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Las muralistas: un siglo de mujeres que pintan la resistencia.

Posted on 1 septiembre, 2022

Moisés S. Miranda
 
 

Desde junio se viene formando una ola que va creciendo y tomando fuerza, y estoy seguro de que terminará en tsunami.
 

Las voces de teóricas, teóricos, historiadoras, maestras y estudiosas del movimiento muralista y el arte, comenzaron a retumbar en el aula magna del CENART en el Coloquio A 100 años del movimiento muralista en México. Mujer creadora – mujer imaginada. Los retos de las muralistas en los andamios, rescatando del pasado a grandes artistas del muralismo nacional que vivieron el infortunio de ser mujer en un ámbito dominado por hombres, donde se les silenció y ocultó tras capas y capas de machismo institucional, así como a sus murales. Oímos nombres como los de Olga Costa, Rina Lazo, Patricia Quijano, María Izquierdo, Elvira Gascón, Elena Huerta, Electa Arenal; pero también los de artistas de quienes sólo pudimos imaginar el rostro, y otras de quienes sólo pudimos imaginar la obra porque nunca se llevó a cabo. Con ello se destapó la caja de pandora que ya no se cerrará.

 

 

Se escucharon planteamientos desde la crítica de arte feminista, evidenciando que no sólo en México sino en el mundo entero, la historia políticamente correcta y patriarcal hurtó la grandeza de las mujeres en el arte y la historia en general, revelando un gran fiasco por parte de las instituciones y la academia, quienes por siglos han contribuido al boicot y bloqueo de las artistas. Con esto, la mal llamada “cuestión de la mujer” deja de ser un problema menor y se convierte en un catalizador o impulsor intelectual para propiciar el trabajo en conjunto con otros campos de estudio, con la finalidad compartida de valorar a las artistas y sus obras.

 

 

 

 

De igual forma en el Coloquio convergieron historias del pasado y del presente, que comenzaron a tejer una red de rescate y defensa de esas magníficas artistas a quienes les robaron su gloria, y así poder cimentar un suelo firme para las nuevas generaciones de muralistas y artistas urbanas. Historias que se unieron por el mismo ideal: la lucha, la protesta, la igualdad, el respeto a la vida y los derechos, el acceso a la educación artística y el reconocimiento de ser mujeres artistas del mural.

 

Y son ellas mismas, las artistas, quienes no dejarán que vuelva a crecer la mala hierba, sembrando semillas que han rendido frutos, y hoy podemos ver su cosecha plasmada por las calles, en los edificios, en las escuelas. Prueba de esto fue el Quinto Foro Internacional de Muralismo: Mujeres en los andamios. Logros y vicisitudes.

 

 

 

 

En el Foro, aparte de apreciar el magnífico trabajo mural y monumental de las artistas, se pudo visibilizar y poner en la mesa todas aquellas problemáticas a las que se enfrentan las nuevas generaciones, que no son muy diferentes a las de sus antepasadas muralistas, pero en el presente, ellas ya no se quedan en silencio y es justamente por lo que en las últimas décadas han reclamado las calles para ellas. Al no existir alguna normativa pública, cultural, presupuestal y laboral que les permita trabajar con materiales de mayor calidad, seguridad, sanidad y económicamente redituable, recurren a la practicidad de materiales como la pintura en aerosol y/o pintura acrílica comercial, aplicándolas en técnicas como el grafiti, el paste up, el esténcil, incluso los stickers, para hacer masiva su difusión.

 

Si bien pudimos ver posturas un tanto más radicales en torno a la ideología feminista, fue evidente cómo la mayoría ha sabido involucrarse en su medio, dominado por la cultura masculina, haciendo uso de todas la estrategias que brinda el posmodernismo, como diría Linda Nochlin. En el ámbito cultural actual, la reinterpretación, la copia, el plagio, la cita, son técnicas que involucran directamente la imagen y conceptos, que tienden a transformar los significados y símbolos, para lograr otros nuevos, justo lo que nuestras compañeras hacen en su chamba artística.

 

Crean un imaginario colectivo en sus comunidades o localidades que genere identidad, de modo que otras mujeres, ya sean señoras, niñas, amas de casa, comerciantes, se puedan reconocer en sus pintas, grafitis o murales; formando como ellas dicen una sororidad. No sólo a nivel local, pues gracias a esta estrategia de utilizar las mismas tácticas del medio que las oprimía, realizan festivales de muralismo y/o arte urbano exclusivos de mujeres, siendo ellas mismas las organizadoras, gestoras y patrocinadoras. Este carácter autogestivo implica nuevos obstáculos a enfrentar y derribar.

 

Lo mencionaban tanto en el Coloquio como en el Foro: encontrar un espacio donde se les dé la oportunidad de plasmar, con libertad y sin censura, su ideología y creatividad como mujeres, pintando para y por las mujeres, es un gran desafío que enfrentan con entusiasmo. 

 

En cuanto a la estética y los temas que abordan, giran alrededor y dentro del feminismo, la feminidad, la mujer; pero no el concepto heteronormado que el machismo cosifica, sino en la mujer vista, interpretada, admirada y erotizada por la misma mujer; acción que Griselda Pollock describe cuando se refiere a la reconceptualización de “mujer” y no “Mujer”, abriendo un campo infinito donde todas las artistas, teóricas, críticas e historiadoras puedan sumar  y aportar identidades reales al bagaje cultural y social actual y así reestructurar la ideología de un sistema hegemónico, donde “Mujer” es sólo la ficción fetichizada de lo que es realmente serlo.

 

También hicieron una fuerte crítica a ese modo aprendido y escolarizado de representar e idealizar el cuerpo femenino, enseñándonos nuevas formas y criterios estéticos alejados de la sexualización para el consumo masculino. Como se   presentó en las dos últimas mesas del Coloquio, donde los ponentes presentaron el estudio de diferentes muralistas que se alejan del convencional canon de belleza femenino para dar paso a una estética y simbología más contestataria, de protesta, espiritual, de inclusión e igualdad, dejando de ser las musas para pasar a ser las creadoras de un contexto apegado a su realidad.

 

 Son mujeres y artistas pintando la resistencia a un sistema desigual, donde la violencia hacia ellas es normalizada, donde protestar y pintar las calles es un delito, pero el feminicidio no estaba hasta hace poco clasificado como tal. Son mujeres que pintan la resistencia desde su propia experiencia de vida y de las otras, dando voz a aquellas que no pueden gritar, gritando por las que ya no están, y pintando en homenaje a todas a aquellas mujeres muralistas a las que intentaron borrar y no pudieron. Así van creando con todo esto un compendio de memorias, para que la historia nunca se vuelva a escribir sin ellas. 

 

En conclusión, hace falta mucho camino por recorrer, para lograr una equidad real y justa como artistas, como investigadoras, como instituciones y escuelas de enseñanza de arte. Nos falta cambiar el chip y entender de sororidad y no confundirla con la muy mala concepción que se tiene del feminismo. En este medio, el del mural, a los grandes artistas hombres les hace falta bajarse del pedestal al que se subieron, dejar de pretender ver todo desde arriba, y observar y caminar a la par con las mujeres que han logrado tener un lugar dentro de esta labor artística, y no llegar con aires de superioridad a los espacios creados para ellas, y juzgar sus murales con condescendencia o con desdén.

 

La historia del arte que conocemos nos ha enseñado a clasificar y descartar quien sí y quien no, haciendo que nos perdamos de artistas que nos mostrarían una historia distinta. No se trata de tomar una pluma y simplemente escribir tres nombres y decir que ellas fueron las tres grandes muralistas de la historia de México, como se hizo con los hombres, pues algo aprendido en estos dos eventos es que la envidia, el ego, el orgullo, la soberbia y la corrupción han sido grandes factores en la sociedad artística para eliminar a los otros y las otras de la historia.

 

Pero no todo son vicisitudes, obstáculos e historias amargas. Un logro del Coloquio fue el compromiso de la Dra. Lucina Jiménez López, directora general del INBAL, para la apertura de espacios de formación en muralismo, así como el establecer de manera formal y permanente en el CENIDIAP, la línea de investigación sobre muralistas, así como la publicación de las memorias de dicho Coloquio.

 

Paralelamente, un resultado Foro fue la creación de una comunidad de artistas del mural y de arte urbano. Se unieron los caminos de las pioneras con las nuevas artistas y se abrieron nuevos senderos con invitaciones a colaborar unas con las otras para compartir experiencias, técnicas y vivencias, e innovar en la práctica y la técnica. Se habló también de buscar y generar espacios para la creación de murales que se pretende ya no sean efímeros. Se exhortó a las autoridades de cultura a propiciar dicha actividad, para así ver concretado el rescate de una tradición de mujeres muralistas en la historia y darle continuidad.

 

 

El Coloquio y el Foro se complementaron. Considero que se deberían seguir haciendo así, en conjunto, pues es enriquecedor poder ver cómo todo lo dicho desde el campo de la investigación, se ve concretado en múltiples artistas desde el ámbito de la creación. La teoría y la práctica, rescatando y reescribiendo la historia al tiempo que se va produciendo. Es justamente por eso que señalo que esto es una ola que inevitablemente se convertirá en tsunami, para ya nunca detenerse. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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