“No hay lugar para los desaparecidos que no sea entre nosotros” dice bien el poeta Eduardo Vázquez Marín. Así lo asume la comunidad político-afectiva nacida hace 10 años ante la desaparición forzada de 43 jóvenes normalistas, el asesinato de 3 más, la condena clínica de uno y los muchos heridos, con 3 civiles también asesinados, en la terrible noche de Iguala del 26 al 27 de septiembre de 2014. ¡Fue el Estado, fue el ejército!
Los rostros de los normalistas y el numeral 43 son emblemas de un hecho impune. Símbolos pintados, grabados, gritados, presencias ausentes sin verdad ni justicia.
La vía poética para dar cuenta de lo irrepresentable, no claudica ni abandona ¡hasta encontrarles!
Imágenes: Fondo Arte y movilización social, Cenidiap.