Murales Invisibilizados. Un recorrido sorprendente por la Ciudad de México
Posted on 30 junio, 2024 by coordinv
Laura González Matute
Cenidiap/INBAL
La reciente publicación Imágenes Escondidas, que fue coordinada por la doctora en historia del arte Ana Torres Arroyo de la Universidad Iberoamericana, resulta una guía prácticamente inédita del Centro Histórico de la Ciudad de México. El libro, integrado por 20 ensayos sobre murales en específico, brinda la oportunidad de entrar en contacto con diversas creaciones que han estado fuera de la vista de los investigadores especializados y del público en general.
Los textos están bien documentados y son de lectura fluida, tienen la cualidad de utilizar un lenguaje accesible. Al detallado análisis iconográfico lo complementa una visión integral sobre la arquitectura donde se ubican los murales, un elemento altamente enriquecedor para obtener una visión global sobre estas aportaciones culturales. La publicación, por su tamaño, es manejable y se presta para llevarla cómodamente bajo el brazo por los recorridos del Centro Histórico. De los 20 murales que se incluyen en el libro, si bien todos merecen un alto reconocimiento, me limitaré a mencionar algunos.
Jacqueline Grabinsky analiza las obras El Canto y la Música (1933) y Revolución (1938), mientras que Ana Torres profundiza en el estudio de El Mexicano y su Mundo (1967) todas obras de Rufino Tamayo. En las dos primeras y específicamente en El Canto y la Música, Tamayo aún vivía con la pintora María Izquierdo y resulta muy interesante observar que el estilo de ambos está muy emparentado, al grado de no saber qué obra era de cada quién. Resulta interesante la temática musical ya que el pintor era melómano y tocaba la guitarra, bailaba y cantaba, lo que se puede corroborar con varias fotografías de la época.
En este mural apreciamos la composición y el trazo de un artista un tanto primitivo, con una factura muy a la manera de las obras realizadas en las Escuelas de Pintura al Aire Libre. Tamayo manifiesta un manejo vanguardista, autónomo, espontáneo y ajeno a la pintura académica; esto era una tendencia compartida con otros pintores de aquella época como Manuel Rodríguez Lozano, Carlos Orozco Romero, Julio Castellanos y la propia María Izquierdo. Se ha documentado que fue durante la creación de estos paneles que Rufino conoció en la Escuela de Música a Olga Flores Rivas (después Olga Tamayo), quien estudiaba piano y con quien inició su relación amorosa desde ese punto.
En el mural Revolución de 1938, nos encontramos con un Tamayo alejado de la factura realizada en El Canto y la Música. Además de que el artista aborda un tema histórico-revolucionario-nacionalista que como aclara Grabinsky en su ensayo, no era tema de su preferencia, su temática y su composición plástica se aparta del primitivismo característico de las Escuelas de Pintura al Aire Libre. A contraparte, retoma los trazos expresionistas orozquianos de la Preparatoria de San Ildefonso, tanto de La Trinchera, como de la Destrucción del Viejo Orden. Por otro lado, incluye imágenes prehispánicas y revolucionarias. Este dato es importante, ya que permite analizar el desarrollo artístico que tuvo Rufino Tamayo.
En El Mexicano y su Mundo de 1967 el gran artista oaxaqueño integra propuestas picassianas, vanguardistas y prehispanistas, así como elementos simbólicos y humorísticos. En el texto que aborda la obra El Canto a los Héroes (1952) de José Gordillo, escrito por Rossana Bouza, cabe destacar la importancia que la autora resalta para el edificio del Arzobispado, por la historia prehispánica y colonial que enmarca este sitio, y en especial por el descubrimiento en 1988 de la escultura o piedra prehispánica, Temalácatl-Cuauhxicalli. Cabe mencionar que este edificio fue parte de las oficinas de Pago en Especie dependiente de la Secretaría de Hacienda. Desde ese momento, alrededor de los años ochenta del siglo pasado, se aludía a que en el lugar existían vestigios prehispánicos, e incluso se cree que personas pertenecientesa los pueblos originarios visitaban frecuentemente el edificio con el fin de depositar ofrendas en el interior del inmueble.
El canto a los Héroes se caracteriza por la desproporción de los personajes (la figura de un minero en la parte superior es enorme mientras que las figuras en primer plano, que son héroes nacionales y personalidades ilustres, son diminutas). La obra muralística incluye a personajes femeninos como a la llamada “Décima Musa”, Sor Juana Inés de la Cruz, a Austreberta Rentería, viuda de Francisco Villa y a Nellie Campobello, escritora y poeta de la Revolución Mexicana Campobello, que era originaria de Villa Ocampo, Durango, admiraba de manera profunda a Francisco Villa y publicó diversos pasajes de la Revolución como Cartucho, Apuntes sobre la vida militar de Francisco Villa y Las manos de mamá. Estuvo al tanto de Austraberta Rentería con la finalidad de que el gobierno de Plutarco Elías Calles le otorgara una pensión de viudez.
Farid Rueda, realizó la obra Mazatl (2016) en técnica de grafiti, el texto fue llevado a cabo por María Joaquina Aldrete. La obra contiene una variedad colorística y es creación sui géneris, ya que retoma aspectos de las culturas originarias con influencias de artistas europeos y de artesanías huicholes. Farid Rueda es un artista prolífico que ha recorrido gran parte del planeta plasmando sus murales. En sus representaciones, el pintor evoca creaciones oníricas, pasajes mitológicos y alusiones surrealistas, lo cual resulta en una obra multifacética que logra conjuntar las propuestas vanguardistas con el imaginario popular mexicano.
El abrazo ausente, (2012) realizado por el colectivo Lapiztola, análisis realizado por Dulce María Núñez, esuna obra contundente ante el problema de la desaparición en Méxicos. El colectivo Lapiztola denuncia de manera directa y eficaz el problema de la “guerra sucia”, que surge en la década de los años sesenta y continúa a la fecha. La obra abarca la tragedia de los 43 de Ayotzinapa, y comparte la narrativa dolorosa de aquellos que no volvieron más. Es un mural conmovedor que remite al duelo no concluido provocado por los ausentes, aquellos que no dejaron rastro. Hace responsables a quienes ante gobiernos represores, dictatoriales y asesinos permitieron que se perpetraran las peores vejaciones al ser humano. Lapiztola, por medio de la técnica del esténcil, logra sensibilizar, denunciar y ofrecer una obra plástica concluyente sobre una realidad lacerante que hoy circunda la vida de los mexicanos.
Sobre Apocalipsis (1942-44), de José Clemente Orozco, la investigadora Dina Comisarenco ofrece la narrativa sustentada en el texto bíblico del Apocalipsis de San Juan. La autora analiza los personajes que el muralista realizó para esta aterradora obra acorde a la propia iconografía orozquiana y a los comentarios del historiador del arte Justino Fernández. De esta manera Comisarenco ofrece una clara y realista descripción sobre el hecho bíblico mediante el análisis de la obra. Este mural deviene en una de las obras más impactantes del pintor jalisciense, en tanto su temática y contenido, así como su factura expresionista, las cuales remiten a obras como la desgarradora Victoria en el Museo Carrillo Gil o la Katarsis en el Palacio de Bellas Artes. Así también, el mural dialoga con diversos cuadros medievales o de autores europeos de épocas posteriores, como Durero, el Greco o Arnold Böcklin, quienes exponen el dolor y la destrucción del mundo. La obra Apocalipsis expone la universalidad en la pintura de Orozco, quien ante los desgarradores temas sobre hecatombes, catástrofes o cataclismos, se convierte en uno de los artistas más profundos y dramáticos de nuestra era. Apocalipsis se puede visitar en la iglesia de Jesús Nazareno, Hospital de Jesús, calle Republica del Salvador núm 119, esquina Pino Suárez, Centro Histórico.
Juego de Luces de Leopoldo Méndez (1949) es un mural que fue elaborado como un gran grabado, utilizando como soporte plástico flexite (especie de fibra de vidrio). El texto de Ana Torres a propósito de esta obra resulta en una útil publicación sobre la obra global de este artista,reconocido sobre todo como un excelso grabador. En esta creación, advertimos cómo en su incursión en esta innovadora técnica, el artista logra desarrollar dos impresionantes piezas: Juego de Luces (1949) y La Fragua (1953). Por otro lado, hay que señalar que su obra mural realizada al fresco fue destruida, como sucedió con los murales comisionados por la Confederación Michoacana del Trabajo (1936) o la Maternidad, del Instituto Mexicano del Seguro Social (1946), ubicado en la calle de Gabriel Mancera y Xola.Otro ejemplo es el mural El hombre de la máscara, el cual formaba parte de Los trabajadores contra la guerra y el fascismo (1936), situado en un primer momento en el edificio de los Talleres Gráficos de la Nación,y que poco después fue desprendido bajo la técnica “del strappo” para restaurarse en el Cencropam/INBAL. Afortunadamente después de un largo periplo, se restauró y hoy se encuentra en el vestíbulo principal de la Unidad de posgrado “Jorge Carpizo”, anexo a la Facultad de Derecho de la UNAM.
Juego de Luces se ubica en las instalaciones de Nacional Financiera en el conjunto Plaza Inn, en Insurgentes Sur. Esta obra impresiona por el material con el cual se realizó y por el efecto de las luminarias que se ubican en la parte posterior de la obra, y que de manera magistral complementan la obra. Añadiría que el mural La Fragua, también de Leopoldo Méndez creado bajo la misma técnica, estuvo emplazado en las instalaciones de Automex (Chrysler Dymler),y desafortunadamente hasta el día de hoy se desconoce su paradero.
En cuanto a las tres obras de Miguel Covarrubias, México Pintoresco, (1947) , Geografía del Arte Popular de México (1951) y Una tarde de domingo en Xochimilco (1937), muestran el profundo conocimiento que el muralista poseía sobre las costumbres,el folclor, las artesanías y los vestuarios del territorio nacional. Hábil caricaturista con una formidable cultura, aunado a la experiencia de sus viajes por las islas del sur, Covarrubias hace gala de su pincel, su manejo del color y su gran amor a las tradiciones mexicanas. En el texto de Cecilia Noriega se detalla más sobre estas obras.
Díptico de la Vida de (1941) pintado por Jorge González Camarena, cuyo texto fue redactado por Emmanuel Almazán Hernández, fue destruido. El mural fue colocado en el Edificio Guardiola (Banco de México) en la calle 5 de mayo del Centro Histórico. Este mural fue controvertido por su temática sexual, ya que reproducía dos figuras desnudas (una femenina y una masculina). Con una mezcla de lo anatómico y lo realista, esta obra fue sujeto de la censura o, como se le llamaba entonces, la “liga de la decencia”. No es en balde que Ariadna Guadarrama titulara su análisis “Del mural a lo inmoral”. La censura en la obra Díptico de la Vida fue explorada en un estudio en la revista Crónicas de la UNAM. En la obra, la figura masculina presenta venas, arterias y musculatura, tanto en la zona del tórax como en el sexo, lo cual remite al semen del acto sexual. Por lo mismo, estos detalles son un claro ejemplo de una propuesta realista que fue muy controvertida para el momento. La mujer, como elemento complementario de la fecundidad y la concepción que se retrata con las alusiones a la semilla y la luna, yace dormida al lado de la figura masculina, la cual se encuentra de rodillas. Los banqueros,por sus tendencias conservadoras, no toleraron las imágenes y emprendieron una campaña moralista para destruir o desaparecer el fresco. A partir del sismo de 1957 en el que el edificio sufrió varios percances, encontraron la excusa idónea para removerlo y después destruirlo.
Las revoluciones y los elementos (1973-1982) de Vladimir Kibalchich Rusakov (Vlady),cuyo texto fue escrito por Guillermina Guadarrama, se ubica en lo que hoy es la Biblioteca Miguel Lerdo de Tejada. La autora lleva a cabo un análisis sobre la controvertida y contrastante postura política del entonces presidente de la República Luis Echeverría, quien autorizó a Vlady la realización de la obra. Atinadamente, la autora denuncia las prácticas represoras del gobierno echeverrista, incluyendo la matanza del “68”, los halcones de 1971 y la guerra sucia.Los asesinatos, los encarcelamientos y la tortura fueron una constante durante su gestión, al mismo tiempo que reprimía a los movimientos sindicales. Por otro lado, el presidente parecía que apoyaba las políticas de avanzada y de izquierda, cuando reprobó los golpes de Estado de los países sudamericanos como Chile y Argentina. Asimismo, Echeverría aparentemente mostró una actitud democrática y conciliadora cuando fundó la Universidad Autónoma Metropolitana y el Colegio de Bachilleres. Fue así que para acallar los actos represores y aparentar una apertura convocó a los muralistas para que renovaran la práctica de pintar en los muros. El único que hizo eco a este llamado fue Vlady.
El tema evocado en el mural no sólo hace alusión a las revoluciones armadas, sino a las revoluciones políticas, a las sociales, a las musicales y a las científicas. Guillermina Guadarrama nos traslada hacia la explicación de esta multifacética trama, la cual en ocasiones se alcanza a confundir al espectador. La factura, que se aleja del realismo característico de la llamada Escuela Mexicana de Pintura, se inclina hacia propuestas de realismo abstraccionista con tonalidades brillantes y contrastantes. Los diversos temas aludidos por el artista muestran sus inquietudes, que como migrante e hijo del revolucionario bolchevique Víctor Serge plasma en sus obras un universo cuya fuente proviene de su cosmos interior.
Para finalizar, comentar que Imágenes Escondidas es un texto que por lo novedoso de su concepto y por acercarse al tema del muralismo ofrece una versátil pero atinada aproximación a uno de los movimientos más trascendentales del arte universal.
Ana Torres Arroyo (coordinadora)
IMÁGENES ESCONDIDAS.
RUTAS DE MURALES EN EL CENTRO HISTÓRICO DE LA CIUDAD DE MÉXICO.
UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA, 2022
Escribe el primer comentario