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Carlos Amorales en el MUAC: Axiomas para la acción (1996-2018)

Posted on 8 mayo, 2018 by cenidiap

Edwina Moreno Guerra
 
 
Sin lugar a dudas que un joven artista mexicano como Carlos Amorales (Ciudad de México, 1970) exponga en el Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC) es de llamar la atención. Con vida y estudios en Europa (1990-2004), regresó a México poseyendo una carrera reconocida en el viejo continente. En esta muestra nos presenta obras de género distintos e incluso dispares; resalta el esfuerzo en el desarrollo de cada una de las piezas, que requieren de mucha atención por parte del espectador para poder apreciarlas en su magnitud. Aunque resulta claro que existen marcas distintivas que otorgan cierta coherencia, si no dijeran que es una muestra colectiva lo creeríamos sin protestar pues son muchas las disciplinas que practica y exhibe: dibujo, pintura, escultura, collage, performance, instalación, arte sonoro, cine, escritura y otras formas no tradicionales.
 
 
Hijo de dos artistas, Rowena Morales y Carlos Aguirre, Amorales entiende que ser un creador nacido fuera del primer mundo le dio desventajas, pues nunca podrá quitarse la etiqueta de la cultura en la que nació, sin embargo esto mismo le da grandes posibilidades para ser sumamente individual y con una personalidad especial. Sus distintas vivencias le dan ahora una perspectiva de la injusticia del sistema global.
 
 
Volviendo a la muestra del MUAC, sus obras asumen el característico miedo al vacío de los artistas mexicanos: los grandes espacios están completamente cubiertos de mariposas negras, colocadas una por una como en enjambres que se apetecen caóticos, y que cobran una gran belleza, al igual que las aves volando en maravillosas parvadas. Se perciben sus reglas, son armónicas con medios y propósitos aunque den la impresión de desorden. Sucede lo mismo con sus complicadas instalaciones: se sienten porque es imposible detenerse a observar conjunto por conjunto, no digamos ya una por una; esto es lo más espectacular.
 
 
Su instalación de obsidiana Piedras Negras es impresionante por el abigarramiento que culmina con una gran ave rota que yace en el suelo con las alas extendidas, hermosamente resuelta, sencilla y de gran factura, de la que se tiene una lectura diferente después de observar toda la instalación de pequeñas piezas del mismo material sobre mesas de la sala de exhibición.
 
 
El video con el formato de cuento para niños en donde escribe, dirige, hace la escenografía, el vestuario y actúa, nos muestra un artista multifacético que trata de dar mensajes del colonialismo que de seguro sufrió en su infancia, que ahora nos muestra una lectura diferente, poética, del genocidio indígena.
 
 
También exhibe otros videos de sus performances, hablados en inglés, que son literalmente gritos desesperados en contra de un sistema que lo oprime y lo obliga a liberarse catárticamente con la ayuda de dos músicos de vanguardia que le sirven para dar un ambiente estresante con una poesía de rebeldía.
 
 
En la entrada muestra dibujos de gran formato inspirados en dibujos religiosos de la Edad Media, pero sobrecargados de escritura agresiva y procaz que llena la sala de suelo a techo, y recuerden lo alto de los techos en el MUAC; esta sala bastaría para pasarse dos horas leyendo cada dibujo y tratando de entender el mensaje de cada uno, pero la saturación hace que se observen como decorado, como si fuera un templo, un templo a lo absurdo de las creencias. Sí, su muestra es un ataque a las convicciones establecidas de lo que debe de ser el arte para dar paso a arte de autor con su peculiar manera de ver y criticar el caos de las presunciones establecidas. Sin lugar a dudas es un personaje particular, a quien tuve la rara coincidencia de encontrarlo en el exterior del museo en amigable charla con un grupo de jóvenes, tal vez compartiendo su experiencia sobre su exposición; no me atreví a interrumpirlo por no romper la conexión que vi entre el maestro y sus discípulos, porque yo de salida ya había tenido la vivencia de la conexión del investigador con la obra de este joven artista mexicano, el sobresaliente Carlos Amorales.
 
 
 
(Edwina Moreno Guerra es integrante de la Academia de Arte Emergente y Nuevas Tecnologías del Cenidiap)
 
 
 
 

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