Toledo
Posted on 11 septiembre, 2019 by cenidiap
Alberto Híjar Serrano
Por estos días pero de 2017 Tehuantepec sufría las consecuencias de un terremoto devastador. El Estado enfrentaba la desgracia tarde y mal y la filantropía de las televisoras lanzaba al aire despensas y luego repartía cobijas y costales de cemento. Como siempre, los más pobres organizaron las urgencias de la casa, el vestido y el sustento y oportunas llegaron las cazuelas, los anafres, los comales y el maíz para las cocinas comunitarias. Una antigua tradición de ollas populares alivió no sólo el hambre y la sed, sino propició la convivencia en el duelo para bien de todas y todos. Francisco Toledo llevó lo necesario: medios de producción y relaciones de producción de tradición popular organizada.
Esta suerte de iniciativas sólo prosperan desde abajo y a la izquierda. Las de arriba y a la derecha dependen de las chequeras, los transportes de carga, la contratación de las industrias de la comida y la bebida rápidas, los fabricantes de ropa y comidas. La buena manera popular es mundial, presente lo mismo en las guerras europeas, que en las urgencias ante desastres en América. A veces, las ollas populares son centros festivos, como en los Comités de Defensa de la Revolución en Cuba, donde cada quién echa en la olla lo que tiene y todos comparten. Los europeos conocieron así las delicias de las vísceras de reses, puercos y patos que a la larga son platillos de sus banquetes de lujo. Un ser como Toledo, formado en Juchitán, París y Oaxaca, asimiló todo esto y lo volvió su propio cuerpo cuidadosamente desaliñado con cabellera y barba sin arreglos cosméticos, con ropa de la más sencilla cubriendo su cuerpo flaco, esbelto, apoyado en huaraches y a veces descalzo. Dicen que alguna vez fue retenido por policías bilingües en el centro de Oaxaca por afear la ciudad y ahuyentar al turismo. Bien visto, esto define la figura social Francisco Toledo contra la gente bonita, el arte de los cocteles de inauguración y las palabras de funcionarios analfabetas y contra el turismo exaltado como fuente de divisas sin más. A la devastación de playas, esteros, selvas, ríos y lagunas desviados a presas y termoeléctricas devastadoras, Toledo hace de las corrientes de agua, la fauna y la flora, fuentes de placer necesarias. De aquí su serie contra el maíz transgénico con lemas como “Juárez despierta, no al maíz transgénico” donde las propias mazorcas, sus hojas tejidas, sus recipientes, son los soportes de magníficos símbolos de vida incluyentes de consignas necesarias. ¡Viva el panfleto siempre que sea así de bello!
Atinado en especial, es el último párrafo de la hoja de sala, gran sala, del Museo de las Culturas Populares de Coyoacán que alberga obra variada y compleja de Toledo. Su hija Natalia, Subsecretaria de Diversidad Cultural, encontró el lugar y los trabajadores justos para homenajear a su papá en vida y ahora. El párrafo menciona como institución formadora de Toledo a la Escuela de Diseño y Artesanía encabezada por José Chávez Morado, donde se enseñaba cerámica, vitrales, herrería, joyería, de acuerdo con el encuentro de las artesanías rurales con el diseño propio de la industrialización. Para México, esta estrategia de modernización era históricamente necesaria para dar lugar a sistemas productivos distintos al coloniaje imperialista, aquel que so pretexto de la Segunda Guerra Mundial procreó el personaje de Pedro Martínez que en la XEW y la XEQ era promovido como el mexicano feliz de aquel presente, porque gozaría de licuadora, lavadora, refrigerador, todo lo necesario para superar su atraso.
Tamales contra hamburguesas fue el choque cultural promovido por Toledo en pleno centro de Oaxaca para impedir la instalación de una transnacional de comida rápida para hombres y mujeres de acción eficiente para la acumulación capitalista. Tamales oaxaqueños, esos que vocean los equipos de sonido portátiles por todo el centro de México, en homenaje involuntario a Toledo. En el Mundial de Futbol 2014 en Río de Janeiro, una empresa necesitaba convocar a los mexicanos y lo consiguió al recorrer las playas voceando los tamales deliciosos, calientitos. Nadie más como Toledo para la acción anticapitalista con afectación profunda de los usos y costumbres cotidianos, esos recursos incontrolables que imponen movimientos del cuerpo y la ropa, el andar y el comer, el adorno y la necesidad sentimental y sensorial.
Materialista dialéctico e histórico pleno, Toledo hizo de materiales cotidianos los soportes de alacranes, perros, chapulines, cocodrilos, paisajes marinos y celestiales. Una atinada broma museográfica incluye una camisa deportiva de la transnacional que tiene como símbolo el cocodrilo pegado en el costado. Desde el hierro y el plástico, hasta los tejidos con fibras sintéticas y naturales, son materia dispuesta por el gran transformador estético, mucho más allá del arte convencional y sus géneros y estilos caducos. Sin proclamas vanguardistas, Toledo propone el placer de transformación de las cosas materiales. El juego triunfa contra la solemnidad y el mero divertimiento. Juegos infantiles y alfabéticos en zapoteco de Juchitán, por ejemplo, o de Loxicha, esa región asolada por la represión militar por ser supuesto sitio guerrillero. Los juguetes de madera con botón que activa el salto del caballito y su jinete o de los boxeadores con brazos sueltos, invitan a romper la orden de “prohibido tocar”. Un piso de bellos mosaicos en un tramo de suelo hace gozoso el recorrido. Las joyas de mil maneras con maravillosos insectos, alacranes en especial, transforman materiales y remiten a la fábrica de papel que Toledo fundó en la que fuera fábrica textil en San Agustín Etla donde ahora la energía eléctrica es producida por fuentes naturales.
Canto a la naturaleza, la obra de Toledo nos recuerda la animalidad, la de nosotros mismos, tan deseable frente a razones y sin razones perversas por explotadoras y antihumanas.
Las ofrendas en Coyoacán, en el Palacio de Bellas Artes, en Oaxaca, en las escuelas de artes, acumulan fotos elocuentes, insectos y perros formados con piedras y flores, muchas flores blancas. Sin acuerdo previo, dominan las fotos de Toledo volando uno de sus papalotes para los 43 de Ayotzinapa, como síntesis del amor al pueblo y la naturaleza y sus sufrimientos, adelante con el descubrimiento y el impulso del viento a favor.
9 de septiembre de 2019.
Las fotos de la exposición Toledo ve en el Museo de Culturas Populares son de Marie Christine Camus Joly.
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