ESPECULARES – vigésimosegunda serie
Posted on 14 agosto, 2017 by cenidiap
Crítica ficción
Alfredo Gurza
Imágenes del invaluable acervo que resguarda el Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas (Cenidiap) en diálogo con fabulaciones e invenciones, ejercicios de imaginación a manos libres, a manera de espejos en recíproco reflejo, que así revelan afinidades y contrastes inesperados, entrelazamientos bajo las superficies, sugerentes resonancias. Una propuesta de recirculación de este patrimonio para contribuir a la generación de nuevos públicos y al fortalecimiento del Cenidiap como referente para la comunidad nacional e internacional de investigadores, documentalistas y creadores.
“Cual azor desbañado,
Aguzadas las garras,
Erizado por el ansía de despedazar,
El tiempo acecha tus pasos,
Tus gestos, tus humores,
Presto a reducirte al hueso,
A la tabula rasa de la calaca,
A la sesera vuelta maraca,
Al costillar como vihuela
Que entona el esfuminarse de tu huella.
Espabílate, cacarea la urraca
Que sigue oportuna a tu verdugo.
Espabílate y da pelea,
Que devorar al indolente
Es como roer un triste mendrugo”.
Conrada Arizpe, Cantos del censualista, Granada, 1936.
“Comunicado núm. 343 del Ejército Negentrópico de Liberación Sideral.
¡Camaradas del Universo!
Visto que:
- La deliberada destrucción de la vida prosigue su marcha inalterada;
- La ciega mezquindad suicida conspira con la indolencia para infligir el mayor sufrimiento posible a la masa creciente de los sentientes desposeídos;
- Los hacedores de palabras, percepciones y pasiones se ceban en los ilusos promoviendo la ceguera, la sordera y la mudez, la estupidez sinestésica que ocasiona amnesia, abulia y apragmosyne;
- Dar coba al poderoso y defender hasta con los dientes las migajas que se arrebatan unos a otros sigue siendo la mísera idealidad dominante;
El ENLS postula dos filosofemas para provecho de los despiertos y perdición de los canallas:
- La entropía social es el caótico desperdigamiento de la energía vital en las heladas aguas del cálculo egoísta. La negentropía es la cultura que revierte el proceso imponiendo orden y concierto según las leyes de la belleza.
- ¡Las bombas y los rayos láser son cultura!
Están advertidos, miserables.
¡Cosmos o muerte, venceremos!”.
Ksenia Chepeleva, “Las ovejas eléctricas estaban perdidas desde el principio”, en Recuento necesariamente incompleto de la novísima ciencia ficción rusa, Moscú, Editorial Regreso, 2006.
“Hay por ahí un poema del militar zarista y caballero ortodoxo, Nikolai Gumiliov, poeta de la virilidad aventurera, insuflado de Jack London y Huckleberry Finn, que dice —y lo cito de memoria, así que no me haga demasiado caso— que el alma se agita bajo el escalpelo de la ciencia y la naturaleza, se marchita la carne y se engendra el órgano del sexto sentido, el que nos advierte del peligro atroz que nos acarreamos con nuestra mantecosa insistencia en el malvivir. Una cirugía semejante se hace imprescindible ahora que la histeria masificada hace labor de zapa en la dimensión estética para convertirnos en androides aquiescentes. Un sexto sentido como boya de salvación. Supongo que hallarían la manera de pincharla y vendérnosla como desparpajada intervención plástica. No tenemos remedio”.
Entrevista con Vassilika Theodoridou en “No reconocemos deudas con los fascistas”, Revista de Resistencia Popular, Atenas, 2008.
“—¡Qué fantástica carta le ha escrito la condesa, Maestro! Estará usted muy complacido.
—¿Le gusta, Montesinos? Se la regalo. Tengo una caja llena de cartas semejantes.
—No hablará en serio. Me extraña mucho su reacción, Maestro. No veo qué pueda objetarle a la condesa…
—No le objeto nada. Simplemente me he cansado de comprobar una y otra vez la futilidad de este empeño. Es todo.
—Pero si se muestra muy entusiasta con la causa… Me encanta cómo le comparte su experiencia en el comité que organizaba aquellas maravillosas galas a beneficio de “Juntos podemos” y los migrantes. ¡Ah, qué veladas de ensueño!
—Lo voy a mandar a trabajar con ella. Podrá encargarse de ordenar los canapés y la champaña. Eso lo haría feliz.
—Veo que no está de humor.
—¡Estoy perfectamente!
—Bueno, tanto como perfectamente…
—Uno se harta, Montesinos, se harta. ¿Entiende usted? Ya no sé si son peores los que no responden a mis cartas o los que me obligan a enfrascarme en una correspondencia idiota, un intercambio de obviedades y buenas intenciones que no comprometen a nada. Eso me pasa por meterme en altanerías.
—La condesa no sólo se ha adherido a su proyecto, Maestro. Ella contribuye. Incluyó un cheque por una suma nada despreciable.
—Claro, y se lo voy a agradecer cumplidamente. El dinero nunca sobra y el alivio que procura a esa pobre gente es invaluable. Lo sé muy bien. Es que no basta con hacer un cheque, o dos o diez. Si nuestro movimiento tuviese un arca repleta de oro haría mucho bien, pero se acercaría muy poco o nada al cambio radical que propugnamos. Eso requiere renunciar a la vida tal como la conocemos y apostarlo todo a una que ni siquiera imaginamos cabalmente.
—Vamos, vamos. Poco a poquito se llena el jarrito…
—¡Que no se trata de eso, Montesinos! Es un cambio de mentalidad, un vuelco hacia la valentía, un abandonar lo cómodo por conocido… Y no me mire con esos ojos de babotas, que me deprime más. De veras que a veces pienso que sería mejor que llegaran los marcianos y nos barrieran a todos al infierno”.
María Isabel Rocafuerte, La doma del Leviatán, comedia en tres actos estrenada en el Teatro Municipal de Escárcega el 12 de agosto de 1957.
“—Es muy sencillo, y eso es lo más terrible del caso: que es muy sencillo; pero venderíamos un riñón a cambio de mantener la ilusión criminal de la complejidad indescifrable. Con cada acto de la vida cotidiana contribuimos a extender el apartheid planetario, condenamos a la condición de otredad extrema a millones de seres humanos que van cayendo, como en una banda continua fordista, al cesto de los desechos, como si fuesen formas de vida extraña, incomprensible, remedos de hombre, parodias grotescas propias de exobiólogos o quizá de temerarios entomólogos. La autocomplacencia es complicidad con el horror, es locura pura y simple.
—Qué interesante, Profesor. ¿Podría abundar…?
—¿Por? No hay más. Escuche antes de preguntar”.
Entrevista con Hans Heinz Heller difundida por la DRFV el 12 de noviembre de 2012.
“Mi padre era un calavera sinvergüenza, pero nos heredó un manuscrito que atesoro hasta hoy. Ya lo publicaron en inglés, una traducción del original guardado en el archivo de Stalin, y después de ver esa edición debo decir con tristeza que el de mi padre estaba muy incompleto, pero en mi primera juventud ¡cómo me llenaba de emoción tener esas páginas prohibidas! ¡Cuánto aprendí en ellas de la dignidad humana, del humor en la más horrenda adversidad, de la fuerza para expresar un sentimiento sin ambages ni quisquillas artistoides! Una mecanógrafa georgiana arriesgó la vida, probablemente sin saberlo, para darle una copia a mi padre, el Don Juan de la Lubianka. Recuerdo en particular un poema sobre los indígenas de América, pueblos con nombres de ensueño: aztecas, mayas, incas, toltecas, zapotecas. En Liubliana en aquel tiempo no había manera de saber de todo eso, mis compañeros de la escuela me alucinaban cuando me arrancaba con mis fábulas de Quetzalcóatl, Tláloc y Nezahualcóyotl, provocadas por aquel poema de Bujarin, condenado a muerte por Stalin, y abultadas por mis lecturas obsesivas de cuanto material descubriera en un radio de diez kilómetros. Aún hoy me maravilla el fino humor esperanzado de Bujarin en medio del sencillo patetismo de sus versos. El epígrafe erudito del poema oculta un bofetón al gusto del público estalinista —por usar la expresión de Mayakovsky y sus compinches— al puritanismo del zar padrecito y sus secuaces: Bujarin invoca la autoridad del eminente geógrafo Jacques Élisée Reclus y mete así de contrabando la referencia a la trayectoria libertaria del autor de la Nueva Geografía Universal: anarquista, combatiente por la Comuna de París, activista contra el matrimonio y promotor incansable del nudismo. Confío en que todo esto haya influido para bien en mi trabajo de etnógrafa”.
Zala Baraga, testimonio en el documental Eslovenas de otros mundos de la cadena SKTV, transmitido el 22 de noviembre de 2015.
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