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Ai WeiWei y el totalitarismo cultural

Posted on 20 enero, 2020

Jeremy Uribe

 

Incluso si fuera mil veces

 más alta, más ancha y larga,

¿podría bloquear las nubes, el viento, la lluvia o el crepúsculo?

¿Cómo podría obstruir

las corrientes del agua y el aire?
Ai Qing.

 
 
Ai WeiWei. Restablecer Memorias conjunta los malestares de México y China al hacer alusión a determinados acontecimientos históricos que forjan la memoria colectiva. Así, las formas que componen las piezas de la exposición se ven descubiertas en sucesos de la cotidianidad que evidencian la patología de la normatividad. WeiWei narra a través de una producción artística en constante deconstrucción la tradición y sus monstruos, el poder del color rojo y la urgencia de cuestionarlo todo. Para comprender estos procesos expondré brevemente los acontecimientos que provocaron su decantación por un arte activista, así como los que acentuaron su preocupación por el aún vigente totalitarismo cultural en su país natal. Me centraré en el Pabellón de la Familia Wang (2015),  consecuencia de ser un sujeto inserto en el tiempo de la demolición de la memoria que ocurre en su país de origen, con el objetivo de comprender los matices que acentúan su obra y los múltiples signos de inconformidad, dentro de ellos el arte, que surgen debido a la censura.
 
 

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Ai WeiWei. Restablecer Memorias.


 
Acontecimiento
 
Podemos encontrar los motivos por los que WeiWei se decanta por un arte activista en la fundación de la República Popular China y la ejecución de su exhaustivo plan de depuración: la Gran Revolución Cultural Proletaria, que terminó encarnando la famosa distopía de George Orwell, 1984. Podemos decir lo anterior porque su objetivo era reeducar a los hijos del capitalismo y aniquilar la crítica y cualquier posible amenaza al régimen socialista, el cual sugería la destrucción de sitios históricos, artefactos culturales y libros que narraran la historia de la burguesía. Sólo se permitía aquello que enalteciera y reforzara los ideales maoístas, entre ellos un arte enteramente autoritarito.(1) Así, en aras de la purga del pensamiento implementaron métodos disciplinarios que atentaban brutalmente contra la integridad de quien ejerciera su derecho a opinar.
 
 
A las granjas de trabajo forzado, una de las herramientas de corrección, fueron enviados miles de ciudadanos chinos considerados contrarrevolucionarios por el régimen comunista. Uno de ellos fue Ai Qing, poeta acusado de intelectual derechista y trasladado junto con su esposa, Gao Ying, a una granja en Xianjiang(2) donde tuvo que lavar baños públicos durante más de diez años. Un año después de su traslado, en 1957, nació su hijo Ai WeiWei, quien vivió en carne propia el abuso de autoridad al que su padre fue sometido.
 
 
WeiWei se inscribió en la academia de Cine de Pekín, parte de la primera generación que admitió estudiantes tras la Revolución Cultural. Posteriormente incursionó en las artes visuales, primero en Pekín y después en Nueva York, sitio en el que su formación artística fue influida por parteaguas en la historia del arte: “Duchamp tuvo la rueda de bicicleta, Warhol la imagen de Mao, yo tengo un régimen totalitario. Es lo que está hecho para mí”.(3)
 
 
Totalitarismo chino
 
Este régimen totalitario que no cesó tras la Revolución Cultural ha hecho que se considere a China el paradigma del panóptico del que Jeremy Bentham habló por primera vez a finales del siglo XVIII. Este concepto fue elaborado para ejemplificar un sistema penitenciario, economizador de fuerza y recursos materiales que permitiera vigilar a los reclusos y a la vez al vigía a través de una arquitectura que posibilitara observar todas las partes del recinto desde un mismo punto. Además, el panóptico de Bentham funcionaría bajo el principio de inspección, es decir ser visto sin poder ver nunca. Esto, al ser interiorizado por el sujeto observado, produciría una vigilancia perpetua sobre y contra sí mismo.
 
 
Este término fue recuperado por Michael Foucault en Vigilar y castigar para repensar el ejercicio del poder desde el desprendimiento de la figura del soberano. Ya no hay una única institución que avasalla sino un poder disciplinario, instruido, normalizado, que funda el tejido social y se ejerce sobre los cuerpos por medio de tecnologías de poder que interpelan al sujeto que, eventualmente, se autorregula, como el panóptico, al haber interiorizado lo gubernamental. Por ejemplo, China actualmente cuenta con 170 millones de cámaras de vigilancia(4) dedicadas a observar a sus habitantes y, a medida que la población y sus espacios se expande, también lo hace la mirada vigía que, por medio de las herramientas tecnológicas, pretende disminuir los índices de inseguridad, así como predecirlos. Este constante mirar no sólo se encuentra en los dispositivos de reconocimiento facial, sino en la restricción de contenido en las redes sociales y en el motor de búsqueda web, que configura la subjetividad de los individuos para legitimar un orden social con una memoria de vacíos históricos que ejercen un acto performativo en sus habitantes.
 
 
Producción artística
 
Un año tras ingresar a la Academia de Cine de Pekín, WeiWei fue integrante fundador del grupo Las Estrellas, colectivo artístico que a través del surrealismo, el dadaísmo y la abstracción experimentó con la creación de un lenguaje vanguardista. El trabajo del grupo era caracterizado por cuestionar, a través de su producción artística, el discurso de la tradición comunista. Desde entonces el trabajo de WeiWei llevaba consigo el ímpetu por señalar y romper la censura que existe en su país. Constante a lo largo de su trayectoria han sido los actos de denunciar y evidenciar los diferentes puntos de inflexión del poder. Debido a una época en la que el Otro es invisibilizado desde el discurso es pertinente mencionar que WeiWei no pretende despertar del sueño dogmático a algún espectador, ni visibilizar a través del arte la vida de los que son excluidos; este artista no muestra un mensaje univoco a través de su obra sino que posibilita el espacio e incita a la comunidad a que exprese su opinión política, sea la que sea.
 
 
En la década de 1990, por medio de Dejar caer una urna de la dinastía Han, WeiWei  imitó y denunció los actos destructivos de la Revolución Cultural y mostró la urgencia de cuestionar lo establecido para reconfigurar lo existente y crear otro tipo de subjetividades que proporcionen mejores alternativas ante las diferentes problemáticas existentes. Esta postura que evoca los objetivos de su trabajo fue expresada en su blog durante 2008: “es el poder de rechazar el pasado, cambiar el statu quo y buscar un nuevo potencial. En pocas palabras, aparte de usar la imaginación, quizás lo más importante es el poder de actuar”.
 
 
WeiWei rescató un templo de la dinastía Ming con más de cuatro siglos de existencia como acto de resistencia contra la Revolución Cultural. El templo mide 14 metros de altura y contiene más de 1 300 piezas y representa la preservación de un entramado de prácticas que narran identidades y formas específicas de vida que pretendieron ser eliminadas por considerarse subversivas durante la Revolución Cultural.
 
 
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Ai WeiWei, El salón ancestral de la familia Wang.


 
Estas dos obras muestran dos acciones completamente opuestas y necesarias bajo un mismo elemento: la tradición. Así, El Pabellón de la familia Wang, que se presentó en Restablecer Memorias  junto con los retratos creados con un millón de piezas de lego de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, a través de esta lectura, muestra la demolición de la memoria y la vida violentada por el autoritarismo, así como el peligro inminente de atentar contra los acontecimientos históricos y cotidianos que configuran la memoria social.
 
 
La obra de WeiWei ha recibido múltiples advertencias de censura, acoso y represión pública. Una muestra de ello fue la demolición de su estudio y su detención el 3 de abril de 2011. Después de tres años de su arresto expuso S.A.C.R.E.D en el museo Martin-Gropius-Bau(5); la pieza consiste en una instalación que recrea la tortuosa vigilancia que experimentó en su estancia en prisión, demostrando de una manera muy concreta los métodos de represión del Estado y situando al espectador en la posición de vigía al tener que asomarse, dentro de las cajas que la componen, para ver en su interior.
 
 
A través de la producción artística de Ai WeiWei podemos reflexionar sobre la transición del poder político en China y los mecanismos de dominación, cada vez más sutiles, que acompañaron los acontecimientos de la Revolución Cultural. El arte para WeiWei es una herramienta de protesta, el síntoma que pone de manifiesto el malestar político, específicamente del totalitarismo cultural del que participa la República China y el neoliberalismo dominante que se ejerce como una máquina de destrucción creativa, que vuelve el Internet una herramienta con la que se construyan estrategias que van más allá de los marcos delimitadores de cualquier forma de autoridad. WeiWei indaga con la exposición que se presentó desde el 13 de abril al 6 de octubre de 2019 en el MUAC, la importancia de restablecer y mantener vigentes los acontecimientos que dan lugar a la memoria social.
 
 
 
 
Bibliografía
 
China, el Estado que todo lo ve, así es la red de videovigilancia más sofisticada del mundo, BBC, 26 de diciembre de 2017, https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-, 42398920.
 
Dolores Garnica, Ai WeiWei, Un disidente en 7 obras de arte, abril-mayo 2016, https://magis.iteso.mx/sites/default/files/451-MAGIS.pdf.
 
Erika Conteras Vega, Vientos de Fusang: México y China en el siglo XX, México, 2018.
 
Eventos de la vida de Ai WeiWei e Historia China Contemporánea, Museo de Arte Contemporáneo, 2018, https://muac.unam.mx/assets/docs/timeline_bioai_low.pdf.
 
Michael Foucault, Vigilar y Castigar, Siglo XXI, Buenos Aires, 1976.
 
Jeremy Bentham, El panóptico, Las ediciones de la Piqueta, Madrid.
 
 
 
 
Notas
 


[1] Erika Conteras Vega, Vientos de Fusang: México y China en el siglo XX, p. 32.

 

[2] Eventos de la vida de Ai WeiWei e Historia China Contemporánea, https://muac.unam.mx/assets/docs/timeline_bioai_low.pdf.

 

 

[4] China, el Estado que todo lo ve, así es la red de videovigilancia más sofisticada del mundo, 26 de diciembre del 2017, https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-42398920

 

[5] Martin-Gropius-Bau, es un espacio expositivo en Berlín, en la zona de Kreuzberg, que alberga importantes exposiciones temporales durante todo el año.

 
 
 
 

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