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El Grupo Germinal

Posted on 16 septiembre, 2022

Cristina Híjar González

 

 

 

Concibe Germinal al arte “como medio de comunicación y forma de conocimiento, propagación y generación de valores, ideas, percepciones y sentimientos” para situarlo dentro de la praxis política y no solo como acompañante ocasional. A mi modo de ver, este es el punto de partida de la experiencia narrada en el libro que hoy presentamos: El Grupo Germinal. Testimonio del arte en México, editado por el Gobierno del Estado de Aguascalientes y la Universidad de las Artes.

 

El prólogo de Alberto Híjar resulta en un excelente resumen de Germinal, desde aquellos muy jóvenes estudiantes de La Esmeralda a los que reunieron las ganas de hacer y ser otra artisticidad, alterna a la que su escuela promovía, de ahí que emprendieron su propio proceso de autoeducación.

 

 

La autorreflexión, destacada en la presentación de Marina Garone, da cuenta de un proceso de sistematización, emprendido dedicadamente por Yolanda Hernández Álvarez, de su experiencia individual y colectiva, volviendo los recuerdos, memoria para beneficio de quienes estamos interesados en conocer otras y buenas prácticas de trabajo artístico posible. Necesario emprender la construcción de la memoria histórica de empeños colectivos de estas características porque si no lo hacemos nosotros, no se hará, con una historiografía empeñada en destacar individualidades, etapas y cronologías sin más justificación que las genialidades y la suma de exposiciones y fortuna crítica legitimada por un sistema cultural y artístico sin fisuras aparentes pero que, como lo prueba lo narrado en este libro, en el mejor de los casos oculta y desprecia otros procesos y experiencias artísticos que, sin embargo, sucedieron y siguen aconteciendo. Este libro también se encuentra muy lejos de aquellas participaciones estériles, dizque testimoniales, con la pura anécdota tan personal que no importa a nadie más que al implicadx y que no aportan nada al conocimiento de una experiencia significativa. Al contrario, Yolanda acude al recuerdo de su propia experiencia, individual y colectiva, para dar forma a la memoria, trabajándola, historificando, contextualizando, incorporando la crítica, el aparato y el sustento teórico necesario para dar a conocer una experiencia, una historia significativa.

 

 

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Ser-haciendo, como precisa un epígrafe de Didi-Huberman incluido: rehusar y rechazar un estado de cosas para proponer otras formas de vivir y de actuar: ruptura de raíz con las prácticas y concepciones paradigmáticas alrededor del arte; producción colectiva acompañada de reflexión crítica e histórica; praxis estético-política; afectar todo el proceso.

 

Germinal, como plantea Yolanda en sus descripciones del momento histórico, es producto de un clima social post68, no tanto de un movimiento o tendencia artística acabada, sino de inquietudes y alertas encendidas que obligaban a imaginar otras formas de trabajo artístico posible. Por fortuna, sus miembros se encontraron y empezaron a hacer cineclubs, círculos de lectura (con mucha literatura al inicio para después dar el salto a cuestiones teóricas), periódicos murales, conferencias, actividades en solidaridad con las revoluciones de Nicaragua y El Salvador, etc. descubriendo en colectivo la necesidad de forjarse como artistas-ciudadanos, según definiera Siqueiros a aquellos situados comprometidamente en su momento histórico y en su circunstancia político-social.

 

Germinal acabó siendo conformado por compañerxs de varios estados de la República, lo cual sin duda enriqueció la experiencia: Yolanda de Aguascalientes; Silvia Ponce de Campeche; Orlando Guzmán de Guerrero; Carlos Oceguera de Sinaloa, Joaquín Conde y MGM de CdMx. Juntxs probaron la falsa contradicción entre el trabajo/producción individual y el hacer colectivo.

 

En estas historias hay algunas casualidades pero más causalidades, de ahí la relación con Rini Templeton  a quien conocieron en las reuniones del FMGTC y que se fue con Germinal a Nicaragua invitados por el Ministerio de Cultura de la joven revolución a participar de la Campaña de Alfabetización y a impartir talleres de agitación y propaganda gráfica, según leí recientemente en una bella y sabrosa narración de Mauricio Gómez Morín, con esa capacidad enorme que tiene para narrar y decir justamente, en La Brocha Gorda (1988), una de las publicaciones periódicas que generó el TGM, junto con El Tintero Rabioso en la UAM-X.

 

 

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El arte y la relación con el arte en las varias pedagogías impulsadas por Germinal: la creación como derecho colectivo; el arte en la vida cotidiana (consigna anarquista), la vinculación y articulación con comunidades concretas para, entre todos, generar experiencias estéticas transformadoras de sensaciones, ideas y mentalidades. Conocimiento sensible, sentipensante. Generar públicos, okupar espacios, producir lugares. Germinal plantea unidas la praxis política y la praxis artística, de ahí la proposición de la manta como medio de expresión para la efectividad y la afectividad, incorporando elementos propiamente plásticos como de diseño. Descubrieron que la manta respondía a las necesidades políticas y comunicativas del momento afectando directamente la circulación de la producción visual y enriqueciendo las luchas en el espacio público. Proceso bien descrito por Yolanda para su elaboración, fueran móviles o fijas, entrándole a todos los retos que planteaba establecer un acto comunicativo por su conducto.  Por ejemplo, todo lo expuesto alrededor de pensar la relación lingüística-icónica (consigna-imagen) indispensable en la gráfica urgente. Contó la práctica pedagógica ensayada en los talleres infantiles en Sinaloa para después capacitar organizaciones, colectivos y asociaciones en Nicaragua, invitados por el Ministerio de Cultura de la joven revolución, a partir de concebir la creatividad y la creación como un derecho de todxs haciendo buen uso de las posibilidades y potencias de la comunicación visual expresada en carteles, periódicos murales, serigrafías y gráficas de muy diversas técnicas.

 

Grupo Germinal, “células que engendran otras células”, operó como tal de 1975 a 1984, pero ahí no se acabó la historia porque Germinal derivó en valiosas prácticas individuales siempre con la perspectiva colectiva y de función social. Ahí está la creación del TGM en la UAM-X, la participación de alguno de sus miembros en la CMATC, la incidencia en la educación artística o como Yolanda, en la promoción y difusión de las artes incorporada a los museos. Mención especial ameritan los manuales didácticos sobre cómo hacer un periódico mural, operar un mimeógrafo o producir una manta elaborados por los Germinales.

 

 

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Mención aparte ameritan las excelentes fotografías incluidas de mantas, talleres, obra gráfica, publicaciones, reuniones que también dan testimonio de la excelente calidad y contundencia gráfica lograda y de la cantidad de actividades realizadas en solidaridad con las revoluciones en curso, con los pueblos en lucha, los colonos, los sindicatos, etc. que les abrió las puertas, con toda autoridad ganada, ante algunas instituciones logrando apoyos muy bien aprovechados, por ejemplo, para impulsar su método infantil de desarrollo de la expresión visual y la creatividad en comunidades de Sinaloa, la Tarahumara y Nicaragua. ¡Impresionante la relación de lo hecho en Nicaragua sandinista! tanto como grupo como cuando se repartieron individualmente por todo el territorio, con niños, jóvenes, policías, mujeres, campesinos que, seguramente, por primera vez vivían una experiencia así. Bien dice Mauricio Gómez Morín que Germinal se graduó en Nicaragua. Por este internacionalismo, y también por otros como el de Araceli Pérez Darias, la sicóloga de la UIA incorporada a la dirección militar del Frente Occidental y caída en combate en León, y el de tantxs combatientes mexicanos en la Revolución sandinista, hoy repudiamos al traidor y criminal dictador Daniel Ortega.

 

Esta es la historia de un proceso, arduo y trabajado, consciente. Desde asumir una cierta genealogía histórica en las agrupaciones artísticas que les precedieron hasta crear un grupo ejemplar, así reconocido por otros grupos participantes del Frente Mexicano de Grupos Trabajadores de la Cultura, por su nivel de discusión y propuesta. Los Grupos de los 70 están siendo redescubiertos desde hace un rato por investigadores y estudiantes incluso extranjeros, quizá los tiempos infames y la certeza de la necesidad de todas las formas de lucha, incluida la significación, obliga a ello y este libro es una gran contribución. Ojalá se lea en las escuelas de arte, en espacios, grupos y colectivos, en instituciones educativas y culturales, ojalá sea un detonador para la reflexión entre productores artísticos para vincularlos y articularlos con tantas comunidades urgidas de solidaridad significante.

 

 

 

Cristina Híjar González
54 Feria del Libro Aguascalientes
12 septiembre 2022

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