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El otro lado del Pacífico está a tiro de piedra. Breve crónica de una visita a Japón

Posted on 14 diciembre, 2022

Amadís Ross
 
 
Como resultado de los trabajos de la primera etapa (2019-2020) del Seminario Permanente de Investigación de Arte y Cultura México-Japón, siete de sus integrantes viajaron a Japón a inicios de octubre de 2022. Tres miembros de esta comitiva forman parte del Cenidiap: María Teresa Favela Fierro, Laura González y Matute y quien esto escribe, Amadís Ross. Fueron acompañados por Rie Arimura (ENES-UNAM), Luis Alberto Matus Villegas (UNAM), Araceli Rebollo (CITRU) y Miki Yokoigawa (UAEH). En Japón se unió Andrés Camacho (Universidad de Córdoba), quien vive allá.
 
 
El oro de Cipango
 
No es tan antigua la fascinación con lo que llamamos “Oriente”, que en realidad está al occidente del continente americano. Nos llegó primero a través de los europeos que buscaban una ruta directa a Cipango y el exotismo oloroso a especias que tanto excitaba la mente del romanticismo occidental. Después, poco a poco, fue ganando nuestra atención por derecho propio.
 
 
El matemático italiano Paolo dal Pozzo Toscanelli fue el primer europeo moderno en asegurar, en 1474, que entre las Islas Canarias españolas y las asiáticas Islas de las Especias —que hoy llamamos Molucas—, sólo había un trecho de océano. Bastaba con navegar hacia el oeste para encontrar los tesoros que costaba tanto traer por la ruta de la seda. Esta afirmación animó al genovés Cristóbal Colón a emprender la aventura por todos conocida.
 
 

Reconstrucción del mapa de Toscanelli.

El mismo año que la expedición subvencionada por los Reyes Católicos arribó a las Antillas, el astrónomo alemán Martin Behaim construyó el primer globo terráqueo, en el que se mostraban a los archipiélagos asiáticos al alcance de Europa tras una breve navegación hacia poniente. La riqueza que encontraron en el macizo continental que bautizaron como América transformó al Reino de Castilla en el primer imperio transoceánico europeo y volvió planetaria la modernidad capitalista. Por ello no es de extrañarse que, hasta la fecha, los habitantes de este continente sigan encandilados con lo que hay del otro lado del Atlántico, y releguen a un orden inferior el otro océano, el más grande de la Tierra.
 
 

Reproducción del globo terráqueo creado por Martin Behaim en 1492.

A Marco Polo le dijeron que Cipango poseía una riqueza como ninguna otra: el palacio de su rey estaba recubierto enteramente de oro y abundaban las especias y las piedras preciosas. En el siglo XIII, el Gran Kan intentó apoderarse de estos tesoros, pero fue derrotado gracias una tormenta que los habitantes de las islas bautizaron “viento divino”, el kamikaze. Fue hasta el expansionismo de españoles y portugueses del siglo XVI que el archipiélago, ahora llamado Japón por los extranjeros, se incorporó al sistema-mundo a pesar del relativo aislamiento que practicó de 1639 a 1853. Estados Unidos consiguió desbaratar esta reclusión, e imponer tratados —a los que pronto se sumaron otras potencias occidentales— que resultaron humillantes para los japoneses. Aquí es donde entra México, que fue el primer país en firmar con Japón un pacto igualitario, el Tratado de Amistad, Comercio y Navegación de 1888.
 
 

Kikuchi Yōsai, Invasión mongola (『蒙古襲来図』), 1847, tinta y agua sobre papel, Museo Nacional de Tokio.

Aunque este no fue el primer contacto entre estas dos naciones, que se habían relacionado desde tiempos de la Nueva España, podemos escoger esta fecha como el inicio de una fascinación mutua que, con altibajos, se ha mantenido hasta el día de hoy. El impacto en el arte y la cultura de esta atracción es la materia de trabajo del Seminario Permanente de Investigación de Arte y Cultura México-Japón, fundado en 2019.
 
 
Intersecciones transpacíficas
 
El primer material producido por este colectivo académico es el libro bilingüe (español-japonés) Ensayos del Seminario Permanente de Investigación de Arte y Cultura México-Japón. Volumen I. Miradas sobre las intersecciones culturales 「メキシコ日本芸術文化研究常設セミナー試論集 第1巻:文化交差へのまなざし」, compendio de ocho ensayos arbitrados que versan sobre el intercambio artístico entre estos países desde la perspectiva histórica, estudios culturales comparados y educación transcultural.
 
 

El primer libro del Seminario Permanente de Investigación de Arte y Cultura México-Japón.

Con el afán de presentar esta publicación, editada por el Cenidiap y el CITRU, y apoyada por la Fundación Japón, el Fideicomiso “Fondo de la Amistad México-Japón” y el Liceo Mexicano Japonés A. C., se decidió viajar al país del sol naciente y dialogar con especialistas, artistas, profesores, curadores y funcionarios del otro lado del océano que, de forma directa e indirecta, se relacionan con el arte y la cultura de nuestro país.
 
 
El ajetreado itinerario comenzó con la participación del Cenidiap en la V Cumbre de Rectores México-Japón, celebrada el jueves 6 y viernes 7 de octubre en la Universidad Sofía (上智大学), Tokio. Esta asistencia se dio como continuidad de la intervención como ponente de Carlos Guevara, director del Cenidiap, en la edición anterior, celebrada en 2019 en la Ciudad de México.
 
 

Participantes de la V Cumbre de Rectores México-Japón.

El viernes 7 de octubre el Seminario se apersonó en el moderno edificio del Instituto Cervantes de Tokio, y acompañado por la Encargada de Asuntos Culturales de la Embajada de México en Japón, Valeria Solís, se presentó tanto el libro como las actividades realizadas hasta la fecha, así como el primer número de la revista Tokidoki Hyakushō y un fragmento de la obra noh mexicana Sacbé Rojo, de Alejandra Castro.
 
 

En el Instituto Cervantes de Tokio.

El sábado 8 de octubre tocó el turno a la Universidad de Seisen (清泉女子大学), que organizó el “Simposio México y Japón: miradas sobre las intersecciones culturales”. El evento dio inicio con la representación de un fragmento de Sacbé Rojo, seguida por la conferencia magistral “El movimiento muralista mexicano y los artistas japoneses y nikkei”, dictada por el profesor emérito Keiichi Tanaka. Posteriormente cuatro profesores de la universidad comentaron el libro del Seminario desde sus propias disciplinas. El evento concluyó con la donación de dos ejemplares para resguardo en la institución.
 
 

Donación del libro en la Universidad de Seisen.

El lunes 10 de octubre se visitaron dos universidades, pertenecientes al top 5 de las más prestigiosas del archipiélago. La primera fue la Universidad de Tsukuba (筑波大学), situada en un área rural a hora y media de Tokio, y la segunda fue la Universidad Waseda (早稲田大学), enclavada en el corazón de la capital nipona. En ambos lugares se presentó y donó el libro, y se habló de la importancia de las relaciones directas en los ámbitos artísticos, culturales y académicos entre los dos países.
 
 

En la Universidad de Tsukuba.


 

En la Universidad Waseda.

El martes 11 de octubre se visitó Colegio de Arte de la Universidad Nihon (日本大学芸術学部), ubicado en Tokio. Mariel Rodríguez y Araceli Basilio presentaron Sacbé Rojo en el Departamento de Teatro, y posteriormente en el Departamento de Bellas Artes Laura González y Matute y Teresa Favela dictaron conferencias, y Miki Yokoigawa habló sobre el Seminario. Como en el resto de las sedes, se donaron dos ejemplares de Miradas sobre las intersecciones culturales.
 
 

En la Universidad Nihon.

Sin tomar respiro, el miércoles 12 de octubre el Seminario viajó a la prefectura de Chiba para presentarse en la Universidad de Estudios Extranjeros de Kanda (神田外語大学). La recepción la encabezó el rector, Takahisa Miyauchi. El evento fue llamado “Simposio México-Japón”, y fue atendido por la plana mayor de la universidad, además de Emmanuel Trinidad (Consejero de Asuntos Académicos, Ciencia y Tecnología, y Cooperación Internacional de la Embajada de México en Japón) y el clan Izumi, familia dedicada desde hace doce generaciones al kyōgen, teatro cómico tradicional que se interpreta junto con el teatro noh.
 
 

n la Universidad de Estudios Extranjeros de Kanda.

El jueves 13 de octubre la Embajadora de México en Japón, Melba Pría, el Consejero de Asuntos Académicos, Ciencia y Tecnología, y Cooperación Internacional, Emmanuel Trinidad, y la Encargada de Asuntos Culturales, Valeria Solís, recibieron a una comitiva del Seminario.
 
 

Laura González y Matute, Amadís Ross, Melba Pría, Miki Yokoigawa, Araceli Rebollo y Ma. Teresa Favela en la Embajada de México en Japón.

Esa tarde tocó el turno de la Universidad de las Artes de Tokio (東京藝術大学), la institución de educación superior en artes más prestigiosa de Japón. Se impartieron conferencias y, como en el resto de las instituciones, se donaron dos libros para su resguardo en biblioteca.
 
 

En la Universidad de las Artes de Tokio.

El viernes 14 de octubre se realizó una visita a la Universidad Sofía (上智大学) para dialogar con los profesores Nina Hasegawa, Noriko Matsubara, Nancy Eunice Alas Moreno y Antonio Doñas, la decana Noriko Hataya y la profesora emérita Emiko Yoshikawa, integrantes del Departamento de Estudios Hispánicos de la Facultad de Estudios Extranjeros.
 
 

En la Universidad Sofía.

Tras un fin de semana de descanso, el lunes 17 de octubre se visitó la Universidad de Kanazawa (金沢大学), ubicada en la ciudad de Kanazawa, capital de la prefectura de Ishikawa. El evento, bautizado «Seminario de Arte y Cultura Japón-México», incluyó conferencias y la presentación y donación del multicitado libro Miradas sobre las intersecciones culturales.
 
 

En la la Universidad De Kanda.

El periplo académico terminó en la Universidad Takushoku (拓殖大学) el martes 18 de octubre. El tema central fueron los estereotipos dentro del arte y la cultura cuando los japoneses piensan en México y viceversa.
 
 

En la Universidad Takushoku.


 
 
El espejo
 
Las enseñanzas de esta visita a Japón fueron tantas que, a la fecha de redactar este texto es difícil dar una conclusión satisfactoria. Tal vez a mis colegas del Cenidiap les interese saber que no aprecié una diferencia significativa en la calidad de los métodos y de los resultados entre la academia japonesa y la mexicana, más allá de la obvia diferencia que conlleva contar con una abundancia de recursos materiales que aquí es sólo leyenda.
 
 
Japón lleva la delantera en muchos ámbitos respecto a México, pero México tiene a su favor, entre otras cosas, su capacidad para reorganizarse e improvisar con elementos mínimos. Nuestro espíritu barroco y desparpajado contrasta con la austeridad hiperreglamentada de los nipones. Nosotros suplimos las carencias económicas con ingenio, ellos son poco proclives a la novedad, pero su tendencia por la especialización vuelve a sus académicos muy filosos en sus campos.
 
 
Durante la visita, nuestro poco conocimiento de los usos y costumbres del mundo académico japonés llevó a momentos de mutuo desconcierto, lo que más que preocupante fue tremendamente revelador. En casos como este, el choque cultural no es algo solamente normal sino incluso deseable. Es precisamente la tensión entre estas culturas tan robustas la que interesa a los miembros del Seminario, una potencia que en su mayor parte permanece inexplorada tanto en la práctica como en el análisis.
 
 
Pienso que al contrastarnos con una nación tan aparentemente distante, que no pertenece a la hegemonía occidental que conocemos hasta la náusea, descubrimos tonalidades y armónicos que no suelen notarse en lo cotidiano. Pero para ello es fundamental asumir en plenitud nuestra mexicanidad, y alejarse de un supuesto objetivismo que, además de ser imposible, coarta nuestra voz y nuestra mirada.
 
 
Esto, por supuesto, pasa por seguir cuestionándonos qué es mexicanidad, ejercicio que dista mucho de agotarse. Pero esa es otra historia. Por hoy podemos decir que el Cenidiap viajó a Cipango y encontró oro, aunque no el que ansiaban Marco Polo o los mongoles, sino uno en forma de espejo que nos arrojó otra visión de nosotros mismos.
 
 

Fragmento del mapa de América de Sebastian Munster, 1540.


 
 
 
 
 
 
 

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