Una ilusión por venir. Poiesis
Posted on 12 septiembre, 2019 by cenidiap
Manuel Centeno
Sirva para ciertos propósitos la exposición colectiva titulada Delirios urbanos inaugurada el 11 de noviembre de 2017 en la galería Cuarto de máquinas, colonia Roma Norte, Ciudad de México. En particular evocaré al colectivo Operación hormiga + Jetro Centeno.
De mi querido amigo Juan Carlos Muñoz Bojalil quiero comunicarles, ante todo, y a manera de advertencia algo que encontré, entre otras, en su libro Un cuerpo de (para) escritura editado por IMCED, lo siguiente: “No está aquí excluida la presentación sintomática o hasta gozosa, sino más bien a partir de ella, ya no sin ella, para finalmente hacerse texto, letra en tanto significante pues no somos más que eso”. El enunciado es hermoso y merece más de un comentario pero no lo haré, me basta con esta advertencia.
Si me permiten, deseo preguntar ¿cómo están? Y, antes de responderme se preguntarán si mi pregunta es auténtica. Por supuesto, es auténtica porque no sé cómo están aunque ya sé que están y alcanzo a ver que están pero no sé cómo se sienten. Están, sí, pero a cierta distancia de mí, o sea, están distantes. ¿Cómo se sienten? No sé porque hay también cierta distancia respecto a sus sentimientos y los míos. En todo caso hay distanciamiento, lo hay pero no muy lejano, se trata de un distanciamiento cercano porque estoy ya distante de nuestro primer encuentro. Ahora me pregunto si alguien vendrá porque temo que no vendrá. En realidad no temo, lo cierto es que no quiero que venga. En fin, deseo mantener a distancia una indeseable cercanía. En rigor, estoy desplazando una cercanía por una lejanía respecto a mi sentir, no sensorial. Y de esto se trata: de lo que no está pero sí en porvenir.
Insisto porque deseo saber, en tanto no sé si sabré, si mi saber estará en un lugar que por ahora ubico en un porvenir. El porvenir tiene su lugar en un saber dónde está y este espacio lo denomino “habrá que saber”, pero no sé qué, de qué modo habrá sido de mi saber. Entonces el sido ya en el pasado estará en el habrá. Mi sensibilidad habrá sido sensible en diversas modalidades. Mis aparatos sensorios ya no funcionan muy bien y quizá por cierta disfuncionalidad mis sensaciones ya no son las mismas. Me pregunto si mi sensibilidad afecta a mi saber sensible o mi saber afecta mi sensibilidad. ¿Acaso entre saber y sentir no hay relación alguna? Y si la hay, ¿en qué orden habría qué ordenarlas? Sabemos pero ¿cómo nos sentimos? Ayer, hoy, mañana nuestros sentimientos, en el devenir dialéctico, son inestables; es decir, inconsistentes, ¿no es cierto? Entonces, ¿cómo saber? ¡Preguntando! Aunque de la pregunta ¿cómo estás? a veces se obtiene una respuesta poco agradable: a saber, ¿y a ti qué te importa cómo me siento? Bueno, es más fácil preguntar en plural: ¿cómo están? Y tener una respuesta general: bien, bien; pues no me responderán y ¿a ti qué te importa? Bueno, eso supongo.
El tema, entonces, está puesto sobre la mesa. Se trata, como es obvio, de las poéticas del porvenir. Y las poéticas las entiendo como sensibilidades diversas, en plural. Lo curioso del título está en que el porvenir viene en singular. Es una relación del plural con el singular. Pero para precisar debo rectificar, pues mi pregunta fue formulada desde una particular dirigida a hacia una pluralidad. Ustedes saben, hay diferencias entre lo particular, lo individual y lo singular. Entonces, mi tema será abordado por la transformación de las realidades.
Deseo, en todo caso, que mi pequeño relato les divierta un ratito y espero, en consecuencia, que no los aburra demasiado. Claro, entre desear y esperar hay mucha distancia, diversa. Pero no me detendré en este asunto, sólo dejo la marca. Lo indico porque el noventa por ciento de mi vocabulario se reduce a muy pocas palabras, y es que me cuesta mucho identificar referencias y referentes; es, pues, una tarea pesada. De aquí que me viene bien usar cualquier palabra para apuntar cualquier objeto. Tal vez sería más económico indicar con mi dedo índice el sentido de mis pretendidos pronunciamientos pero todavía no logro dominar tal disciplina para ahorrar la pregunta ¿qué deseo de esto respecto a qué espero de eso? Sea como fuere, hoy no es el caso de que intente yo trasmitirles un código reducido a tres señales como un semáforo para ahorrarles tiempo y espacio. Pero no es el caso, se impone otra cosa, y dije cosa, que no objeto. Estas dificultades se desprenden de nuestras tareas que nos planteamos en la mesa de epistemología.
Ahora bien, recordarán la exposición colectiva que aludí. Se inauguró el 11 de noviembre del 2017, un tiempo después del terremoto del 2017 que fue e 19 de septiembre. También recordarán que el sismo produjo muy intensos trastornos afectivos, mayores que el de 1985. En ese año y poco después algunos comentaristas hablaron del terremoto en Nicaragua pues lo vincularon con un cambio de régimen. En el México de 1985 se esperaba algo parecido de lo que había ocurrido en Nicaragua pero nada de nada, casi algo. Tal vez ahora estamos autorizados a imaginar que el sismo de 2017 produjo un cambio que veremos como una cuarta transformación. Está claro que no estoy sugiriendo una causalidad lógica en la historia sino una mera casualidad histórica entre acontecimientos análogos. Por cierto, el año pasado recordamos en nuestra mesa aquella célebre obra de Soren Kierkegaard Temor y temblor publicada en 1843. Algo de eso tiene que ver con casi todo esto. De paso recuerdo que la obra ha sido comentada desde diversos lugares. Y no estaría de más que la releyeran.
Si tomaron nota habrán caído en cuenta el título de la exposición aludida. Está inscrita como Delirios urbanos, en mi opinión el título es complejo y complicado, tal como suele indicar la maestra Adriana Zapett, para algunas cosas, según los casos. Entonces, luego entonces, el título indica una pluralidad de asuntos que, dicho sea de paso, no sé cuántos pero por lo menos son muchos, y aunque fuesen pocos se trata ya de una pluralidad. Es que, ustedes saben, cada una y cada uno carga, si me permiten, con su propio delirio urbano o no, en unos particulares casos. Y, si urbanidad significa, derivado del latín urbanitas, cortesanía, comedimiento, atención o buen modo en tanto que urbanizar es hacer sociable a alguien en un poblado de ciudadanos sobre un terreno preparado para la edificación de una ciudad trazada por calles y plazas, entonces se cuenta con servicios municipales. Deseo decir que me llama la atención lo de la cortesía porque ésta no abunda en nuestra ciudad, es muy escasa. En cambio, en el Cenidiap, debo decirlo, lo primero que encuentra uno, en cada caso, es una pluralidad de cortesías, no cortesanas sino inscritas en un orden de cordialidad sensible, tan sensible que me atrevería denominarla amor cortés. En esta ciudad esto es una excepción, ¿no es cierto? Sí, es cierto, admirable. Bien, así lo indica el Diccionario de la lengua española publicado por Don José Alemany Bolufer, sin fecha, bueno, algo debía faltarle. Así que fui a mi librero para verificar qué dice “mi” Diccionario latino-español editado bajo la dirección de don De M. D. P. Martínez López, publicado en el año 1900, no hace mucho tiempo. En este encontré que urbánus significa festivo, gracioso, ameno, culto, delicado, agradable, afable y ciudadano. Me gustó encontrar estos significados pero nada de ello hay en mi persona aunque lo de ciudadano sí cabe. En ustedes sí aplican estas virtudes, las verifico todos los días y no me permitirán mentir. En fin, tal vez consideren que lo de los diccionarios de algunos autores que citaré deberían ir a pie de página o al margen de mi texto pero no es así porque son nucleares, y si quieren, claves en mi pequeño discurso.
Por supuesto, no se trata de hacer filología o un ejercicio de etimologías y entretenerlos con retóricas falsas o verdaderas, tampoco de hacerles, frente a ustedes, una práctica de sofística inadmisible; o divertirlos un ratito aunque no nos vendría mal un poco de divertimento, sano o un poquito insano. Por cierto, me pregunto si hay algo de insano en los delirios. Por ejemplo, en el Diccionario de psicología de Howard C. Warren, se indica que el deliro significa “un estado de obnubilación más o menos total de la conciencia, con ilusiones y alucinaciones de naturaleza onírica, inquietud o estupor comúnmente con fiebre o con una base tóxica y en general con un débil recuerdo de la experiencia”. Por supuesto, los significados de los delirios son más amplios. Por ejemplo, cito del mismo diccionario, “el delirio de psicosis por agotamiento significa reacción semejante al delirio y relacionada con las alucinaciones que se presentan durante las carreras de resistencia”. Puf, estoy agotado, no resisto más, y consciente de todo esto lo cierto es que no ando a las carreras, bueno, más o menos. A propósito, las hormigas de mi pequeño jardín sí que andan siempre a las carreras y veo con frecuencia que no hay agotamiento alguno en ellas, o quizá por agotamiento alucinan y piensan que no han hecho su trabajo con suficiente rapidez. En fin, es un asunto que le concierne a la etología. Recuerdo ahora al maestro Konrad Lorenz cuando indicó, respecto a las hormigas, que “Según algunos sociólogos la familia es la forma de cohesión social más primitiva y de ella salieron en el curso de la filogenia todas las formas de la vida en sociedad que hallamos en los seres superiores”. Esta cita pueden encontrarla en su libro Sobre la agresión: el pretendido mal publicado por Siglo XXI editores en la página 163.
Para no ir muy lejos quiero traerles, en calidad de recuerdo, un pasaje que por mero azar encontré por ahí; a saber, cito: “En tanto que respecto a los seres corruptibles, plantas y animales, nuestro conocimiento es mucho más asequible gracias a que vivimos en medio de ellos y, muchas informaciones pueden obtener cualquiera que quiera estudiarlos adecuadamente”. Más adelante leo: “Por otro lado, ya que están más en nuestra vecindad y nos son más familiares, a nuestra naturaleza compensan el equilibrio frente a la filosofía dirigida a las cosas últimas”. Agrega nuestro autor: “Sería en efecto, absurdo que, cuando experimentamos placer al contemplar imitaciones y a la par admiramos el arte que las ha producido, sea la pintura o la escultura, no apreciáramos todavía más la observación de esos mismos seres reales, tal como están configurados por naturaleza, al menos en tanto que podemos percibir sus causas”. La cita no termina aquí, continúa: “La ausencia de azar y la orientación hacia un fin está presente en las obras de la naturaleza y de manera extrema. Y el fin en vista al cual éstas se han constituido o formado ocupa el lugar de la Belleza”.
Pero si alguno considerara indigna la observación de los otros animales, de igual modo debería considerar también la de sí mismo porque no es posible considerar sin gran disgusto las partes constituyentes de género humano: sangre, carne, huesos, vasos sanguíneos, y lo demás De igual modo conviene advertir que cuando se descubre una parte o un objeto cualquiera no se llama la atención sobre la materia ni se discute en función de ésta, sino de la forma del conjunto, se hala, por ejemplo, de una casa pero no de los ladrillos, del mortero o las vigas. Así, de igual modo, cuando se trata de la naturaleza, se habla de la totalidad en síntesis de la casa misma, y no de aquellos materiales que no se presentan por separado del objeto mismo del que dependen.
La cita es muy larga pero me he servido de ella para argumentar el asunto del tema que estoy intentando abordar. Como ustedes la recuerdan muy bien, y pido disculpas, debo agregar que se trata del maestro Aristóteles, en su texto Investigación sobre los animales, escrito por los años 347-335, a. C. Su libro está publicado por Biblioteca clásica Gredos y el pasaje está en la página 11. Bueno, en términos generales ya recordaron que hay una relación problemática entre algunas referencias particulares.
Entonces, ¿cómo abordar el oxímoron delirios y urbanidad? Sin duda ustedes tienen la respuesta inmediata, pero permítanme ofrecerles la mía que retomo del Dr. Sigmund Freud en su ensayo Lo ominoso escrito en 1919. Ustedes lo conocen muy bien, así que no me detendré en la relación heimlich-Unheimlich. Solo indicaré la advertencia de Freud respecto a una observación de Federico, Guillermo, José Schelling, que reza así: “Se llama Unhemlich a todo lo que estando destinado a permanecer en el secreto, en lo oculto […] ha salido a la luz”; luego Freud comenta que, y esto es lo importante, no hay paradoja ni contradicción sino una relación de lo oculto develado bajo la condición de que la develación oculta lo develado. El pasaje lo encontrarán en la página 224 del volumen 17 de Amorrortu Editores. En mi opinión, por ejemplo, el delirio permanece oculto por la develación urbana. Vale también para La carta robada de Edgar Alan Poe que Jacques Lacan aborda en sus Escritos I, publicados por Siglo XXI, pues era evidente que la carta estaba a la vista de todos y nadie la veía. Entonces me digo que las evidencias están ahí, en tanto videncias invidentes, si los invidentes son videntes, en algunos casos. Diría yo que esto ocurre con alguna frecuencia o siempre se trata de una concurrencia en los artistas, en general. Siempre, digo, hay algo que falta o sobra porque lo oculto está a la vista. Dicho de otro modo, si me permiten, se tiene la certeza pero se duda de la propia certeza porque de la duda se tiene la certeza de que se duda. En fin, esto es divertido pero no se trata de un mero divertimento, frívolo, aunque lo parezca.
No olviden, pues, que estos rodeos que les estoy ofreciendo están implicados en la Operación hormiga + Jetro Centeno, lo indico porque yo sí que casi olvidaba de qué se trata todo esto. Entonces estoy en eso, estoy por eso y estoy para eso, aunque parecería que estoy fuera de todo esto. Y es, en efecto, un parecer que estoy y no estoy dentro y fuera. Sí y no. Sea como fuere, me pregunto si la Operación hormiga está dentro o fuera del conjunto o + Jetro Centeno está fuera o dentro del conjunto Operación hormiga + Jetro Centeno. Es evidente que están implicados en el mismo fenómeno, pero + Jetro Centeno ¿pertenece al conjunto o es parte del conjunto? Porque está de más, que no de menos. Lo indico porque el enunciado es problemático aunque al parecer no lo es. ¿Juego de palabras? Sí. Vean ustedes, en nuestra mesa de episteme estamos haciendo el ejercicio de pensar la relación entre la literatura y las artes plásticas o las artes visuales. Y, debo añadir, otras artes articuladas con la literatura. Está además vinculada a la filosofía del lenguaje respecto a la filosofía de la literatura. En la medida en que son dos disciplinas distintas que guardan cierta relación interdisciplinaria, si se da el caso.
Entonces, pasar de una imagen a mil palabras y pasar de una palabra a mil imágenes es una tarea que no ha sido todavía agotada. En esta ocasión no abordaré el tema porque ya antes, en algún encuentro nos dedicamos a él, a la imagen. En el caso que ahora ocupa nuestra atención está en juego, puesto sobre la mesa, las poéticas del porvenir. El título es pertinente porque mejor pensado es impensable. Creo haberlo indicado, las poéticas están en el lugar de las pluralidades, y el porvenir está en el lugar de la particularidad, pero no se sabe de qué porvenir se trata. Las poéticas del porvenir, indica el título que no se trata de un en, por o para algún porvenir. Por supuesto, en el título hay una lógica inmanente al título pero sólo es una suposición por no sé qué lógica estoy suponiendo. ¿Qué lógica se mueve en el título? ¿Es una lógica o son dos? ¿Es o debe ser una o más? ¿No hay, acaso, lógica alguna? Y, ¿perciben el juego de palabras que hay entre ser y deber ser? Si me permiten, hay equivocidad entre la multivocidad y la univocidad planteada en el título. No hay nada mejor al pensarlo en esos términos. Ocurre pues, que me estoy adentrando en asuntos muy complicados a partir de un enunciado de apariencia elemental. En todo caso admito mis formulaciones en tanto que propongo juicios de valor y juicios de hecho, entre otros juicios. Entre lo que hay y lo que no hay de todo o nada, quizá hay algo o no, en juego. Si ya hay, ¿debe haber? Y si no hay, ¿no debe haber o sí debe haber? Digo desde mis adentros, las poéticas, y al menos alguna, son o es su deber ser o ya es o son con o sin deber algo. En nuestra mesa nos preguntamos si es cierto que una imagen vale más que mil palabras porque quizá mil palabras valen más que una imagen. Tal vez no se trate de una escala de valores sino de imágenes literarias e imágenes icónicas o anicónicas de muy distinto orden.
El tema está sobre la mesa y el caso es que se trata o bien de la poética o de las poéticas en un porvenir o diversos. ¿La poética o una poética? Esa es la cuestión. Pero el asunto plantea unas sutiles diferencias entre “las poéticas del porvenir” y las poéticas en, para, por un porvenir o diversos. Me pregunto, ¿hay alguna lógica en todo esto? Creo que sí, una lógica y diversas lógicas según los casos. “En todo caso” supongo alguna poética respecto al enunciado que da título al asunto del colectivo Operación hormiga + Jetro Centeno. ¿Qué hay de la poética y de las poéticas entre la Operación hormiga y Jetro Centeno? ¿Hay algo, o nada? Y del, en, para, por el porvenir ¿hay o no–hay? Son cuestiones interesantes porque ayer, en 2017 el futuro estaba inscrito hoy, en el presente de 2019. El 19 está en el 17, y si me apuran, en el 20. Más aun, todavía, el 20 está en el 16. Me digo entonces que todo esto es absurdo porque creo que tal como lo indicó algún día el maestro Carlos Guevara, “no hay juego sin regla”, no obstante el absurdo es un jueguito “sin regla” pues la excepción no confirma la regla sino que es la regla del juego. Hay regla aunque esta sea absurda. Pues bien, no lo olvidemos, está en juego la famosísima y bien conocida aunque problemática mímesis. Quiero decir, entre lo que alguien imagina de una escritura es un asunto y de lo que imagina de una imagen pictórica, es otro asunto. Pero esto no es todo. En el Parménides de Platón está planteado el tema para empezar el problemático abordaje. Y es que también está en el Timeo y en el Sofista. Pongo por caso del Sofista lo siguiente; “Extranjero —¿Y cómo llamaremos lo que tiene apariencia de bello, porque en vista de lo bello se ha arreglado la perspectiva, pero cuando se considera por despacio, se ve que no se parece al objeto cuya imagen representa? Puesto que se parece, sin parecerse realmente ¿no es un fantasma?”. La cita la extraje de los Diálogos de Platón publicado por Porrúa y está en la página 751; la traducción del profesor Francisco Larroyo no me satisface pero es lo que tengo al alcance. No obstante es suficiente. De paso quiero agregar la palabra metexis porque me parece muy extraña, “no me suena”, sin embargo según Abbagnano significa participación–μεθεξισ; quizá por la presencia de la idea en la cosa. El tema se complica porque la relación idea–imagen, en rigor, parece complicada, pero no tanto pues la idea es sin representación y la imagen es representación, según pienso. Tengan presente esto, hay ideas pero nada representan ya que son las imágenes las que representan a las ideas.
Si me permiten dudar de que las ideas están en las cosas me perdonarán porque he de recurrir al profesor Valeriano Bozal que ustedes conocen bien por su libro Mímesis: las imágenes y las cosas. Me gustan mucho las reflexiones del profesor Bozal. Al margen de mis pequeños gustos, el estudio del profesor es muy interesante y por ello les ruego que tomen nota de lo que dice respecto al relato histórico y poético, a propósito de la Poética de Aristóteles. Entonces escribe Bozal: “La dificultad de la secuencia se encuentra en su punto central. Que la poesía narre lo que podría suceder, es cosa que pocos rechazarán. Que sea verosímil, incluso cuando presenta lo fantástico o inverosímil, tampoco ofrece mayores dificultades. Pero que la poesía presente lo general y que, además esta generalidad articule ambos extremos, lo posible y lo necesario, es cosa que no resulta tan clara”. La cita pueden localizarla en la página 87 de la editorial Visor. En mi opinión el asunto es muy interesante por la pertinencia del caso. Por lo pronto, les dejo lo de Jacques Lacan que comenta Diana S, Rabinovich en su pequeño libro Sexualidad y significante publicado por Manantial: “Lo necesario no cesa de escribirse; lo posible cesa de escribirse; lo imposible no cesa de no escribirse; y lo contingente cesa de escribirse”. Véanlo en la página 93 porque ofrece Ravinovich ir a la fuente que está en el Seminario 21”de la clase 8 del 19 de febrero de 1974. El título del seminario en francés va: Les non-dupes errent; en español: Los no incautos yerran. El seminario no lo encontrarán en las librerías porque no lo ha editado el doctor Jacques–Alan Miller. Yo lo tengo en español porque me lo trajeron de Argentina. En fin, dejo al lado estos datos bibliográficos. Entonces regreso al profesor Bozal porque en los Tratados de lógica Aristóteles aborda algunos enunciados muy importantes, por ejemplo, les paso el siguiente listado:
Es posible que sea… No es posible que no sea…
Es contingente que sea… No es contingente que no sea…
No es imposible que sea… Es imposible que no sea…
No es necesario que sea… Es necesario que sea…
Es posible que no sea… No es posible que sea…
Es contingente que no sea… No es contingente que sea…
No es imposible que no sea… Es imposible que sea…
No es necesario que no sea… Es necesario que no sea…
Todo esto es muy divertido, y si no lo es entonces sí que es importante porque está vinculado al Universal afirmativo y negativo; pero también a lo Particular afirmativo y negativo. Aristóteles examina cada uno de los enunciados pero solo les transcribiré la primera advertencia que está en el capítulo 12 en su Tratados de lógica: “Sentado esto, es preciso ver las relaciones entre las afirmaciones y las negaciones, cuando expresan lo posible y lo no posible, lo contingente y lo no contingente y por último lo imposible y lo necesario. Esta materia ofrece más de una dificultad”. Por supuesto, Aristóteles se está refiriendo a las proposiciones modales en los capítulos 12 y 13. En el 12 se ocupa de los conceptos, especies y oposiciones. En el 13 se ocupa de las relaciones entre unas y otras. Y, atención, en el capítulo 11 ha asentado lo que denomina el profesor Bozal como el asunto de lo general, a diferencia de lo Universal. Entonces les transcribo el primer punto del capítulo 11: “Cuando se afirma y cuando se niega una sola cosa de muchas cosas, o muchas cosas de una sola, a menos que el sentido expresado por todos estos términos sea uno. Ni la afirmación ni la negación son simples, Cuando digo uno, no quiero decir que haya un nombre único impuesto a estas diversas cosas sino que resulte un todo formado con estas cosas”. Aquí hay algo que no entiendo: la diferencia entre lo general y lo Universal. Supongo que hay alguna diferencia pero ¿cuál o qué es? Porque entiendo que son sinónimos lo simple y lo elemental entendidos como lo individual; es decir, como lo indiviso. Tal vez lo Universal sea indiviso y no General. Pero ¿lo Universal contiene lo general o lo excluye?
En otros términos, ¿La poesía, que no el poema, es en general o es Universal? Dicho de otro modo, ¿lo Poético de la Poesía está en una relación mimética? Quiero regresar al profesor Bozal:
Distinguiéndose de los presocráticos, Aristóteles rompe con la concepción inmanente del lenguaje y establece con nitidez la diferencia entre signo y significado, también el ámbito de la significación. Ello permite dar cuenta de la articulación de los juicios que, siendo síntesis de conceptos, son también afirmación de la síntesis en el ámbito del ser, de manera que a la universalidad en cuanto síntesis de conceptos le corresponde una universalidad en el dominio del ser. Ahora bien, el salto existente entre la singularidad de las cosas infinitas y la generalidad de los términos lingüísticos finitos solo puede cubrirse gracias a la distinción entre significación y significado, atribuyendo a aquella el carácter único del contenido significativo de la palabra, cuya fundamentación objetiva se encuentra en la esencia o quididad.
De acuerdo, pero ¿la fundamentación es objetiva en tanto esencia? Bueno…, tal vez el ser, la esencia, la substancia, la forma y el espíritu son supuestos ficticios o fantásticos producidos por el deseo, en tanto deseo del Otro, articulado en el Lenguaje, bajo la condición de que se realice el deseo pues nunca se satisface, y es que el deseo se desliza de un Significante a otro porque falta en ser algo, según Jacques Lacan. No les indico dónde está esto porque no van a ir ahí, donde está. Les ahorro el viaje.
En fin, el tema da para mucho, ustedes lo saben mejor que yo, la bibliografía es amplísima e inagotable. Por tanto y para ir más rápido quiero referirme a Las poéticas del porvenir. No me refiero a las poéticas en, por o para un porvenir o varios porvenires. Es de sentido común suponer que el porvenir implica una temporalidad o varias temporalidades si se trata de unos tiempos o de un tiempo cronológico. Es fácil suponer un futuro. Un tiempo anterior, posterior y, si me permiten, un tiempo presente en particular. Quizás hay un tiempo que contiene varios tiempos simultáneos. Tal vez, por ejemplo, en un tiempo pasado…, había un tiempo futuro y…, si lo pensamos, ya hay dos tiempos, y si sumo el presente ya hay una multitud de tiempos… simultáneos. Suena absurdo, pero no estoy en un tiempo cronométrico sino lógico. A propósito, escuché al maestro Ernesto de la Peña afirmar que apocalipsis del griego apokalew significa develación, no el fin de los tiempos. Entonces, diría yo que el tiempo lógico es absurdo y sin embargo, lógico. Hablo del Tiempo, no de lo que hay en el tiempo, no obstante hay tiempos en el tiempo lógico. Solo tiempo y tiempos. Quizá Tiempo y tiempos eternos y eterno son, por cierto, ¿la eternidad y las eternidades en su simultaneidad, están articuladas por una mímesis intemporal?
Busqué un pasaje que me interesa ofrecerles pero no lo encontré, no obstante hay algo en el Seminario 4 de Jacques Lacan que considero muy interesante, articulado a la mímesis: “Los vestidos no están hechos tan solo para esconder lo que se tiene en el sentido de tener o no tener, sino también para esconder lo que no se tiene. Una y otra función son esenciales. No se trata siempre y esencialmente de esconder el objeto sino también de esconder la falta de objeto: Es una simple aplicación, en el caso de la dialéctica imaginaria, de algo que demasiado a menudo se olvida, a saber la presencia y la función de la falta de objeto”. Está claro, y si lo buscan, lo encontrarán en la página 169. Reitero que está claro pero haría falta algo de claridad en toda esta cita; por ejemplo, Lacan está hablando del travestismo. No, no quiero abordar el asunto porque lleva muy lejos, solo quiero recordar lo de René Magritte y lo de Marcel Duchamp: Esto no es eso sino aquello… que falta.
Pues bien, me apresuro porque el espacio y el tiempo me limitan. Ustedes conocen un librito muy leído y comentado que pertenece a la pluma de Aristóteles, se trata por supuesto de la Poética y si ustedes lo quieren en griego poiesis–ποίησις entendida como estímulo emotivo, aunque Aristóteles lo vincula a las cosas posibles. Les transmito un fragmento del capítulo III: “Y aún hay una tercera diferencia entre esas artes: la manera en que se podría imitar cada uno de esos objetos. Pues, en efecto, se puede imitar con los mismos medios los mismos objetos unas veces narrando (o bien convirtiéndose en otro objeto, como hace Homero, o bien como el mismo individuo sin cambiar de persona) o bien presentando en la imitación a todos ellos como si estuvieran obrando y actuando”. Cabe indicar que la palabra imitar–imitare deriva del latín y significa ejecutar una cosa a ejemplo o semejanza de otra. Por supuesto, imitare ha sido traducida del griego.
Antes, sí antes, quiero proponerles un recuerdo muy agradable pues se trata del aquel apólogo del maestro Zenón. Lo retomo para ustedes y para mí porque me tomó más de dos meses encontrar un comentario de Jacques-Alain Miller que ya había leído. Lo busqué por más de dos meses pero lo encontré por mero azar. Reitero, por casualidad, di con él en uno de sus cursos titulado Los divinos detalles publicado en español por Paidós en 2010, y aunque su curso lo ofreció en París en 1989 me llegó a las manos por 2014. Es cierto, son muchas fechas, muchos tiempos pero hay cronologías y mucho tiempo entre 1989 y 2014. Ahora estamos en 2019. Bueno…, no me apetece citar el texto de Miller, quiero contarlo pero si desean verificar, eso está en las páginas 19 a la 26. En fin, saben que Zenón no piensa en términos de experiencia empírica porque es patente que cuando vemos por el camino corriendo a Aquiles y a la tortuga, el primero siempre gana la carrera. Pero Zenón piensa en términos lógicos pues la existencia de los dos corredores no es lógica, es de mera existencia, como la nuestra, casi de sentido común con muy poca dosis de lógica. Vale, Zenón traza una distancia entre Aquiles y la tortuga. Atrás de la tortuga está Aquiles, entonces éste llegará donde la tortuga, sin embargo ésta ha avanzado un poco más. Aquiles ha recorrido más camino que la tortuga y aunque es más veloz Aquiles no la alcanza. ¿Por qué? Porque Zenón excluyó la velocidad, ésta es la que está en falta. Pero hay algo más importante; a saber, ¡la tortuga es objeto causa del deseo de Aquiles! Elemental: el deseo nunca alcanza su objeto porque éste está perdido en tanto causa perdida. Y si ustedes quieren, les doy una operación matemática cuya fórmula es esta: raíz cuadrada de menos uno. Ahora me pregunto ¿de qué lado está la Operación hormiga”,del lado de Aquiles o de la tortuga? Y… ¿de qué lado está el advenimiento del porvenir? En la pregunta está la respuesta. Por cierto, recuerdo ahora lo del profesor Douglas R. Hofstatadter en su Gödel, Escher, Bach, Un eterno y grácil bucle, publicado por Tusquets. Este libro no tiene desperdicio. Supongo que todas y todos lo hemos leído, pero en la mesa de epistemología no se ha comentado, todavía. Lo que sí vimos fue el Aceleracionismo. Estrategias para una transición hacia el postcapitalismo publicado por Caja Negra. Estos dos libros tienen que ver con mi asunto, pero no los he citado.
Entonces, el enunciado, ya lo dije, posee su pequeña gracia: la Operación hormiga + Jetro Centeno. ¿Ya la escucharon? Entonces escuchen esto otro: ustedes saben, en la Paideia no se pensó en términos creacionistas porque Caos indica abertura en tanto que “En el comienzo lo que existía en primer término era la Abertura y los griegos la llamaban Caos. ¿Qué es la Abertura? Un vacío, un vacío negro en el que nada se puede distinguir. Espacio de caída, de vértigo y desconcierto, sin límites, insondable. Abarcador como una inmensa boca que todo lo engulle en una misma noche indistinta. Pues bien, en el principio no hay sino esta Abertura, este abismo ciego, nocturno, ilimitado”. No lo digo sino lo dice el profesor Jean-Pierre Vernant en su libro Erase una vez… El universo, los dioses, los hombres en la página 15, publicado por FCE. El libro me encanta porque lo escribió para sus nietos y… me considero uno de ellos. Entonces la operación cobra sentido si se admite que esta palabra connota significados interesantes pues del latín significa en nuestro idioma obra, y operatorius como lo que opera hace efecto ya que es eficaz lo que produce. Son virtudes practicadas, ejercitadas, operaciones de sacrificio. Operarium pleus es lo propio para los animales que trabajan. Y lo que más me sorprende, operimentum es todo lo que sirve para cubrir, ocultar, esconder y lo similar. De opertanea se dice sacrificios que se hacen en secreto para que no los mancharan en los ojos, los profanos o los de la diosa Bona. Hay más significados y sentidos pero con estos bastan, por el momento. De paso quiero añadir respecto a la Abertura un significado que me llamó la atención: a saber, la apertulárius rompe, quebranta, descerraja una puerta. In aperto est: que está manifiesta la entrada a una cosa cerrada, lo que no obliga adentrarse más allá de tal abertura. Por cierto, ¿recuerdan dónde vivía Asterio?
De la Opera quiero recordar algo, antes de que lo olvide, en tanto que la obra ha de ser admitida en todo género de acto, como una acción de obertura operativa. En mi opinión la ópera es una suerte de prólogo, prefacio, introducción, advertencia y dicho en “gringo”: un abstract. Intento decir que en la ópera y los significados que la acompañan guardan en sí, por sí y para sí un secreto todavía no develado pues la secrecía posee la gracia o el don de la secretaría. Es cierto que el secreto secreta después algo que está encriptado y que no sabemos, a ciencia cierta, de qué se trata el asunto. Suponemos el tema o el asunto, pero solo se trata de una suposición, después veremos, escucharemos o pensaremos. Bueno, todo esto está vinculado con la techné–τέχνη entendida como arte y les queda claro que en mi recorrido no he hablado de arte, del arte de la Operación hormiga + Jetro Centeno. Mi interés ha estado centrado en lo que acompaña al arte. Y si me permiten hacer un pequeño rodeo diría que Nous–vou cumple la función de pandecchies o receptáculum para las formas. La Nous es una suerte de “tabla para escribir” pero en rigor no la es sino porque antes que el intelecto piense, las cosas inteligibles están dispuestas en admitir la inteligibilidad pues el intelecto pro-padece la apathés o ausencia de la escritura. Entonces el intelecto es objeto de la función de pensar. Y es que nous pathéticos está afectado por las impresiones que recibe del mundo exterior al intelecto pues panta-poiei produce todo.
En todo caso, me parece pertinente recitarles algo que extraje de las páginas 266-267, en el libro de Ingemar Dürin, Aristóteles publicado por la UNAM. Lo cito porque supongo que no me he explicado bien a bien lo siguiente:
En la Poética la palabra mímesis tiene un sentido, que tal vez se entiende mejor si se acuerda uno de la discusión de la época sobre el concepto “generación”, génesis. Era un axioma que el ser no podía surgir del no ser. La idea de que un artista pudiera “crear” algo de la nada, era pues completamente extraña para Aristóteles y sus contemporáneos. Pero que las palabras mímesis y poiein comprenden también la estructuración de una acción puramente ficticia, lo dice Aristóteles expresamente. Como ejemplos al respecto menciona las acciones de la comedia, a menudo tan ficticias y la tragedia de Agatón Anteo y añade; “y sin embargo nos produce goce”. Lo que nosotros desde el renacimiento llamamos “facultad artística creadora” o “fantasía creadora” Aristóteles lo designaba, por tanto, con poiein y mímesis y con las palabras derivadas de ahí. Esta comparación, sin embargo, no deberá ser mal entendida. Detrás de poiein y mímesis como términos de la poética aristotélica no se halla nuestra imagen actual sobre el proceso cuyo resultado es una obra de arte, ya sea un cuadro, música o poesía. Aristóteles tenía la idea, evidente para él, de que el artista produce algo “como alguien que sabe” Diversamente a Platón, estimaba poco la inspiración. El verdadero artista, según él, es el “educable”, no el “extático”. “El arte es tarea de los artistas de talento, más bien que de los inspirados; pues aquel es el reproductor hábil, éste exaltado y desequilibrado:” Yo conservo en lo que sigue la palabra tradicional “reproducción”, pero subrayo una vez más que, a pesar de todo, no debería pensarse en “imitación” copia o semejantes.
Es muy larga la cita pero clarifica, no obstante, entre los eruditos no hay acuerdo, casi siempre emerge la diosa Pólemos. Y esto es muy interesante porque los argumentos encontrados se sostienen. Recién comentamos en nuestra mesa de epistemología la Poética de Aristóteles y por mucho que se considere superada la discutimos un poquito, un ratito. De otro modo, digo, ni la hubiésemos comentado. La estudiamos en nuestros encuentros y en el eje de nuestro encuentro encontramos diversos desencuentros bien logrados.
Ya debo cerrar para no cansarlos pero dejaré abierto el tema para otros días, con sus noches. Decía yo, no entender por qué Düring insiste en pensar en el concepto de reproducción y no mímesis o copia. Al pie de página indica que acepta ενπλαστοδ y no εκστατικοδ. Düring entiende bien que la primera palabra en griego corresponde a talento y la segunda como desequilibrado. Lo verifiqué en la traducción de Antonio López Eire, en la editorial Akal. Lo que no entiendo en Düriring está en que afirma: “la tarea de los artistas de talento es el reproductor hábil”. ¿Por qué reproductor y no productor? La palabra reproducción no la encuentro en el texto de la Poética de Aristóteles. Me queda claro que para Düring “mímesis significa reproducción”, sin embargo, como se ha visto más arriba, Düring indica que mímesis se entiende como génesis. En fin, es un detalle pero viene de un erudito. Y me detuve en este detalle porque me invadió la pregunta respecto a la Operación hormiga ¿reprodujo o generó algo? Es que hay distancia entre una y otra referencia. Acaso ¿Jetro Centeno generó o reprodujo algo? ¿Reproducir y generar son sinónimos? Creo que no. Más aun, ¿lo poético genera o reproduce? Tal vez hoy en día las artistas y los artistas generan de vez en vez y a veces reproducen. ¿Qué? Arte. Pero ¿qué hay de la Poética respecto a su dialéctico devenir en la historia del arte? ¿Qué será de ella? ¿La Poética contiene una dialéctica en devenir?
Sin duda, la Poética de Aristóteles pasa por la historia del arte y padece cambios. Está claro para mí que tal como lo indicó un día Lacan cuando habló con Noam Chomsky en Nueva York, dijo; “somos poemas aunque no todos escribimos versos”. En efecto, somos poemas aunque no todas ni todos hablan y agrego, ni hacen todas y todos arte. Dejo constancia de que no confundo Lógos–λóγος-lógica con el verbo-νεῦμα-neuma. No me confundo porque por ahí Aristóteles indica, y todos sabemos de memoria que “El ser se dice de muchos modos”. Lo señalo porque me parece legítimo preguntarme ¿qué será de la poiesis? Si el ser-to ov ¿lo hay en la poiesis? ¿Es pertinente mi pregunta? Bueno…, recordemos aquello de que el ser en su función predicativa se dice de un modo y el ser existencial se dice de otro modo. Pero, y si “en el principio era el Verbo, ¿aplica mi razonamiento” pues acaso ya no-es? Sin duda fuimos y somos poemas, pero ¿seremos poemas, en un supuesto porvenir? Supongo tal porvenir, pero…, ¿se trata de un eterno retorno de lo mismo?, como lo formuló en su día Federico Nietzsche, ¿o se trata de un retorno al mismo lugar tal como Sigmund Freud lo formuló en su día? Y, ¿la poiesis será algún día poiesis-poiein en tanto poética? Acaso la Poética está fuera del tiempo cronológico y fuera del espacio geométrico. Por mi cuenta corre que la ubico, a la poiesis, en el tiempo y en el espacio lógico. Sí, en la Lógica del Significante, pero no voy a exponer el asunto porque ya lo he expuesto en otras ocasiones. Sólo insisto en que se trata de un tema topológico.
Reitero, no hablé del arte de la Operación hormiga + Jetro Centeno sino de la implicación poética. Pero no quiero dejar fuera lo que de hecho hicieron en tanto proyecto de mejoramiento de la imagen de la CDMX, 2017. Tomo nota del catálogo de la exposición Delirios urbanos:
La propuesta de Operación Hormiga construye un proyecto de mejoramiento urbano que lleva al límite la existencia de prácticas cotidianas dentro de las políticas –ejecutadas desde el Estado en convivencia con el sector privado- que priorizan la construcción de la buena imagen de las ciudades. La pieza plantea, a partir de la emulación de estrategias de entendimiento de la ciudad como una marca turística que debe su valor mercantil a la imagen que se autoconstruye. DesignVista propone la construcción de bardas que segregan y desplazan a comunidades vulnerables para eliminarlas de la vista y borrar su precariedad de la imagen urbana. El poder crítico del planteamiento radica en su cercanía con la realidad y el ejercicio de políticas públicas en ese mismo sentido.
Debido a las características y planteamiento de este proyecto, el colectivo convocó a colaborar al arquitecto Jetro Centeno, cuya experiencia en el desarrollo real de proyectos arquitectónicos permitió la consolidación veraz y sostenible de la propuesta.
No quiero agregar los nombres de los artistas participantes en este colectivo porque no están inscritos en el catálogo de mano. El reducido grupo de creadores hizo un singular destino de su trabajo en tanto lanzamiento, por todas partes, para señalar caminos cuyas metas se forjaron en diversos lugares, estaciones que no alcanzan para prever trayectorias ulteriores. Plantearon lazos sociales. También quiero añadir la deliberada omisión, de mi parte, de documentos fotográficos y video que se realizaron en el curso de la exposición que, recuerdo, transcurrió en el periodo del 11 de noviembre de 2017 al 20 de enero de 2018. Y…, tal como lo indicó mi amigo Juan Carlos, he de escribir ahora una letra límite: Σ.
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