. Seguimos.

 

Una asamblea final se llevó a cabo en el jardín del MNCARS. Natalia Iguiñiz de Perú nos compartió los procesos creativos de sus piezas feministas incluidas en la muestra y nos narró alguna de las acciones que realizó durante la pandemia sobre cartón para resignificar este material de desperdicio: “los cartones son basura, como nuestros cuerpos cuando enfermamos, cuando nos precarizamos”. También hablaron Jay Lyn Gómez y David Feldman, quienes narraron los orígenes y desarrollo de su proyecto ya descrito en la primera parte de esta crónica. Edén Bastida Kullick de México, participante de Resistencias Tipográficas y de la convocatoria internacional “Postales por Ayotzinapa”, expuesta en esos días en Madrid, llamo a la reflexión sobre la necesidad y los retos de la producción gráfica en estos tiempos convulsos a partir de la pregunta ¿y la guerra a nosotros, qué? Hizo referencias al zapatismo y rescató el hermoso término de Gustavo Esteva: nosotrear. Por su parte, Hugo Vidal, también convocante de las Postales y artista gráfico argentino de amplia trayectoria, realizó una muestra de carteles “pegados en el aire” de su tipografía rebelada/tipografía revelada. Concluímos con algunas participaciones haciendo referencia a la digna rabia necesaria, al amor y a la política prefigurativa que cruza todo lo hecho. Dos pronunciamientos salieron del Encuentro: una carta de apoyo exigiendo respeto y la permanencia de la Glorieta de las y los Desaparecidxs en México y la grabación, por iniciativa de un periodista colombiano, de un video colectivo de apoyo a Francia Márquez, candidata a la vicepresidencia de Colombia y primera mujer afrodescendiente en hacerlo, en las próximas elecciones con la fórmula Petro.

 

Días intensos, muchas satisfacciones y alegrías en el encuentro de lo común y, sobre todo, el agradecimiento profundo a todxs, comunidades e individuxs, que nos confiaron sus piezas, sus acciones, su praxis estética, para incluirlas en la muestra y que siguen ahí y aquí, luchando por la memoria, la verdad y la justicia. De ellxs es todo el mérito.

 

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