CÓDICE RINA
Posted on 12 julio, 2022 by cenidiap
Alberto Híjar Serrano
Con recuerdos, huellas, cicatrices, ambientes y símbolos, Rina Lazo construyó un códice durante los años y los días de dedicados a ejercitar los oficios de pintora y grabadora. La dialéctica entre el cuidado de las destrezas técnicas fue articulada con el ejercicio de la memoria y la justicia. Con Arturo García Bustos al lado durante toda su vida en México, la militancia comunista fue asumida como usos y costumbres de un modo de ser en alerta roja, placentera, con la constancia de las solidaridades y las emociones compartidas. Sufrimientos y persecuciones fueron sorteadas y guardadas en lugar especial: la serie de dibujos en la cárcel de Santa Martha Acatitla por Rina, los grabados de Guatemala y los crímenes de Estado comunicados por García Bustos por cuenta propia y en el Taller de Gráfica Popular, como denuncia y apoyo a las luchas por las buenas causas.
La casa de Coyoacán fue buen lugar para tórculos, prensas, muebles de soporte de tintas, rodillos, gubias y navajas, ácidos, estopa; todo lo necesario para que el querido Bustos se mantuviera activo y dedicara sus últimos esfuerzos a pintar el mural en la entrada de la que fuera Casa de La Malinche. Cayó del andamio y tuvo que dejar los muros, a cambio de seguir la investigación del origen indígena para un proyecto mural con la consulta eventual del sabio vecino Miguel León Portilla, mientras Rina registraba en la mente y el corazón todo: sus paseos infantiles en Guatemala para conocer a los mayas, los presentes en plena acción entre las ruinas testimoniantes de su pasado, en paisajes poblados por los vegetales, los animales, los ríos y lagunas, la selva invadida por los edificios coloniales; todo como entorno habitual lleno de sugerencias afectivas.
El códice de gran tamaño trabajado en el piso superior de la casa con todo lo necesario para dibujar y pintar, incluida la rica biblioteca y los cuadros dedicados por los maestros, exigió dibujo preciso, color y ambientación realistas que fue organizada en franjas donde están insertadas las particularidades significantes. Algo así como la escalinata del Palacio Nacional de México, donde Diego Rivera acumuló retratos y situaciones destacando acontecimientos principales como la violación física cometida por el conquistador con armadura. Retratos y más retratos, objetó Siqueiros sin asumir la interpelación de los personajes para organizar la narración histórica abrumadora como debe ser, para luego desmenuzarla paso a paso, mirada a mirada, por los núcleos de sentido histórico y social gracias a la praxis estética concretada por Rina en la reproducción exacta de los murales de Bonampak, presentes en el imaginario acumulado en bocetos, pinturas y en los espacios arquitectónicos reproducidos con excelencia técnica y precisión simbólica. El códice sintetiza esta valiosa fortuna vital.
Xibalbá como vida y muerte, como tigre y serpiente entre la garza y los peces, en el lugar del agua que hay que navegar como punto vital en el centro. En el costado izquierdo, Rina se pintó con la escala de los seres y las fuerzas representadas con los atributos mayas y las referencias a sus trabajos por la vida y por la muerte. Rina da un paso adelante. Rina a la izquierda, por siempre a la izquierda y desde abajo.
Xibalbá, el inframundo de los mayas se exhibe en la Sala Internacional del Palacio de Bellas Artes, en la Ciudad de México.
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