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ESPECULARES – séptima serie

Posted on 27 mayo, 2016

Crítica ficción

 

Alfredo Gurza

 

Imágenes del invaluable acervo que resguarda el Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas (Cenidiap) en diálogo con fabulaciones e invenciones, ejercicios de imaginación a manos libres, a manera de espejos en recíproco reflejo, que así revelan afinidades y contrastes inesperados, entrelazamientos bajo las superficies, sugerentes resonancias. Una propuesta de recirculación de este patrimonio para contribuir a la generación de nuevos públicos y al fortalecimiento del Cenidiap como referente para la comunidad nacional e internacional de investigadores, documentalistas y creadores.

 

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Autor sin identificar, Diego Rivera con María Félix, ca. 1952, Archivo fotográfico Cenidiap/INBA.

“’Tú y yo nos conceptuamos’, dijiste,

Compartiendo con tu audiencia

La dramática ironía que yo, triste

Valedor de tu insalvable ausencia,

Intensaba en razón de mi porfía.

Cubera precisa del volumen

Y lo denso de la ría

Donde vierte indefectible el salado saldo

De quienes de amar tu mar presumen.

Absoluta, iridiscente e imperiosa,

De mi necedad te has puesto a salvo:

Ni mis ojos te crearon, ni mi lengua te labró.

De tu trama y de tu voz la quintiliana artífice,

Nadie te tache de cruel o de alevosa:

Aquí mismo yo te absuelvo, que yo mismo me deshice”.

Manuel Torregrossa, Monólogos pávidos, Cartagena de Indias, 1872.


 

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Texto de presentación de Diego Rivera para la exposición de Pablo O’Higgins, Salón de la Plástica Mexicana, México D. F., 13 de julio al 3 de agosto de 1956, Archivo Cenidiap/INBA.

“Hay erratas que revelan todo, que hacen de un oneroso pasivo teórico un activo circulante para decir de otro modo lo mismo enriquecido. Así ocurre con la legendaria del ‘Movimiento Moral Mexicano’: la errata libera la potencia ética del muralismo revolucionario, embovedada por los celadores del artepurismo y el post-deber. Amor, compromiso, integridad, solidaridad, resistencia, emancipación, y tantas otras nociones que los discursos dominantes de las artes barren bajo el tapete abochornados o por el contrario exhiben en calidad de curiosas taras de primitivos irredentos, reaparecen aquí como la médula misma de una praxis significante de otras relaciones sociales, de otros mundos no sólo posibles sino urgentes, con la convicción profunda de que no hacer pudiendo es uno de los nombres de lo imperdonable”. Ángela Jiménez, “Ética y significación”, en Revista Hispanoamericana de Semiología Materialista, núm. 6, Lima, 1999.


 

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Constancia de Francisco Goitia como Sub-Inspector de Monumentos en el Municipio de Xochimilco, México D. F., 22 de febrero de 1937., Fondo Francisco Goitia Cenidiap/INBA.

“A propósito de esta cuestión de lo fijo consagrado en contraste con lo fluido sacramental, me permito un pequeño aparte personal. Mi abuela Frauke contaba que cuando pasaba sus días en el Repositorio Municipal, donde trabajó durante doce años como supervisora, rodeada de estatuas y retratos de burgomaestres, concejales, obispos y militares, al lado de edictos, oficios, actas y decretos lujosamente enmarcados, le divertía pensar en la paradoja de su propia vida: la pequeña que había crecido silvestre en el brezal de Wijnendale ahora tenía bajo su custodia aquel bosque petrificado de civilización. Órdenes distintos de substanciación, testimonio y memoria (esto último no lo decía mi abuela, desde luego)”. Ilka Vandesteene, Comentario al Questiones Quodlibeticae, nota al pie de página 672, Ostende, 2003.


 

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Extracto del registro de matrícula de Diego Rivera, París, 15 de abril de 1915, Fondo Frida Kahlo, Cenidiap/INBA.

“Sumario: En el presente trabajo proponemos en primera instancia una lectura crítica del discurso instituyente del museo público de arte contemporáneo como locus privilegiado de los mecanismos de realización de la mercancía, de la valorización mediante el monopolio de la opinión experta y, por ende, de la regulación excluyente de la circulación de productos artísticos. Seguimos de cerca los razonamientos de Anne-Marie Giresse y Jeanne Tigana en ‘Productivos e improductivos/Abstractos y concretos: Crítica de la crítica de la economía política de la transvanguardia’, sin por ello dejar de señalar en cada oportunidad nuestro desacuerdo con la proclividad de estas autoras a adoptar un tono apocalíptico, melodrámatico, que juzgamos innecesario y ofuscante. A partir de lo anterior, analizamos en la segunda parte la conformación histórico-ideológica del ‘Periplo a la Ciudad Luz’ como paradigma de la subsunción espacio-temporal del trabajo artístico bajo la dinámica del capitalismo en la primera fase de su mundialización (1871-1918) y durante el periodo de entreguerras interimperialistas (1920-1938), con base en el estudio de Louise Groult, “Residencia en París: Identidad corporativa, homologación de competencias, networking y baremos globalizados para las artes (1900-1936)’, y la antología editada por Lucie Ikhiede, ‘Embajadores de marca. De la curaduría de la memoria común al Brand Development Index (BDI)’. Rosaura Valle-Gómez y Bertha Sánchez, sumario del ensayo “Mercadología de la desmemoria. El museo público de arte contemporáneo”, revista electrónica El Puchero, México D. F., 2013.


 

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Tarjeta del Centro Antirrábico para Leopoldo Méndez, México D. F., 19 de mayo de 1959, Fondo Leopoldo Méndez, Cenidiap/INBA.

“Ya está confirmado. Galvano me acaba de decir que subió con los muchachos al monte y vio a los murciélagos salir enloquecidos de las cuevas en pleno día, chocando unos con otros en su vuelo desorientado, lanzando chillidos espeluznantes y desplomándose a los pocos metros. En el llano ya corre la especie de que los viejos que duermen junto al arroyo se han arrojado enfebrecidos sobre los pizcadores, hincándoles los dientes y arrancándoles guiñapos de piel y carne. Dicen que vieron a tres de ellos acuclillados sobre el hijo de Severiano, vigilando su presa, con la boca retorcida en una mueca horrenda, chorreando baba y sangre y mocos. Y que tumbadas en el atrio están Guadalupe y sus tres primas, sollozando muy bajito, sin moverse, todas guangas, como idas. Ya qué importa a estas alturas que la gente en el espanto busque ayuda en mil consejas; cuando me contaron que habían sacado del calabozo al pobre de Ranulfo para ahorcarlo y hacer un ungüento de vísceras y ralladura de calavera, no me sorprendí. Ahora hasta el mismo Galvano me pregunta si no tendrá algo de cierto lo del emplasto de hígado de perro envuelto en un sudario y empapado en sangre de puerco. Buscamos la salvación sin miramientos, caiga quien caiga. No ha de acabar con nosotros este horror sin antes mostrarnos cabalmente por qué lo merecemos”. Sebastián Linares, El desahucio, Guadalajara, 1976.


 

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Autor sin identificar, Diego Rivera, León Trotsky y André Breton, México, 1938, Archivo fotográfico Cenidiap/INBA.

“Claro, no se podía hablar del manifiesto sin andarse muy a las vivas. Es de sabios ser paranoico, como solíamos decir entonces. Lo platiqué en el Instituto en un par de ocasiones, con disimulo y muchos rodeos, con uno de los Profesores Rojos del círculo de Bujarin. Estos temas los trabajaban ellos como nadie, por supuesto, pero su grave situación política los privó de toda interlocución fértil para abonar al debate. Porque, claro, por consignas no paramos, ¿verdad? No creo que sea injusto señalarlo: los toros se ven mejor desde la barrera y los principios parecen más atractivos mientras más abstracta sea su formulación. Es fácil coincidir cuando se omite de la consigna todo lo concreto que provoca discrepancias. En este caso, ‘la independencia del arte por la revolución y la revolución por la liberación del arte’ es tan abstracta, tan omisa de las determinaciones de su propia implementación histórica, real, que resulta casi inexpugnable en su banalidad, por así decirlo. Y va de la mano del argumento que plantean en el manifiesto, en el sentido de que un ‘régimen anarquista de libertad individual’ en las artes debe no sólo complementar sino incluso anteceder al control centralizado de la producción material durante la transición al socialismo. Los bujarinistas eran los más sensibles a los peligros de este esquematismo ingenuo, toscamente anti dialéctico, que insiste en la separación de lo material/manual/mundano y lo inmaterial/intelectual/sublime, en esa jerarquía implícita que reproduce el orden de la dominación sin advertir nunca la necesidad de la crítica radical. Ahí había mucho que discutir con provecho para imaginar un régimen socialista en perpetuo proceso instituyente de relaciones sociales libres. Pero ya conoce usted el trágico dictum: ‘Con Stalin contra Bujarin, sí; con Bujarin contra Stalin, ¡nunca!’”. Entrevista a Nikita Dondokov, “Staraya Krasnaya Gvardiya”, vol. VI, núm. 8, Nizhny Novgorod, 1992.

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