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Incidentes melódicos del mundo irracional

Posted on 8 abril, 2019

Alfredo Gurza
 
 
Texto leído en la presentación del facsimilar Incidentes melódicos del mundo irracional de Melecio Galván, obra basada en el libro homónimo de Juan De la Cabada publicada en 1944 con grabados de Leopoldo Méndez. Aula Magna del Centro Nacional de las Artes, Ciudad de México, 3 de abril de 2019.
 
 
 
Antes que nada, hay que agradecer el amoroso trabajo de conservación, organización y difusión que de la obra de Melecio hace de manera infatigable su hija, Amaranta Galván, y el afanoso esmero con el que los compañeros de La Duplicadora han producido este libro maravilloso.
 
 
Nunca es malo ser reiterativo de lo bueno.
 
 
La obra de Melecio, tan profundamente humana por apasionada, compasiva, indignada y subversiva, merece la más amplia circulación por medios ejemplares como el de esta publicación para generar discusión y emulación críticas.
 
 
Que Melecio se haya ocupado en los últimos meses de su vida de la reelaboración minuciosa de los Incidentes melódicos del mundo irracional propicia algunas reflexiones en torno a problemas clave de las prácticas artísticas actuales.
 
 
No es casual, sino sintomático de toda la práctica de Melecio, que se haya volcado a este proyecto de imaginar de nuevo un libro sin parangón en el medio nacional, producido por comunistas mexicanos, todos ellos artistas de primer orden: Juan de la Cabada y Leopoldo Méndez, en homenaje a uno más, Silvestre Revueltas, fallecido en 1940, cuatro años antes de la publicación de los Incidentes melódicos.
 
 
La escritura de De la Cabada, evidente inspiración de García Márquez (tan admirado por Melecio, como lo testimonia su hermosa serie de las Amarantas, con dedicatoria de fácil y conmovedora deducción) y los grabados de Méndez, cuya impecable factura y dibujo preciso dialogan en la estratósfera gráfica con los trazos de Melecio, le señalan justamente vías de emulación crítica para plantearse el problema de cómo ser artista revolucionario, de cómo producir imágenes y afectos que contribuyan a desnaturalizar el horror cotidiano de la ley del valor y a generar relaciones sociales otras, para acumular y activar potencialidades humanas emancipadoras, desde una toma de posición desde abajo y a la izquierda, sí, pero siempre desde adelante.
 
 

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Eduardo Espinoza, Carlos Guevara, Adriana Malvido, Amaranta Galván y Alfredo Gurza en la presentación del libro.


 
Incidentes melódicos del mundo irracional. Veamos.
 
 
Incidentes: es decir, complejidad de aconteceres que van a contrapelo de ese afán de lo explicado y lo completo de las narraciones que reducen la inagotable riqueza de lo real, su despliegue contradictorio, a la mera propulsión de la lógica causal que va dejando de lado cuanto se muestra reacio al achatamiento general.
 
 
Melódicos: un modo de contar cantado, no sólo por las melodías recuperadas y transcritas en el texto sino en el relato mismo y los dibujos, con sus giros y sus ritmos, sus figuraciones y sus sitios, que ponen en acto el imaginario de los mayas como patrimonio para el goce compartido, para hacerlo universal-concreto contra la chabacanería del consumo a la moda de lo subalterno-exótico.
 
 
Del mundo irracional: El prodigio de esta fábula de personajes ricamente figurados, complejos y contradictorios, en contraste con el recurso a la representación tipológica de generalidades abstractas revestidas de atributos y conductas fácilmente interpretables. Problematizar, complicar elucidando, es la línea provechosa para la crítica de la racionalidad de la ganancia, supersticiosa y artera, que fetichiza los procesos y disocia las contradicciones que sustentan la dominación. Contra ese remedo de lo real, que es el mundo del revés, el mundo irracional es entonces el de la praxis estética libertaria: no el arrebato antirracional, sino las ideas, la imaginación, la sensualidad, la fantasía, confabuladas, todas a una, para producir objetos y sujetos nuevos, en trabazón de idoneidad. Esto es, como utopía.
 
 
De 1968 a 1982 es el trayecto de Melecio. Años de guerra antipopular prolongada, de crímenes de Estado, desapariciones forzadas y asesinatos; del ascenso de las luchas sociales y de la búsqueda de maneras inéditas de articular las prácticas artísticas y los movimientos populares. Años de organización y represión.
 
 
Y es precisamente por todo esto que no debemos permitir que las terribles circunstancias de las últimas horas de Melecio y su muerte atroz abonen a esa suerte de romanticismo sin fin que atenaza a críticos y artistas, reproduciendo las convenciones de la artisticidad burguesa que ofuscan y no explican. La figura del genio atormentado e incomprendido, marcado por el trágico destino ineludible que se depara a quien goza de los privilegios de la vista y del cruel atributo del talento, etcétera, es parte efectiva de un horizonte existencial que no basta con describir, sino que hay que problematizar.
 
 
Los prodigiosos cuadernos de Melecio que incluyen los Incidentes y sus dibujos preparatorios, rescatados providencialmente en la comandancia de policía, contribuyen a la necesaria reflexión sobre todas estas cuestiones. Ahí está la evidencia de esa praxis que humaniza tanto a los objetos como a la mano y al ojo y a la fantasía, en su propio proceso poético. El goce y el sufrimiento aparecen así en su particularidad humana irreducible. Pasión y urgencia de Melecio, quien nos convida a su obra generosa.
 
 
Un dos tres por Melecio y todos sus compañeros. Melecio no va solo.
 
 
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