La Esmeralda en el movimiento estudiantil del 68
Posted on 1 octubre, 2018 by cenidiap
Leticia Galaviz y José Serrato
Quienes iniciamos en 1965 nuestros estudios en la Escuela Nacional de Pintura y Escultura (ENPE) “La Esmeralda” éramos un grupo de jóvenes inquietos, muchos provenientes del interior de la república y algunos otros del extranjero, que veníamos a esta escuela nacional con grandes expectativas de superación.
La convivencia era muy interesante. En ocasiones las clases se convertían en un gran debate en el que se intercambiaban y defendían diversas posiciones políticas y filosóficas: de derecha y de izquierda, existencialistas, religiosas, y muchas más. Las pláticas eran acaloradas, cada quien argumentaba su posición con entusiasmo, pero siempre manteniendo muy buena convivencia y camaradería.
A nuestra generación le tocó estrenar el edificio sede de la ENPE ubicado en San Fernando 14, que fue diseñado por la arquitecta Guadalupe Rivera Marín. Era un conjunto adecuado para una escuela de arte, capaz de alojar a todas las disciplinas plásticas: había salones para dibujo, pintura, escultura y escultura monumental, así como laboratorio, almacén de materiales para alumnos, auditorio y galería.
En esa época el director era el maestro Fernando Castro Pacheco, quien encabezaba a un grupo de buenos maestros: Alberto Vázquez Beltrán, Gonzalo de la Paz Pérez, Isidoro Ocampo, Arturo Estrada, Javier Iñiguez, Lorenzo Guerrero, Carlos García, Jesús Álvarez Amaya, Rosa Ma. Castillo, Rolando Arjona, José Muñoz Medina, entre otros. La maestra “Cuquita” de laboratorio, como la conocíamos, fue un gran apoyo para realizar las técnicas tradicionales y probar otras nuevas.
En el día a día de la comunidad estudiantil, además de los estudios, participábamos activamente en actividades de solidaridad con las causas justas de ese tiempo a nivel mundial; por ejemplo, contra la guerra de Vietnam, a favor de los movimientos sociales en Argelia y en la República Dominicana, por citar algunos.
En el ambiente escolar íbamos tomando fuerza como grupo. A través de la sociedad de alumnos, por ejemplo, se iniciaron las peticiones de mejoras dentro de la escuela:
- Aumento de plazas de maestros.
- Aumento de cantidad y calidad de los materiales en los talleres y mejor acondicionamiento de éstos.
- Aumento en el número y monto de las becas.
- Comedor económico para maestros, estudiantes y modelos.
- Creación de una tienda de materiales al precio de costo.
- Partida especial para promociones culturales.
- Autobús particular de la escuela.
- Taller de experimentación plástica de materiales.
- Creación de un servicio médico gratuito.
- Adquisición del predio contiguo, ocupado por la escuela de sordomudos.
Para 1966 organizamos el círculo de estudios “José Clemente Orozco”, adscrito a la Juventud Comunista de México (JCM), el cual se sumó más tarde a la Central Nacional de Estudiantes Democráticos (CNED), abanderando las demandas por una mejor educación.
En febrero de 1968 se realizaba una marcha estudiantil por la Ruta de la Libertad, organizada por la CNED. El Ejército disuelve la marcha con lujo de fuerza.
La marcha por la Ruta de la Libertad fue una acción de lucha por la liberación de los presos políticos, entre ellos Rafael Aguilar Talamantes, presidente del Comité Ejecutivo Nacional de la CNED, y en defensa de los derechos democráticos de la juventud y el pueblo de México.
El 26 de julio de 1968 participábamos en una marcha y mitin en el Hemiciclo a Juárez, en celebración de la Revolución Cubana. A partir de ahí se hizo más fuerte la represión, con la persecución de los líderes de la JCM y el allanamiento de su sede en la colonia Roma.
A raíz de esto, se formaron comités de lucha en La Esmeralda y otras escuelas y facultades.
Durante el movimiento del 68, nos integramos como miembros de la CNED en el Frente Democrático de Escuelas de Arte que agrupaba a las escuelas de arte del INBA: Escuela Superior de Música, Escuela Nacional de Pintura y Escultura, Escuela Nacional de Arte Dramático, Conservatorio Nacional de Música y la Academia de Danza Mexicana INBA SEP.
Participamos activamente en todas las manifestaciones, organizándonos para crear y manifestarnos con nuestro trabajo artístico.
Al igual que otras escuelas, la ENPE fue tomada por los estudiantes. Ahí se realizaban mantas de grandes dimensiones, grabados para propaganda, y “bonos” con valor de diez, veinte y cincuenta pesos que servían para conseguir recursos por medio del boteo que realizaban en las calles las brigadas, las cuales recibían siempre el apoyo de la gente.
A 50 años de aquellas jornadas de terrible represión, es importante reconocer el trabajo creativo desplegado durante el movimiento. Realizábamos los grabados en La Esmeralda bajo presión de tiempo, organizados en colectivo: nos alternábamos en el trabajo, de modo que unos ponían la idea y otros realizaban el grabado e impresión.
Es de suma importancia hacer un reconocimiento a La Esmeralda y sus alumnos. Si hacemos un recuento de la gráfica de aquellos años, muchas de las imágenes con que se dieron a conocer estos sucesos, imágenes de gran creatividad, técnica y sentimiento, surgieron justamente ahí, con la complacencia “no oficial” de nuestros maestros de grabado, en cuyo taller se hizo gran parte de la propaganda, a cargo de los propios alumnos.
Del maestro Fernando Castro Pacheco (QEPD), director de la escuela en ese tiempo, siempre recibimos apoyo incondicional, incluso cuando hubo que pagar para sacar compañeros detenidos.
En general, los grabados que llevan las siglas de la CNED se hicieron en La Esmeralda; prueba de ello son las 67 placas originales de grabados que aparecen en diversas publicaciones y que conserva la maestra Herlinda Sánchez Laurel, con quien recientemente nos dimos a la tarea de catalogarlas. Se trata de placas en linóleo, madera y metal.
Los autores identificados de estas imágenes son: Herlinda Sánchez Laurel, Humberto Pérez, José Serrato Hernández, Enrique Elias Cantú (QEPD), Fernando Sánchez (QEPD), Hugo F. Gallardo, Esteban Ramos, Abundio Ruiz, Leticia Galaviz, Marcia Salcedo, Ma. Teresa Berlanga, María Shelley, Nunik Sauret y Amalia Baldamis.
Ese trabajo sólo pudo ser posible gracias a la solidaridad de los compañeros de nuestra escuela.
Sirva este sencillo testimonio de esos días que vivimos con pasión, convicción y solidaridad, como un recuerdo de los que ya no están presentes.
Lo que otros están diciendo