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Siete meses 43

Posted on 30 abril, 2015

Alberto Híjar Serrano
 
 
Con la certeza de que fue el Estado, las conmemoraciones suben de tono al desarrollar autonomías y autogestión. El sábado 25, el barrio Santo Domingo, Los Pedregales, recibió a padres de familia de Ayotzinapa, y como lo hace cada mes desde hace nueve años, a una sobreviviente de la masacre de Acteal en proceso interminable de rehabilitación de los siete balazos que recibió. Hubo rico pozole y tamales luego de la reflexión testimonial y el informe de las organizaciones del barrio. Una de las viviendas solidarias tiene una puerta metálica con cuadros que ahora muestran los rostros de los 43. Veinticinco murales colectivos dan fe de la solidaridad, algunos de ellos con la inclusión de retratos de las víctimas, sus nombres y sus madres portándolos. En uno de los murales se reproduce el grabado de Arturo García Bustos de hace más de cincuenta años, con Zapata armado señalando al frente con el letrero al lado de “Tú ¿qué has hecho por defender las conquistas por las que nosotros dimos la vida?”. Con el agregado de Vicente Guerrero se actualiza la interpelación. En otro mural, Mujeres en Lucha de los Pedregales afirman que “las Normales tienen razón de ser”. Insurrección Visual incluye los retratos de las víctimas y un pintor universitario enlista los lugares de masacres desde Tlatelolco, Acteal, El Charco, Aguas Blancas, e incluye a Palestina para no olvidar los crímenes capitalistas en todo el mundo. Comunidad de Los Pedregales por Ayotzinapa trabaja todo el tiempo y Lucia Vidales pinta que te pinta hasta llenar los muros exteriores de la Iglesia de la Resurrección. Un realismo de alto impacto logra la intervención dibujística de los retratos con la presencia de los familiares interpelando todos con los cuerpos y rostros exactos. Ni perdón ni olvido, afirman los colectivos de familias solidarias con los 43 y con el vecindario que no duda en cerrar la calle con su trazo irregular característico del urbanismo okupa para celebrar la decisión de mantenerse unidos, seguros, alertas, para oponer al mal gobierno la organización comunitaria.
 
 
El domingo 26, un templete frente a la Lotería Nacional en uno de los cruces viales más concurridos del Distrito Federal dio lugar a una sucesión de oradores iniciada por Fray Miguel Concha del Centro de Derechos Humanos Francisco de Vitoria y dirigente del Centro Universitario Cultural anexo a Ciudad Universitaria y sede de encuentros y foros de todo lo que no permite Rectoría. Programado para el final que no fue por el alud de oradores, Pedro Guerra estrenó una excelente canción. Una bailarina danzó en puntas y un muy buen grupo de son huasteco con trompetas alternó con los poetas y con otros participantes entre los que hay que destacar al Doctor Hugo Aboites, rector de la Universidad de la Ciudad de México. Las mujeres ataviadas de negro del colectivo Madres Matria recordaron la inauguración del edificio de la Lotería Nacional, el más alto de México en aquel entonces, por el presidente Álvaro Obregón, quien recibió el obsequio de un billete del sorteo casualmente ganador del premio mayor. Así es todo de fraudulento y obsequioso para los gobernantes corruptos, desde entonces y hasta ahora.
 
 
La noticia de la instalación de un monumento en la punta del camellón de Paseo de la Reforma en el cruce con Bucareli congregó curiosos y voluntarios. Ese cruce de caminos es lugar especial para las marchas porque ahí están los edificios de poderosos periódicos. En 1968 ahí gritamos “prensa vendida”, y por ahí marcharon desnudos en bicicleta un grupo de los 132 con el lema de “a ver si así nos ven”, el mismo que utilizó una compañera al desnudarse. El rumor dijo que llegó de fuera el camión cerrado con el 43+ de acero rojo de unos dos y medio metros de alto, sus soportes, una planta de electricidad, taladros eléctricos, picos y palas, herramientas necesarias para excavar, colocar botes rellenos de concreto para fijar las piezas de modo que no resulte fácil quitarlas y unas tarjetas postales de recuerdo para obtener cooperación monetaria. En la banqueta del frente, un letrero metálico perfectamente medido dice: “¡Porque vivos se los llevaron, vivos los queremos!”. Una desbalagada marcha vespertina saludó al monumento nombrado con el prefijo anti, aunque en realidad y por ocasión excepcional, construye un espacio público autónomo y del todo ajeno a los esperpentos geométricos no figurativos desparramados por la ciudad para significar nada más que la arbitrariedad de los poderosos. La fuente circular enorme en el arranque de la Av. Juárez, usada como soporte de consignas por los 43, ha quedado frente al antimonumento como memoria del monstruoso crimen de Estado. El antimonumento denuncia con su sola presencia, la corrupción privatizadora y prepotente del espacio público y prueba el poder popular con la iniciativa de un colectivo estrictamente planificador de la excelente intervención en uno de los cruces de avenidas más concurridos del mundo. Ojalá dure como dimensión estética cargada de autonomía y autogestión liberadas del Estado corrupto. Bien podría reproducirse en lugares claves de los hechos del terrorismo de Estado y de la resistencia y repudio popular organizados.
 
 
28 abril 2015
 
 

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