Conaculta Inba

Sobre ediciones y traiciones

Posted on 14 enero, 2025 by coordinv

Claudio Albertani

Con ningún fuego se consume uno más velozmente que
con los afectos de resentimiento. El enojo, la susceptibilidad
enfermiza, la impotencia para vengarse, el placer y la sed
de venganza, el mezclar venenos en cualquier sentido —para
personas extenuadas es ésta, sin ninguna duda, la forma más
perjudicial de reaccionar: ella produce un rápido desgaste
de energía nerviosa, un aumento enfermizo de secreciones
nocivas, de bilis en el estómago.
Friedrich Nietzsche

Mural

Mural en la Biblioteca Lerdo de Tejada

En días pasados, me topé casualmente con “Editore, Traditore: Vlady y la edición del libro Las Revoluciones y los Elementos”, un escrito que contiene mentiras y calumnias en mi contra.1 Los tres autores, Tonatiuh Gallardo Núñez, Silvia Vázquez Solsona y Dulce Huet Covarrubias me acusan de cometer graves errores, de censurar y, por ende, falsificar las ideas del pintor ruso-mexicano en el ensayo “Monólogos, zozobras, provocaciones y obsesiones del maestro Vlady en la Biblioteca Miguel Lerdo de Tejada de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público” (en adelante, BMLT) que sirve de introducción al libro.2 Los tres me conocen bien y no es la primera vez que me atacan. Tal parece que, en lugar de preocuparse por generar conocimiento, intentan hacerse de un currículo arremetiendo contra mi persona. Había decidido ignorarlos, pero quien calla otorga así que me encuentro en la necesidad de responderles. Dos de ellos —Tonatiuh Gallardo y Silvia Vázquez— cobran honorarios en calidad de investigadores y curadores asociados del Centro Vlady de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM). En el caso de Silvia Vázquez, yo mismo la invité a colaborar con nosotros cuando fui responsable del Centro Vlady y ella era una desconocida que todavía no concluía su licenciatura.

Observo, en primer lugar, que los tres autores no difunden su escrito en México, donde se encuentran el conjunto muralístico que da el nombre al libro y el Fondo de Cultura Económica (FCE), la editorial que lo publica. Mucho menos se dirigen a la comunidad uacemita, sino que, prudentemente, se trasladan a latitudes lejanas -en este caso Ecuador-, donde Vlady es poco conocido y el tema es de escaso interés. En esto tienen algo de razón: saben que en México sus dichos pueden configurar el delito de difamación.

Pregunto, en primer lugar, en qué se basan para afirmar que el FCE me “eligió” para recopilar el texto de Vlady. No es verdad, por tanto, su escrito se basa en un presupuesto no comprobado y, por ende, falso. Lo que realmente sucedió es lo siguiente: hacia el verano de 2004, Vlady, con quien yo tenía una profunda amistad (la cual está consignada, por ejemplo, en el documental Vlady in memoriam de Luisa Riley, Canal 22, 2005) me pidió de arreglar un texto suyo sobre los murales de la BMLT. Acepté con placer y, al poco tiempo, me entregó un escrito mecanografiado explicándome que alguien -no me dijo quién- lo había transcrito a partir de la grabación de una plática que él (Vlady) había impartido al personal de la BMLT. Recuerdo que trabajé durante varias semanas consultando repetidas veces al pintor porque el texto estaba redactado en forma oscura y, a veces, incomprensible, de manera que la versión final la construimos juntos. Preciso que ni Vlady ni yo tuvimos acceso a las grabaciones; recuerdo, incluso, que en algún momento las solicité a Ángel González, investigador de la BMLT, pero tampoco él los tenía.

De manera que, en lo que se publicó, el estilo de Vlady se entremezcla con el mío y es normal que no coincida con las grabaciones pues es producto de un nuevo trabajo. Entiendo que Gallardo, Vázquez y Huet hubieran preferido un “tono personal, íntimo y amoroso”; es su derecho y también lo es tener aversión a mi estilo. Otra cosa es acusarme de ser un “traidor” y de “falsificar” a Vlady, lo cual es un disparate y, por ende, una calumnia. Si fueran investigadores serios, habrían consultado el expediente del libro en la editorial comprobando que quien mandó el texto al FCE fue el propio Vlady. Es evidente, además, que yo no tenía atribución alguna de hacerlo, ni la editorial de “elegirme”, ya que era un libro de Vlady y él seguía con vida.

Lo anterior demuestra algo sustancial: el texto que edité es la fuente más importante para el estudio de los murales. Es irresponsable, poco ético y nada académico lanzar acusaciones basadas en suposiciones. De hecho, los autores de “Editore, Traditore” no se dan cuenta de que sus afirmaciones rebasan a mi persona pues, si fueran ciertas, el FCE estaría difundiendo material apócrifo.

Les pregunto además: ¿por qué habría yo de censurar a Vlady? Pese a que me acusan de tener carencias académicas, en los últimos veinticinco años me he dedicado a difundir la obra del pintor ruso-mexicano y de su padre, el escritor Victor Serge. El resultado está plasmado en un par de libros, varios documentales y una veintena de ensayos en español, italiano y francés. No me corresponde evaluar la calidad de lo que escribo, pero me parece que Gallardo, Vázquez y Huet emiten juicios apresurados, por decir los menos. Es evidente, asimismo, que, si yo hubiese falsificado el espíritu de la exposición de Vlady, los primeros en denunciarlo habrían sido los mismos investigadores de la BMLT que escucharon su plática.

Hay otro asunto. Los autores de “Editore, Traditore” afirman que Dulce Huet Covarrubias resguarda los audios de la plática pues “forman parte del archivo que sobre Vlady organizó Víctor Salomón”, su compañero. Es decir, admiten cándidamente que Salomón primero y luego ella misma tenían las grabaciones en su poder. A confesión de parte, relevo de pruebas. Surgen nuevas preguntas: ¿qué hacían dichas grabaciones en su casa? Si las tenían, ¿por qué no las entregaron a la BMLT o al propio Vlady en ese mismo año de 2004, mientras él estaba (estábamos) trabajando en el libro, algo que no podían ignorar?

El pintor falleció en 2005 cuando la edición estaba lista, pero Las revoluciones y los elementos se publicó póstumo, en 2011. Desconozco los motivos del retraso porque —lo repito— nunca tuve contacto directo con la editorial. Lo que ahora sabemos es que, primero Salomón (quien falleció en 2017) y luego la misma Huet ocultaron las grabaciones durante 19 años: de 2004 a 2023, cuando por fin, la coautora de “Editore, Traditore” las divulgó parcialmente en el programa de Radio UNAM que conduce y en el cual participé. Pregunto: ¿por qué no lo hizo antes? Es obvio que Gallardo y Vázquez Solsona tendrían que haberla cuestionado al respecto, pero estaban tan concentrados en atacarme …¡que lo olvidaron! Hubiese sido por demás importante (y lo sigue siendo) hacer una edición crítica del material disponible sobre los murales de Vlady cotejando la transcripción de las grabaciones con el texto que edité, sin ánimo de revancha y con el propósito de avanzar en la comprensión del universo estético, político y filosófico del pintor.

Agrego que, en 2015, cuando empecé a armar el archivo del Centro Vlady (institución que fundé en 2007, junto a otros compañeros de la UACM, gracias a la confianza que me brindó Isabel Díaz Fabela, la viuda del pintor y a la disponibilidad del entonces rector de nuestra universidad, Ing. Manuel Pérez Rocha), pregunté a Salomón y a la misma Huet si conservaban materiales del pintor ruso-mexicano. Ambos lo negaron. Adicionalmente, y pese a que (en flagrante contradicción con lo que alegan) no tuvo nada que ver con la creación del Centro Vlady, Salomón fue su responsable entre 2008 y 2010, de manera que tenía la obligación ética y laboral de entregar dichos audios si es que se tomaba en serio el mandato de la institución: preservar y difundir el legado de Vlady y de su padre, el escritor Victor Serge. Sin embargo, no lo hizo y la lectura de “Editore, Traditore” sugiere que armó un archivo sobre Vlady para su uso personal con material que, por lo menos en parte, no le pertenecía.

No voy a aburrir al lector rebatiendo infundios construidos a partir de frases fuera de contexto, interpretaciones subjetivas y falsedades deliberadas. Para muestra dos botones: Gallardo, Vázquez y Huet -tal parece que mi persona les obsesiona- me acusan de haber “inventado” que el padre de Vlady, Victor Serge, vivió entre presidiarios, en las cárceles y en los campos de concentración, cuando todo estudioso serio del tema lo sabe de sobra pues era un disidente antiestalinista y sufrió en carne propria la represión del régimen. En otro escrito, me inculpan de “suponer”4 que el lienzo La inocencia terrorista -fragmento en temple y óleo sobre lino, alojado en el sotocoro de la BMLT- alude a Teresa Hernández Antonio, alias “Alejandra” una militante de la Liga Comunista 23 de septiembre a quien Vlady conoció y frecuentó. Sin embargo, no se trata de una “suposición” sino de una evidencia historiográfica bien fundamentada.5

Agrego que, en otro texto igualmente desprovisto de rigor científico, Gallardo arremete -esta vez desde una revista chilena- contra Araceli Ramírez Santos, investigadora del Centro Vlady (quien es Maestra en Teoría Psicoanalítica y Especialista en Historia del Arte, pero a la que nombra “licenciada” y “administrativa” para demeritar su calidad académica) y Oscar Molina Palestina, profesor-investigador de la UNAM, Doctor en Historia del Arte (a quien se refiere como “diseñador gráfico”).6 Resulta que Ramírez Santos, Molina y yo mismo somos los curadores de la exposición Vlady. Revolución y disidencia, que se realizó en el Colegio de San Ildefonso entre septiembre de 2022 y abril de 2023, con buen éxito de público y de crítica. Si bien no incluimos a Vázquez, Huet y Gallardo en la curaduría, sí invitamos a los primeros dos a participar en el ciclo de pláticas propedéuticas que se celebraron en San Ildefonso. Pero no les bastó. Se desató entonces un torbellino de pasiones tristes, lo cual revela el arcano de su incontenible resentimiento.

1 Profesor-investigador adscrito a la Academia de Historia y Sociedad Contemporánea de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, Plantel San Lorenzo Tezonco. Fundador del Centro Vlady de la misma universidad y su responsable entre 2014 y 2021.

2 Tonatiuh Gallardo Núñez, Silvia Vázquez Solsona y Dulce Huet Covarrubias, “Editore, Traditore: Vlady y la edición del libro Las Revoluciones y los Elementos”, en: Ana Belén Benalcázar (ed), Ciencias Sociales Aplicadas y Humanidades sobre América Latina. Volumen I, Religación Press Universidad Internacional del Ecuador, Quito, Ecuador, 2024,

https://www.researchgate.net/publication/382190944_Editore_Traditore_Vlady_y_la_edicion_del_libro_Las_Revoluciones_y_los_Elementos

3. Vlady, Las revoluciones y los elementos. Monólogos, zozobras, provocaciones y obsesiones del maestro Vlady en la Biblioteca Miguel Lerdo de Tejada de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, edición de Claudio Albertani, Fonde de Cultura Económica y Conaculta, México, 2011.

4 Silvia Noemi Vázquez Solsona y Tonatiuh Gallardo Núñez ,”Vlady y el Eros de la Revolución”, Disenso. Crítica y reflexión latinoamericana, Vol. 5 Núm. II (2022), Amor y revolución, https://barropensativo.com/index.php/DISENSO/article/view/127

5 Ver: Alejandra o la inocencia de Vlady documental de Fabiana Medina, producción UACM, producción ejecutiva e investigación histórica a cargo de Claudio Albertani. El documental se presentó, entre otros foros, en el Festival Cervantino edición 2017 y en la Cineteca Nacional donde permaneció cinco semanas. Ahora en: https://www.youtube.com/watch?v=JiLxJZEyXw0&t=52s

6 Tonatiiuh Gallardo, “Vlady y La Capilla Freudiana I: Notas sobre lo inconsciente en el arte”, en Revista Gradiva – Vol. XI – n. 2 – 2022. Disponible en:

https://gradiva.cl/vlady-y-la-capilla-freudiana-i-notas-sobre-lo-inconsciente-en-el-arte/

Lo que otros están diciendo

  1. Beatriz Amézquita 15 enero, 2025 at 12:06 pm

    La veracidad del investigador Claudio Albertani no tiene tacha. Simplemente su forma de citar, escribir con datos concretos testificados dan luz a un caso triste donde se reflejan dos cosas. No hay nadie en México que sepa más que C. Albertani sobre Vlady y Serge. Lo otra es solo envidia y ganas de demeritar, no valen la pena.

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