Resonancias entre lo ancestral y la cerámica contemporánea

Posted on 19 febrero, 2025 by coordinv

Eréndira Meléndez
Cenidiap/INBAL

 

Olla tonal es un ensamblaje de cerámica tradicional con un circuito de audio electrónico. La pequeña trípode que la sostiene permite que al tocarla sus sensores emitan sonidos. Esta pieza de Víctor Badillo Díaz¹ resultó ganadora del primer premio en la primera emisión de cerámica incluida en la XIV Bienal Zalce de Pintura, Grabado y, ahora, Cerámica Contemporánea en Morelia.

Ecos prehispánicos y modulaciones electrónicas hacen una combinación peculiar para marcar una nueva ruta moreliana de la cerámica contemporánea. En una bienal con tanta tradición, esta ramificación está inspirada en las disciplinas que dominó el maestro Alfredo Zalce. Incorpora el barro, la materia viva y sensible, que en su factura se transforma con el clima, pidiendo cuidados, saberes y que responde a los ánimos de quien la produce, para convertirse en vestigio perdurable de los tiempos gracias a su paso por el fuego.

La tradición michoacana del trabajo con el barro es ancestral.

«Chupícuaro, es el sitio mejor conocido del preclásico en el occidente de México, también llamado período formativo tardío (500 a.C-0)… Para su estudio se conserva una magnífica alfarería cuya técnica y diseño tuvo impacto en una amplia región»².

 

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De tal colección existen varias trípodes, con los que la pieza ganadora de la Bienal dialoga, Olla Tonal, resonando así en una de las ciudades de gran tradición musical de México.

Al ser pequeña, la pieza se expande con el sonido. En su ficha técnica el artista de Temascalapa, Estado de México habla del concepto detrás de ella y al respecto nos dice:

Esta pieza está inspirada en los instrumentos musicales mesoamericanos, mi intención es recuperar la tradición de hacer artefactos de cerámica cuya función principal sea producir sonidos, pero adaptarlo y mezclarlo con tecnología más reciente, este en particular produce diferentes tonos al tocar la superficie de la olla, por lo que podría ser sucesor de las flautas tlapitzallis antiguas. Es una forma de cerámica utilitaria poco convencional.

En total están exhibidas 29 piezas cerámicas provenientes de Morelia y Paracho, Michoacán; Milpa Alta, Iztacalco, Coyoacán, Cuajimalpa de Morelos, Miguel Hidalgo, Tlalpan, Benito Juárez, La Magdalena Contreras en la Ciudad de México; las ciudades de Puebla y Querétaro; Jaén Linares, España; Amersfoort, Utrecht de Países Bajos; Zapopan, Guadalajara y San Pedro Tlaquepaque en Jalisco; y Tlalnepantla de Baz, y Temascalapa del Estado de México. De esta forma, puede considerarse que hubo una respuesta internacional a la convocatoria, la cual además contó con otras 30 pinturas y 29 grabados.

Me ha interesado el cruce entre los sonidos y el barro, siendo que resultan emocionantes algunas piezas prehispánicas. Un ejemplo son las flautas lloronas que tienen un pequeño contenedor donde se pone agua y que al moverse hacia un rostro salen las gotas que simulan lágrimas, desprenden sonidos muy peculiares, agua que gorgorea y que también dejan el aroma del barro mojado. Algunos ceramistas hacen rescate de ese cúmulo de sensaciones, porque la tradición de hacer flautas de barro está en todo el mundo. Por ejemplo, flautas de Letonia, con sonidos agudos, trompetillas de Bielorrusia, silbatos de Kenia. Cada cultura les deposita sonidos que simbolizan identidad, como en el caso de México en donde el caracol es una flauta marina y algunas flautas de barro buscan sus tonos.

En Oaxaca se instaló Hernán Vargas, un artista argentino cuyo proyecto llamado Suena Barro, consiste en máscaras que son flautas y también distintos instrumentos. El artista también usa inmersiones en agua para buscar sonidos, y sus piezas se pueden ver en la cuenta de Instagram barromadre³ que funciona como lo hicieran los expedientes de artista en otros tiempos, o los catálogos, siendo así una fuente de consulta visual.⁴

En otras coordenadas, Cisco Jiménez juega con el sonido en el plano simbólico. En 2023 presentó piezas cerámicas en una exhibición en La Tallera en Cuernavaca, Morelos. Denominadas Radiograbadoras de barro,⁵ no tienen sonido, pero sí la remembranza a lo escuchado con el humor que caracteriza al artista. Estas piezas nunca se limpian y se trasladaron con el polvo de su casa al espacio de exhibición. Además, el listado de artesanas de Guerrero y Morelos que colaboraron está incluido en las fichas de la exhibición mostrando su compromiso con ellas.

Las piezas de la Bienal Zalce en general son de pequeño formato. Algunas tienen carga conceptual, otras lúdica. Para esta edición se apostó más por los contenidos que por las técnicas virtuosas. La gran comunidad de ceramistas de nuestro país combina mucho el virtuosismo con la industria, y es una comunidad consolidada y muy activa que trataré en otro texto. Pero, por ahora, lo más importante es celebrar que la cerámica contemporánea tiene un nuevo espacio para mostrar sus propuestas en el Museo de Arte Contemporáneo Alfredo Zalce⁶.