Sobre ediciones y traiciones
Claudio Albertani
Con ningún fuego se consume uno más velozmente que
con los afectos de resentimiento. El enojo, la susceptibilidad
enfermiza, la impotencia para vengarse, el placer y la sed
de venganza, el mezclar venenos en cualquier sentido —para
personas extenuadas es ésta, sin ninguna duda, la forma más
perjudicial de reaccionar: ella produce un rápido desgaste
de energía nerviosa, un aumento enfermizo de secreciones
nocivas, de bilis en el estómago.
Friedrich Nietzsche
En días pasados, me topé casualmente con “Editore, Traditore: Vlady y la edición del libro Las Revoluciones y los Elementos”, un escrito que contiene mentiras y calumnias en mi contra.1 Los tres autores, Tonatiuh Gallardo Núñez, Silvia Vázquez Solsona y Dulce Huet Covarrubias me acusan de cometer graves errores, de censurar y, por ende, falsificar las ideas del pintor ruso-mexicano en el ensayo “Monólogos, zozobras, provocaciones y obsesiones del maestro Vlady en la Biblioteca Miguel Lerdo de Tejada de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público” (en adelante, BMLT) que sirve de introducción al libro.2 Los tres me conocen bien y no es la primera vez que me atacan. Tal parece que, en lugar de preocuparse por generar conocimiento, intentan hacerse de un currículo arremetiendo contra mi persona. Había decidido ignorarlos, pero quien calla otorga así que me encuentro en la necesidad de responderles. Dos de ellos —Tonatiuh Gallardo y Silvia Vázquez— cobran honorarios en calidad de investigadores y curadores asociados del Centro Vlady de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM). En el caso de Silvia Vázquez, yo mismo la invité a colaborar con nosotros cuando fui responsable del Centro Vlady y ella era una desconocida que todavía no concluía su licenciatura.
Observo, en primer lugar, que los tres autores no difunden su escrito en México, donde se encuentran el conjunto muralístico que da el nombre al libro y el Fondo de Cultura Económica (FCE), la editorial que lo publica. Mucho menos se dirigen a la comunidad uacemita, sino que, prudentemente, se trasladan a latitudes lejanas -en este caso Ecuador-, donde Vlady es poco conocido y el tema es de escaso interés. En esto tienen algo de razón: saben que en México sus dichos pueden configurar el delito de difamación.