AMEXICA en París

Posted on 2 agosto, 2023 by cenidiap

Paula de Maupas

 

 

AMEXICA es el título de uno de los libros del periodista británico y corresponsal de guerra Ed Vulliami (Amexica: War along the borderline, 2010). Esta obra se refiere a la guerra contra el crimen organizado que se vive a diario en la frontera más larga y violenta del mundo, la de México con EUA. De esta violencia, surgen brutales contrastes y contradicciones descarnadas que existen en esos territorios fronterizos y en diferentes zonas del país, resultado de la firma del TLC en 1994.

 

La curadora mexicana de arte contemporáneo Marisol Rodríguez decidió adoptar este título para la exposición colectiva de trece artistas que inauguró, el pasado jueves 20 de abril 2023 en el Instituto Cultural de México en París, misma que ya había expuesto con otras piezas en Bruselas, en The Loft sede de la colección de Alain Servais. En Bélgica, por cuestiones sanitarias que impedían fuertes concurrencias en los espacios cerrados, AMEXICA estuvo expuesta durante dos años, 2020 y 2021. En París, la exhibición estuvo abierta al público de forma gratuita hasta el 13 de julio 2023. El objetivo de presentar la selección bajo este título es, en palabras de la curadora, abrir la reflexión sobre del arte que se crea hoy en México. Lejos de la tradicional etiqueta “arte mexicano”, cuyas referencias son el habitual pensamiento colonial de lo prehispánico, lo folclórico, lo colorido y lo alegre, se trata de ofrecer una propuesta atípica, más no definitiva y rígida como recorrido de museo decimonónico.

 

 

 

 

 

Marisol, quien ha vivido en París desde 2015, busca denotar su percepción de la actual identidad artística mexicana y de la experiencia del coleccionista: ella quiere hacer su narrativa desde el exterior, unir estas diferentes voces desde el extranjero. Cromosoma Cómic, el proyecto curatorial más reciente de Marisol Rodríguez en que presentaba obra híbrida entre el cómic y el arte contemporáneo, fue expuesta en Biquini Wax Eps en la Ciudad de México, de febrero a abril 2023.

 

Las obras expuestas en París provienen de una colección privada y la constitución del acervo a lo largo de veinte años ya son una visión muy específica de México por parte del belga Alain Servais. Marisol ve esta situación como una muñeca rusa de percepciones: a partir de la amplia mirada anterior, el siguiente actor trata de proponer una nueva perspectiva más particular. Esta distancia geográfica le ayuda a construir una exposición que se interroga, al igual que los artistas, sobre las problemáticas de un territorio que intercambia a diario con un mercado internacional. Hubo una época en la que México fue hermosamente surrealista, ahora es un cegador caleidoscopio.

 

En presencia de su Excelencia la Señora Embajadora de México en Francia, la Dra. Blanca Ramírez, de la Directora del Instituto México Silvia Chávez, de la Directora de exposiciones Ingrid Arriaga y de la Directora de la colección de la familia Servais Lorraine de Thibault, la curadora presentó, describió y comentó cada una de las trece obras, de las cuales tres son instalaciones de gran formato. Pertenecientes a tres generaciones distintas (X, Y, Z), los artistas Teresa Margolles, Yoshua Okon, Daniela Rossell, Héctor Zamora, Renato Garza Cervera, Fritzia Irizar, Naomi Rincón Gallardo, Morelos León Celis, Federico Martínez Montoya, Fabián Cháirez, Emilia García, Victor Alvarado alias El Chico Paleta y Andrew Roberts nacieron en diferentes puntos de la República Mexicana, tales como Tijuana, Oaxaca, Chiapas, Culiacán y México.

 

A pesar de sus identidades tan ricas como diferentes, todos se interrogan y crean, con humor y sarcasmo, sobre las temáticas comunes que les ofrece el paisaje sociopolítico de un país generoso y abundante pero desbordado por la desigualdad, la injusticia, la tragedia y la muerte. La transformación del cuerpo es una temática común a los artistas expuestos.

 

 

 

 

 

 

La instalación de la maquiladora de sonrisas enlatadas de Yoshua Okon (Canned laughter, 2009) impone por su presencia y tamaño. Con base en una reflexión del filósofo Bergson, cuyas iniciales sirven para diseñar el logo de la maquiladora ficticia, queda clara esta filosofía de la explotación, tan propia del actual neoliberalismo bestial: “no hay trabajo terrible si se hace con alegría”. Como bien lo expresa Marisol: Los gringos dictan a México, de forma directa o indirecta, hasta de lo que debemos reírnos. Latas rojas que recuerdan tanto a Warhol como a los Stones, batas de obreras que cuelgan del muro como para recordarnos, no sólo el alienante sistema de producción sino también el enfermo imaginario de los feminicidas de Ciudad Juárez, así como proyecciones del trabajo en serie componen esta pieza compleja y de humor negro.

 

Del cuerpo que trabaja sin descanso pasamos al cuerpo inerte. Marisol describe las fotografías de Teresa Margolles, una secuencia de cines abandonados, antiguo símbolo del espacio social: “para Teresa Margolles, el modo más efectivo de ver cómo funciona una ciudad es saber cómo muere su gente. Para realizar esta serie, la artista constató que las poblaciones vulnerables, como son los niños y ancianos, representan una cifra importante de suicidios en Guadalajara”. En vez de títulos de películas en las fachadas, Margolles reproduce las últimas desgarradoras palabras de los fallecidos.

 

 

 

 

 

 

Fritzia Irizar fue más directa en su cuestionamiento de deshumanización y explotación del individuo: a través de un proceso molecular, obtuvo diamantes, símbolo ideal de poder económico y elegancia, a partir del cabello de los rarámuris. Les pidió guardar su cabello como memoria del abuso en el que han vivido en condiciones críticas desde hace siglos por sequías y hambrunas. El cuerpo como vida mineral en su máxima expresión.

 

Los cuerpos transgresores: Una de las fotografías emblemáticas de la serie “Ricas y Famosas” (1994) de Daniela Rossell se exhibe a lado de la pintura La Revolución (2014) de Fabián Chairez. La iluminación puntual de la sala en penumbra crea aún más sorpresa sobre las dos obras y sus intenciones. Por un lado, la pintura, famosa en la comunidad queer, es reveladora del impacto que aún tiene la pintura figurativa en nuestras sociedades, pero, sobre todo, de la ofensa generada en el imaginario colectivo por tocar en su frágil masculinidad a un ícono totémico de la Historia de México. Por el otro, las amigas de la fotógrafa, posando en la intimidad de sus hogares, recuerdan la estética kitsch de las poderosas familias priístas, admiradoras de muebles dorados que buscaban imitar la opulencia de Versalles con la violencia estructural que eso representa en un país donde cincuenta millones de personas sobreviven con menos de un dólar por día.

 

Las exigencias de belleza y productividad del cuerpo femenino dictadas por las redes sociales son reflejadas en las obras de la artista más joven de la muestra, Emilia García, quien emplea una estética kitsch para reflexionar sobre las imposiciones del mundo virtual sobre nuestras realidades. Para negociar ante tanta precariedad financiera y emocional, Emilia crea objetos como el recuerdo clásico de los novios con grabados de frases incisivas que reflejan la psique de la generación actual.

 

El cuerpo atacado es representado por Morelos León Celis con un petate dorado, atravesado por flechas: en la mitología mexica, el emperador Moctezuma tiró flechas al sol. El cuerpo usuario es pensado por Federico Martínez en un video en el que se gasta, literalmente y entre las dos manos, un billete en exactamente 32 minutos, para expresar la relación conflictiva e histórica con el valor fluctuante de nuestra divisa.

 

 

 

 

La exposición culmina con la “avatarización” del cuerpo: Andrew Roberts, un artista totalmente inmerso en la cultura del videojuego y con una fuerte experiencia fronteriza en su vida. Esta obra refleja, con zombies empleados de trasnacionales, las violencias reales y ficticias que marcaron su infancia. Violencias propias del neoliberalismo como casi todas las violencias expuestas en cada obra.

 

La Señora Embajadora hizo una pregunta durante su discurso, similar a la que le había hecho a Marisol y a Lorraine durante la preparación: ¿Qué le interesa del arte contemporáneo mexicano a un coleccionista belga? Aproveché la presencia de Alain Servais para preguntarle: “Lo que es fascinante de México, responde, es la increíble diversidad del país, del norte al sur, del este al oeste. Hay desiertos, selva, pirámides, ciudades, las playas más bellas, la gloria es infinita. El pueblo mexicano es, para mí, uno de los más generosos y abiertos del mundo. Viajo veinticinco veces por año: por ejemplo, en enero y febrero estuve en Singapur, Tailandia, India, Bangladesh. Entonces, sé de lo que hablo cuando me refiero al extraordinario pueblo mexicano. […] No paro de decirles que tienen una de las escenas artísticas más ricas del mundo ¡Suéltense! La clase alta no colecciona todo lo que yo adquiero. Considero pues que el papel de un coleccionista privado es preservar e inyectar dinero. Cuando los mexicanos me venden obra, saben que voy a preservarla y a prestarla, con los riesgos que eso implica. Yo soy un capitalista puro, un hombre salido de Wall Street, un exbanquero de negocios. Lo que hago aquí es una inversión”.