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Una relación artística y de gran amistad entre un muralista y un publicista: Jorge González Camarena y Federico Sánchez Fogarty

Posted on 2 junio, 2016

María Teresa Favela Fierro
 
 
Este texto reproduce la conferencia “La imagen pública de la Tolteca en la obra de Jorge González Camarena” que impartí en el marco de la exposición Federico Sánchez Fogarty, un visionario de su tiempo en el Museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo, 14 de noviembre de 2013 al 23 de febrero de 2014. En la galería de la página web de la Fundación Cultural Jorge González Camarena A. C. pueden ver las imágenes a las que me refiero en el texto: Galería de la Fundación Cultural Jorge González Camarena.
 
 


 
 
A lo largo de su trayectoria plástica Jorge González Camarena ilustró revistas de diversa índole, calendarios y libros. Recordemos la imagen de La Patria en las portadas de los libros de texto gratuito que fue símbolo de la enseñanza por más de treinta años. Autor de 26 murales, también fue escultor, dibujante, ensayista literario y creador de una extensa obra de caballete. Perteneció a la llamada segunda generación de muralistas, quienes adquirieron importancia a partir de la década de 1940.
 
 
La relación entre el muralista y el publicista Federico Sánchez Fogarty data de finales de la segunda década del siglo XX, ya que eran vecinos en la colonia San Pedro de los Pinos, Ciudad de México. Sánchez Fogarty invitó al pintor para que colaborara con la revista Cemento, y después con Tolteca, ilustrando las portadas. Fueron sus primeras intervenciones en esta especialidad. También colaboraron juntos para la Revista de México con artículos de crítica de las exposiciones del momento. Al mismo tiempo, González Camarena era el encargado de la redacción de dicha publicación.
 
 
 
II
 
Federico Sánchez Fogarty nació en 1901 en San Luis Potosí. Poco después la familia se trasladó a la ciudad de México debido al inicio de la Revolución mexicana. Muy joven comenzó a trabajar en la empresa inglesa Associated Portland Cements Manufacturers realizando sencillas tareas. Con el tiempo ascendió a gerente de publicidad y ventas. Como publicista de la fábrica de cemento Tolteca fundó, junto con Raúl Arredondo, las revistas Cemento (1925-1930) y Tolteca (1928-1932), ambas de distribución gratuita con el propósito de destacar las cualidades del cemento a partir de modelos de la arquitectura moderna (fachadas art decó hasta arquitectura de estilo internacional). Invitó a colaborar a los fotógrafos Agustín Jiménez y Manuel Álvarez Bravo y, como se mencionó, a González Camarena. El aliento editorial proporcionado por Sánchez Fogarty convirtió a Cemento en la revista favorita de los constructores, quienes así conocían las virtudes del nuevo material de construcción.[1]
 
 
Sánchez Fogarty también promovió la industria cementera a través del arte con el Concurso Tolteca, en 1931, en el que participaron Juan O’Gorman, Rufino Tamayo, Pablo O´Higgins, Alfredo Zalce, María Izquierdo y Jorge González Camarena, entre otros.
 
 
En suma, fue una personalidad en los diferentes ámbitos de la vida de México que, a lo largo de los años, formó un acervo plástico muy variado de diferentes artistas y reunió en su domicilio a grandes individualidades de la sociedad mexicana, en particular a quienes contribuyeron a la construcción del México moderno desde los campos de las artes, la literatura, la arquitectura, la publicidad o la industria.
 
 
 
III
 
Durante el mandato de Plutarco Elías Calles (1924-1928), Alberto J. Pani como secretario de Hacienda invirtió en infraestructura y obras públicas que utilizaban cemento. Se construyeron también numerosas viviendas ante la explosión demográfica.
 
 
Surgieron entonces publicaciones especializadas en construcción a cargo de arquitectos e ingenieros, como la mencionada Cemento (1925-1930), a la que sucedió Tolteca (1928-1932), y cuyas portadas fueron, casi en su totalidad, realizadas por Jorge González Camarena.
 
 
Tiempo después, con Pascual Ortiz Rubio en la presidencia de la República (1930-1932), se lanzó una campaña nacionalista para promover lo que se producía y manufacturaba en el país. En el rubro de la arquitectura se puso énfasis en la construcción de casas para cubrir las necesidades de las masas campesinas y obreras, es decir, la edificación de viviendas y escuelas rurales, entre otras. En este contexto de agudo nacionalismo ambas publicaciones adoptaron una política editorial cosmopolita que trató arquitecturas como la estadunidense y la europea.
 
 
De acuerdo con Georg Leidenberg, “el vanguardismo de las revistas Cemento y Tolteca se veía reflejado en su aspecto gráfico: portadas a múltiples colores con elementos cubistas ―muchas de ellas realizadas por Jorge González Camarena― formas tomadas del Art decó, una tipografía moderna y una estética austera lograda por el uso de amplios espacios”.[2] Para dar un ejemplo se podría hacer referencia de la portada de Cemento número 22 de marzo 1928. Se trata de una construcción que se yergue entre vegetación tropical, con un fondo de volcanes y cotidiano cielo azul. Existe un diálogo entre la casa y la naturaleza, no se trata de un asunto de aridez ni de pesantez del cemento. A diferencia de la anterior ilustración, la carátula de Cemento número 32 de noviembre de 1929 tiene una influencia del cubismo analítico; el tema aparece fragmentado en sus volúmenes, eliminando los detalles, y la composición acusa en su conjunto un ritmo geométrico heredado de Cézanne. Las diversas superficies que limitan los volúmenes parecen contemplados desde puntos de vista diferentes. Las construcciones ascienden hasta el mar y casi hacia el infinito, pero coquetean con la vegetación costeña y siempre con la presencia del hombre.
 
 
La empresa cementera Tolteca ocupó un lugar predominante como mecanismo de la modernización urbana del país. Utilizó, casi siempre, referencias de la cultura prehispánica destacando a sus grandes artistas y construcciones. Realizó además una campaña propagandística desde 1929 para dar a conocer los beneficios del cemento en una época en la que el adobe era el material más utilizado y el cemento sólo empleado para pegar mosaico.
 
 
Federico Sánchez Fogarty, como fundador de Cemento y posteriormente de Tolteca, fue el creador del famoso cartel “pegue usted mismo”, publicado en la revista Nuestro México. Este lema de la marca Tolteca se mantuvo durante muchos años. Para el cartel González Camarena realizó un imponente brazo musculoso que ejerce toda su fuerza; la mano más que mano parece un tabique de la edificación.
 
 
Para Sánchez Fogarty era claro que el cemento era un asunto poco fascinante para la mayoría, en especial porque en el imaginario popular de la época era relacionado con la construcción y los modestos albañiles. Para contrarrestar ese concepto fue indispensable transmitir una imagen que enalteciera su trabajo: vigorosa, rotunda, poderosa, como el cemento. En la obra publicada en Cemento número 25, septiembre de 1928 se plasmaron figuras simplificadas, con enormes cuerpos portentosos ubicados en un espacio muy reducido, es decir, lo constreñido de la composición coadyuvó para dar fuerza al tema. Exploró los aspectos sólidos y estructurales de los hombres hasta la exageración para obtener una expresión más clara de la forma. Los hombres inquebrantables contrastan con las construcciones edilicias y las chimeneas de la cementera.
 
 
Otro ejemplo de la actividad de González Camarena como ilustrador fue la conmemoración del primer año de la revista Tolteca en junio de 1928. Las grandes chimeneas simbolizan el trabajo de la fábrica de cemento: la producción, el progreso y las máquinas infatigables. Con raigambre en el Art Nouveau, el artista utilizó una importante geometrización de las formas usando bloques rectangulares y triangulares dispuestos simétricamente y con facetamientos y zigzagueos.
 
 
Fue precisamente en este momento que Fogarty relacionó al cemento con las artes. Ya no se trataba solamente de un material para el uso exclusivo de la construcción sino, como se había dicho, lo relacionó con la pintura, fotografía, dibujo y poesía. Y por añadidura organizó conferencias, escribió artículos periodísticos y llevó a cabo la publicación de revistas, entre otras actividades.
 
 
En 1931 la cementera Tolteca compró a Cemento Azul, pero los trabajadores se ampararon y lograron crear una especie de cooperativa. En esta empresa González Camarena también colaboró con la ilustración de temas relacionados con la construcción con un énfasis en los albañiles destacando, como se había mencionado, las formas macizas e imponentes como el cemento. En una de estas obras, que data de la década de 1940, El futuro de México, las figuras masculinas han ganado madurez y experiencia pues son casi esculturas macizas ―como solían modelarlas los artistas de la llamada Escuela Mexicana de Pintura y escultura. Los sacos que están a punto de cargar llevar una cruz azul refiriéndose a la empresa cementera; en la parte de atrás de la composición se puede observar unos edificios.
 
 
 
IV
 
En 1931 se inauguró una nueva cementera en Mixcoc, y Sánchez Fogarty convocó en su revista a la intelectualidad mexicana de la época para participar en el Concurso Artístico Tolteca. Para que dicho evento tuviera una relevancia de primer orden, estratégicamente invitó a Diego Rivera, al ingeniero Manuel Ortiz Monasterio y al director de la Facultad Nacional de Ingeniería, Mariano Moctezuma. En la exposición participaron 45 pintores, dibujantes, grabadores y escultores.[3]
 
 
La obra ganadora con el tercer lugar en la sección de pintura fue Materia, forma y color de Jorge González Camarena. El tema estuvo inspirado en la fábrica La Tolteca en Mixcoac, y se puede ver cómo el concreto proporciona al constructor los tres elementos arquitectónicos básicos y esenciales: materia, forma y color. Uno de los jurados calificador, el arquitecto Manuel Ortiz Monasterio, fue entrevistado seis meses después acerca de la premiación e hizo una comparación entre la obra Arquitectura de Rufino Tamayo y Materia, forma y color de Jorge González Camarena:
 
 

la más significativa, la más vigorosa de las pinturas “mixtas” (es decir: aquellas en las cuales el artista recurre al dibujo y, además, finge tres dimensiones). En la exposición en el Teatro Nacional de México, el público aclamó a González Camarena y no a Tamayo; pero es que las obras de ambos se encontraban colocadas una junto a la otra y el escultórico efectismo de Materia, forma y color ofuscaba la tenue aunque solemne modulación de Arquitectura, y es González Camarena sobresale en cualquier conjunto y Tamayo debe admirarse solo.[4]

 
 
Como se había mencionado, Federico Sánchez Fogarty entabló amistad con artistas como Diego Rivera, Carlos Tejeda y el mismo González Camarena. De igual forma, el publicista aprovechó esta cercanía para adquirir sus obras; además, continuó formando un acervo plástico con cuadros de José Clemente Orozco, Alfredo Zalce, Francisco Zúñiga, Carlos Bracho, Francisco Eppens  el Dr. Atl, entre otros.
 
 
González Camarena pintó un retrato muy interesante a Sánchez Fogarty en 1934. Su cabeza se presenta de tres cuartos de perfil, los planos del rostro son verdaderas tallas. La composición está equilibrada por unos cuerpos cilíndricos, especie de silos que albergan al cemento y que representan a la compañía Toteca, con la letra T incluida en la parte izquierda.
 
 
Después de varios experimentos el pintor llegó a inventar todo un sistema de organización del cuadro: dividir el espacio en dos mitades, luego un cuarto… un octavo hasta llegar a un treintaidosavo, todos rectángulos, ocasionalmente atravesados por diagonales, correspondiendo exactamente al total. A este sistema le nombró “cuadratismo”, y nos remite al arte cubista.

En resumen, la importancia de Jorge González Camarena en el ámbito de la publicidad y el diseño se encuentra en la realización de ilustraciones para las portadas de las revistas Cemento y Tolteca, que fueron precursoras en su época, así como las obras de caballete que sirvieron para difundir la imagen de Cementos Cruz Azul y, posteriormente, de la compañía de calendarios Casa Galas, con lo que logró imbuir a algo tan árido un sentido plástico y humano.
 
 
 
 
Notas

[1] Enrique X. de Anda Alanís, La arquitectura de la Revolución Mexicana, México, UNAM, Instituto de Investigaciones Estéticas, 1990, p. 44.

[2] “Tres revistas mexicanas de arquitectura. Portavoces de la modernidad 1923-1950”, Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas, 2012 XXXIV, UNAM, en http:///www.redalyc.org/articulo.oa?id=36928273005.

[3] Algunos de los participantes en el concurso fueron los pintores Juan O’Gorman, Rufino Tamayo, Pablo O’Higgins, María Izquierdo, Isidoro Ocampo, Alfredo Zalce, entre otros, y los fotógrafos Manuel Álvarez Bravo, Carlos Tejada y Agustín Jiménez.

[4] Manuel Ortiz Monasterio, “La Tolteca en Mixcoac”, revista Tolteca, núm. 23, 1932, p. 364.
 
 

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